Capítulo 42.

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Escucho voces a mi alrededor, siento que mi cabeza va a estallar. Abro los ojos con cuidado, al principio veo un poco borroso pero con los segundos todo se vuelve más claro. En la entrada de la habitación veo a James cruzado de brazos hablando con un hombre que parece ser de la policía.

Me intento acomodar en la cama, pero un quejido de dolor se escapa captando la atención de los dos hombres. James casi salta hasta llegar a mi lado.

– No te muevas – me ordena.

– ¿Qué pasó? – pregunto tocándome la cabeza.

– Hablaremos de eso en un rato – pone su mano sobre la mía –. Tienes que descansar.

– Yo me retiro – dice el hombre con voz grave –. Estaremos en contacto.

James asiente sin despegarse de mi lado, la puerta se cierra y yo intento de nuevo acomodarme.

– Sophie no te muevas – dice un poco más severo.

– James tranquilo – el asiente.

Esta vez me ayuda a sentarme, escuchamos un par de golpes en la puerta y James se levanta abrirla. La Sra. Greene aparece con una bandeja en sus manos, puedo ver agua junto con un frasco de pastillas.

– Me alegra verla despierta Srta. Sophie – sonrió –. El doctor dijo que se debe tomar una cada ocho horas.

– ¿Doctor? – pregunto.

Busco en la mesa al lado de la cama un reloj, mierda son las cinco de la mañana. James capta lo que estoy pensando.

– Cuatro horas – susurra James –. Llevabas cuatro horas inconsciente.

– Dejare esto por aquí – interrumpe la Sra. Greene.

La sigo con la mirada cada uno de los pasos que hace, ella entendió perfecto que necesitamos un poco de privacidad para que James y yo podamos hablar.

– Se lo que vas a decir – le corto antes de que empiece –. Pero no lo hagas, necesito saber que paso.

– Alguien entro a la casa – se sienta en el borde de la cama –. Cuando escuche algo romperse me levante como pude, todo paso muy rápido.

– ¿Alguien más salió lastimado? – niega –. ¿Cuántos eran?

– Por ahora solo sabemos de una persona – abre el frasco de pastillas –. Se van a revisar las cámaras para saberlo.

– ¿Las niñas? – pregunto.

– Durmiendo – me pasa el vaso de agua –. Lucy se despertó asustada, ella te vio desmayada. Cuando te trajimos a la cama ella pidió quedarse contigo.

– ¿Dónde está? – me da la pastilla.

– En su habitación – tomo el medicamente –. Se quedó dormida esperando a que despertaras.

– ¿Isabella? – el sonríe.

– Lloro un poco, pero la Sra. Greene se hizo cargo de ella – asiento.

James toma de nuevo en vaso y lo pone en la mesa, me mira como si buscara algún tipo de herida. Puedo ver que se la pasó mal las últimas horas.

– Tú también debes descansar un poco – el niega.

– Pude haberte perdido – susurra.

– Pero no pasó nada – tomo su rostro –. Mírame estoy aquí.

– Nunca había tenido tanto miedo Sophie – su voz se quebranta –. Todo paso como en cámara lenta.

No me importa si la cabeza esta por estallarme, le abrazo no por necesidad si no por apoyo. Puedo sentir como mi hombro se humedece, no pensé que todo esto le afectara tanto. La única vez que lo he visto llorar fue cuando le dije todas esas estupideces para que firmara.

Sin Miedos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora