Capítulo 7.

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Como queríamos ir a New York sin que mis padres se enteraran la mejor opción es ir en tren, el viaje dura un poco más de dos horas. Quien nos viera diría que son Harry y Alex los que están esperando un bebé.

Esta semana en la oficina ha sido agotadora y estoy muy cansada así que casi todo el viaje me la paso durmiendo. Antes de llegar le llame a Joseph que es el conductor de mi padre para que nos fuera a recoger a la estación.

Ya vamos de camino a la hermosa casa que mi padre le regalo a mi madre hace ya varios años. Estoy muy nerviosa, parezco un adolecen que se quedó embarazada de su novio accidentalmente y que sus padres van a regañar por no cuidarse.

Apenas entramos por el portón puedo ver a mi madre con su ropa de jardinería viendo sus hermosas rosas. Ella mira el auto estacionarse un poco confundida. Salgo del auto corriendo directo hacia ella para abrazarla.

– Que hermosa sorpresa hija – dice mientras estamos unidas.

– Te amo mamá – le doy un beso en la mejilla.

– ¿Tu padre sabe que estas aquí? – me aleja para verme.

– No – niego –. Es una sorpresa para lo dos.

– Que hermosa sorpresa – dice sonriendo.

– También vienen Alex y Harry – digo señalando el auto.

Ambas miramos en dirección al auto estacionado y Alex sale de él con las manos abiertas.

– Madre adoptiva – grita.

– Hija – le responde mi madre.

Harry esta ayudando a Joseph a bajar las pocas maletas que hemos traído, por mi parte mi madre deja toco lo de las rosas a un lado para estar con nosotras mientras nos acomodamos en las habitación. Alex se quedara conmigo en mi antigua habitación y a Harry le dieron una solo para él.

– Pero mama adoptiva ya estoy grande – refuta Alex ante la idea de los cuartos.

– Podrás estar muy grande y todo lo que quieras pero mi casa mis reglas – no puedo evitar reírme –. Y tu no te rías de mucho.

– ¿Yo qué hice? – me encojo de hombros.

– Mamá por fa déjame quedarme con Harry el se va a sentir muy solito – mi madre niega.

– Alex dormirás aquí – Alex hace un puchero.

Mi papá esta en una reunión muy importante pero siendo honesto para ese hombre todas las reuniones son importantes pero de alguna u otra forma ya me acostumbre. Se que sonara algo tonto pero muero por comer una de las tortas de chocolate que mi madre y yo solíamos hacer cuando era pequeña.

Cuando le dije a mi madre que quería una ella acepto sin pensarlo, ella se fue a la cocina para ver si tiene todo lo que necesita y me quedo con Alex.

– Sin sexo un fin di semana – dice negando.

– Alex cálmate – ella camina a la ventana.

– No puedo – refuta –. Aquí la hormonal soy yo.

– Vamos a preparar la torta – ella se gira para verme.

– Alguien aquí tiene antojos – le hago una seña de que se calle –. ¿Cuándo le dirás?

– Cuando mi papá llegue – ella asiente.

– Vamos antes de que te pongas de mal genio – me toma de la mano y salimos de la habitación.

La cocina esta horrible, parece que un tsunami pasó por aquí. Yo estoy embarrada de chocolate por todos lados y mi madre no para de regañarnos por todo el desastre que estamos provocando pero entre risas no podemos evitar pasarla bien con todo esto.

Sin Miedos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora