"El Enemigo Entre las Sombras" 3ra parte.

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Dios esto está mal, muy muy mal!" Pensaba Alöis paseando de un lado a otro, la mujer había conseguido lo que quería, un viaje gratis a Inglaterra, la verdad pensó que el caballero les compraría um boleto en primera clase, pero resultó que tenía su propio barco.

Cuando vio el barco pensó que tal vez sería un pirata, pero la tripulación de veía como la de cualesquier otro barco de la marina.
  No sé comportaban como piratas y hasta eran corteses.

  Alöis no sabía, pero la mayoría eran marinero y pescadores obligados por la desesperación.
  Algunos eran ex convictos condenados a la orca solo por robar comida y otros eran víctimas de las circunstancias.

Si lo que buscaba era un grupo de hombres rudos y mugrosos, tendría que buscar en otro lado.

  Pero no todo era miel en hojuelas, Sarah nunca había viajado en barco y el castigo divino de estaba cobrando.
  La mujer tenía días encerrada en el camarote de el capitán, tenía Mareos y vómito, quizá estaba mal, pero pedía a Dios que se la llevará.. o al diablo.

  Pero dejó de hacerlo cuando el capitán les pidió que no temieran ya que se acercaba una tormenta.
  Era espantoso, la embarcación de movía de un lado a otro. Casi sentía lastima por la anciana. Tristemente está no parecía aprender lección alguna.

  A pesar de su malestar, la mujer la trataba mal y no dejaba de insultarla por tonterías en las que ella nada tenía que ver.
  Como "¿Porque la sopa esta fría. Porque no me das vino con esto, porque no tengo agua en la jarra?, La mujer era desagradable y lo único que la tenía cuerda era emilio y las ocurrencias de Leónidas.

  El primero no perdía el tiempo en rodeos y le coqueteaba cada que podía, el segundo era aún un niño que no se interesaba aun en las mujeres.
  Aunque su cuerpo se estirará, su rostro aún tenía la redondes de la infancia y algo de la inocencia.
  El chico ablaba mucho y a la vez nada, no compartía información de la tripulación, pero tenía Miles de anécdotas graciosas que le dejaban a alöis una sonrisa.

  La peliroja solo salía a cubierta por 2 horas y regresaba a cuidar a la mujer, está dormía por horas pero tenía que si seguía comiendo una miseria, moriría en unas semanas.

Afortunadamente mala hierba nunca muere y Sarah de levantó de la cama y comenzó a comer bien, Alöis empezaba a creer que está mujer tenía pacto con el diablo.
  Pero aún así no salió de él camarote, el capitán bajo a verla un par de veces y como era todo un caballero las invito a comer con el, Sarah no pudo dar un paso a la cubierta y admitió que no podría y se disculpó.

  El capitán parecía tener un interés en Alöis, pero está lo rechazó excusándose de que no podía dejar sola a su señora, como consecuencia de aguanto durante casi un mes en compañía de la dama la cual de acostumbro al ritmo de la marea y dormía como un oso.

  Alöis salio de el camarote y fue a cubierta, la doncella se paró junto a la proa y vio que pocos estaban en la cubierta.

  Era mínimo media noche y solo algunos estaban despiertos para hacer la guardia.

-¡ Buenas noches mademoselle!- Alöis volteó a ver quién era y trato de no sonreír, pero sus pupilas estaban dilatadas.

-¡ Buenas noches mademoselle!- Alöis volteó a ver quién era y trato de no sonreír, pero sus pupilas estaban dilatadas

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