Capítulo 39.

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El fin de semana se pasó volando, la casa era tan grande que todos lo que cenaron el viernes se quedaron a dormir cómodamente. James me comento que en la parte de atrás hay una pequeña casa donde la Sra. Greene se instaló junto con su hija.

Además de un hermoso jardín en la entrada la casa tiene una piscina, cuando James me hablaba de la sorpresa jamás se me paso por la cabeza que sería esta lujosa y gigantesca casa. La verdad en un comienzo si me pareció demasiado grande para nosotros cuatro, pero James me ha convencido y no necesariamente con sexo.

Mis padres tienen que viajar porque mañana tienen unas reuniones temprano y su vuelo está preparado para las ocho de la noche, los padres de Alex dijeron que tienen que seguir trabajando en el caso, Alex literalmente obligo a Harry a quedarse otra noche más porque no quiere separarse de Isabella.

El sábado en la tarde Ian y su novia también se unieron a nuestra reunión, pero por cuestiones de trabajo se tuvieron que regresar ese mismo día.

James parece un niño pequeño con un juguete nuevo, en la parte de atrás de la casa junto a la piscina hay una zona especial para BBQ y los hombres decidieron hacer la comida. Se siente una paz que desde hace un buen tiempo no sentía.

Hoy nos dimos cuenta que los dientes de Isa ya están creciendo, es increíble ver cómo crece de rápido. Me dijo mi madre que es normal que algunos niños les de algo de fiebre, que no debía preocuparme. Ser madre es algo que no cambiaría, ver a Isa feliz me llena completamente. No estoy cerrada a la idea de tener más hijos, pero es que ahora mismo no tengo cabeza para ello además si le sumamos que traer un niño al mundo es súper doloroso, yo ahora mismo paso.

Estoy sentada viendo como mi hija no para de jugar, los brazos de James me rodean y con su brazo me lleva hasta él.

– Es hermosa – susurra.

– Lo es – sonrió orgullosa.

– No es para menos – dice con tono arrogante –. Hago bebes hermosos.

Me doy la vuelta y le empujo, se ve relajado ahora mismo y con esa sonrisa me enamora.

– ¿Ya se fue? – pregunta tímido.

– ¿Quién se fue? – pasa una mano por su cuello.

– Pues – mira para los lados –. La regla.

Suelto una carcajada, ver este hombre acomplejado por algo tan normal como la regla me divierte mucho. El de una vez busca la forma de callarme, porque se que ahora mismo el no quiere ser el centro de atención.

– Ya Sophie – dice tapándome la boca –. Para por favor.

Levanto mis manos en sinónimo que iba a parar y lo planeaba hacerlo, pero es que su cara fue muy graciosa.

– Ven – le hago señas con mi índice –. Ya se fue.

– Por fin – dice emocionado –. Eso quiere decir que por fin podremos estar juntos.

Pongo una mano en su frente y finjo preocupación.

– Amor tienes fiebre – aseguro.

– No me cambies el tema – suplica.

Me acerco a él hasta el punto de que mi nariz roza con su oreja, puedo percibir como su cuerpo se estremece con mi contacto lo se porque eso suele provocar él en mi.

– Esta noche tendremos sexo salvaje – digo antes de ponerme en pie y dejarlo con la boca abierta.

Ahora mismo me siento como la dueña del mundo, saber que provoco esas cosas en James me hace sentir que puedo tomar el mundo con las manos. Se que si regreso con él me va a ganar la tentación y terminaremos en algún lugar de la casa, así que prefiero no tentar al diablo y enfocarme en algo más.

Sin Miedos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora