Capitulo 2

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Tomé clases de matemáticas, las cuales no odio, biología y educación física. Ahora son las 2:50 pm y eso me recuerda que en 10 minutos, además de perder una larga tarde de trabajo en la cafetería con propinas que podrían ayudarme mucho a mí y a mi familia, tengo que pasar tres horas en detención con el chico mas odioso del universo. Definitivamente no podría ser peor.

_ ¡Maddy!_ alguien grita mi nombre. Es una voz atrevida, una voz que me encanta escuchar cuando estoy de mal humor. Es la voz de Wendy.

_ ¡Aquí!_ grito alzando la mano para que me pueda ver entre la multitud de estudiantes que se están preparando para la salida de la escuela. Ella se acerca a mí con su ligero caminar, segura de sí misma, sin mirar hacia abajo y su largo cabello castaño deslizándose entre las oleadas de adolescentes. Es alta y con un cuerpo esbelto, su cara firme y su barbilla alzada.

_ ¿En dónde te has metido? Sabes algo, eres difícil de encontrar. Llevo horas buscándote._ dice tan rápido que apenas puedo entenderla._ Vayámonos, hay mucho que hacer.

_Sobre eso...

_No me digas que me vas a dejar plantada otra vez_ me interrumpe_ se que trabajas, pero eres joven chica, ¡vive la vida!

_No tiene nada que ver con el trabajo._ contesto. Se me había olvidado que acorde con ella ir de compras. No son compras de chicas, bueno somos chicas, pero no gastamos dinero cada fin de semana para comprar la nueva tendencia, en realidad lo gastamos para comprar nuevas tendencias de libros. No he podido darme ese lujo desde el accidente.

_Entonces, ¿con qué tiene que ver?

_Wendy, he tenido un día horrible y la peor parte es que aun no se termina._ digo dándome unos golpes en la cabeza.

_ ¿Qué puede ser tan malo?

_Siete letras, tres silabas, una palabra. CASTIGO.

_Voy a adivinar..._ dice y pone su mano en su barbilla para simular que está pensando. Si tuvieras ganas de reír, me reiría de su gracioso gesto._ llegaste tarde a clases.

_ ¿Qué comes que adivinas?

En ese momento suena el timbre que para muchos indica la salida, el regreso a casa y a la vida como todos la conocemos, para otros, me refiero a mí, significa tortura.

_Buena suerte._ dice Wendy y se aleja de mi tan rápido como llego.

Odio este día. Definitivamente odio los lunes. No es que nunca haya estado en detención, creo que soy la única en esa clase con un 100% de asistencia, pero la idea de estar en detención con Zack me causa molestia e irritación, es como estar en una celda con cucarachas, que por más veces que la aplastes parecen seguir con vida.

Entro en el salón y me siento donde siempre. Adelante, mientras más cerca este del maestro mejor. No es que le tenga miedo a los demás en la habitación, de hecho ellos me llaman a la atención, como a la chica con la cara llena de pearsis toda vestida de negro que está sentada atrás o el chico que parece un edificio, cada vez que he venido aquí solo estamos nosotros tres, pero ahora también nos acompaña Zack que está sentado a mi lado.

Una hora después entra el sub director, el señor Mason, un hombre ridículo con todo y la palabra, es alto pero está un poco encorvado por la edad, con sus ojos grises que te dicen que estas en problemas y el cabello todo blanco tanto el de la cabeza como el de la cara y como siempre llevando un traje con todo y corbata.

_Bien, no me voy presentar porque ya todos me conocen._ dice_ vamos a comenzar con la actividad de siempre. Para los que no lo saben la actividad se basa en decir la razón por la que están aquí y una manera de que no vuelva a suceder. Además..._ se detiene de dar su discurso y mira hacia la puerta, todos le seguimos la mirada.

Un amor... que cayó del cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora