Capítulo 43.

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Es mejor dejar las cosas así, odio discutir con James en especial cuando se pone así de cerrado. Antes de salir doy un portazo para que capte que yo también me puedo enojar. Subo las escaleras rápido y entro en la habitación donde esta Lucy, Isa y la Sra. Greene.

Jugamos un buen rato, pero Isa se queda dormida y es que hoy es de esos días que ha jugado tanto al punto de quedarse rendida. La dejo en la cuna de su habitación y yo me lo pienso un poco antes de ir a la mía. Aunque fue hace un par de horas mi discusión con James quiero que entienda el mensaje que no puede imponerme lo que él quiere, esto es una relación y habíamos quedado en que las decisiones las tomábamos juntos.

Opto por irme a la habitación de Lucy, nos ponemos a ver una película. Ella no le importo darme un espacio en su cama.

– ¿Están enojados verdad? – rompe Lucy con el silencio.

– ¿Quiénes? – ella frunce el ceño al igual que suele hacer su hermano.

– James y tu – niego –. No me tienes que decir mentiras, ya estoy grande.

– Tu sabes como es tu hermano – le giño el ojo –. Pero te prometo que todo va a estar bien.

– El es un poco tonto, pero te quiere – le doy un abrazo.

Siento que alguien toca mi rostro como si me estuviera acariciando, abro rápidamente lo ojos y veo a James con su dedo en los labios para que no haga ruido. Mierda que susto me ha pegado.

– Vamos – susurra.

– No – sentencio y cierro los ojos.

– Sophie – me llama.

– Callate Hardy – le digo en voz baja –. Vas a despertarla.

Mira a su hermana y pasa una mano por su cabello a modo de frustración.

– Por favor – me ofrece su mano.

Con la forma en que me esta mirando es casi imposible decirle que no, salgo con cuidado de no despertar a Lucy. El me pide que tome su mano pero no lo hago, quiero que sufra un poco más.

Entramos a la habitación y voy directo al baño, espero que con esto se de cuenta que quizás tenga razón sobre que necesitamos seguridad mientras se aclara todo pero que esta no es la forma de hacer las cosas.

Cuando salgo el esta acostado en la cama usando una camisa para dormir, lo miro pero no le presto mucha atención.

– ¿No piensas hablarme? – me meto dentro de las sabanas –. ¿Me puedes decir que fue lo que te enojo?

– Hasta mañana James – susurro.

Por unos minutos se queda sentado mirándome, pero luego se rinde y se acuesta. Veo que se esta debatiendo entre abrazarme o darme la espalda, al final prefiere quedarse mirando al techo.

– Lo siento – logro escuchar.

Me doy la vuelta para mirarle y el hace lo mismo, su rostro y el mío están frente a frente. Pongo mi mano sobre su mejilla y el cierra los ojos.

– Entiendo que parte de tu vida has tomado las decisiones sin preguntar antes, pero una cosa es la empresa y otra nuestra familia – el asiente –. Se que quieres lo mejor para nosotras, solo que a veces me gustaría que me preguntaras en vez de imponerme.

– No quiero que les pase nada – dice acercándose más –. Y tienes razón debí consultarte.

Sus enormes ojos están sobre los míos y siento que sus palabras son reales. Lo abrazo colándome en su pecho.

Sin Miedos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora