Capítulo 20.

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Maraton 3/4

Aunque James se opuso un poco con la idea de que su hermana estuviera con nosotros un par de días más antes de regresar al internado en Londres ahora estamos los cuatro cenando en un hermoso restaurante en las afueras de Chicago, esta es la primera vez que salimos desde que nació Isabella y es que la verdad no sabemos que podrá pasar porque Isa aún es muy pequeña.

El lugar es muy bonito, algo antiguo pero a la vez bastante moderno. Durante el camino Isabella se quedo dormida mientras Lucy le cantaba lo que sea que sonaba en la radio. La cena por fortuna fue bastante tranquila, hablamos de lo poco que le gustaba su nuevo internado a Lucy y de las ganas gigantes que tiene ahora de regresar a Chicago. Por otro lado James parecía un poco incómodo con todo esto porque de alguna forma no sabía como complacer a su hermana y más aún cuando menciono que ahora el está a cargo de Quadrum de Londres y que no podría zafarse tan fácil de su responsabilidad.

Me duele la idea de que el tenga que regresar a Londres porque se perfectamente que si se va lo más probable es que dure más de un mes allá y no soporto la idea de que eso pueda pasar.

Intentamos calmar el ambiente pero a decir verdad cuando nos damos cuenta que nuestra realidad no es tan bonita como creímos duele. Al terminar la cena decidimos que lo mejor era regresar a casa ya que estaba haciendo un poco de frio y no queríamos que Isa enfermara.

Lucy se quedó dormida y la tensión en el carro era más que evidente, yo por mi parte no paro de mirar a través de la ventana planteándome posibilidades, y es que se me hace difícil pensar que James se separe de su hija. Mudarme a Londres. Renunciar al trabajo. Convencer a James. Son tantas las opciones que la verdad al final lo único que quiero es quedarme en esta burbuja casi perfecta en la que hemos estado el último mes. Por otro lado James no quita la vista de la carretera, a decir verdad maneja con mucho cuidado y super despacio.

Dejamos a las niñas en mi habitación, quizás al final de todo si necesitamos un lugar más grande si es que decidimos empezar a vivir todos juntos, aunque lo más probable es que sea en Londres y no aquí.

– No has dicho mucho – interrumpe mis pensamientos James.

Estamos en la cocina, el esta preparado una mamila para Isabella que lo más probable es que despierte en un par de horas después de haber dormido desde las seis de la tarde, mientras yo sigo sumergida en mis pensamientos.

– No tengo mucho que decir – suelto.

– Sophie deja de pensar en que me iré a Londres – me sorprende saber que sabe lo que estoy pensando.

– Es complicado – el asiente.

– Lo sé – me toma la mano –. Pero ahora tengo el motivo más hermoso para regresar.

– No quiero que te vayas – mis ojos se cristalizan.

– Solo serán un par de días – niego –. Tengo que regresar con Lucy para que ella vuelva al internado y yo intentare arreglar todo para volver a Chicago y no tener que regresar en un buen tiempo.

– No puedes dejar a Lucy allá – le recuerdo.

– Eso es otro tema que tengo que ver – asiento –. Pero por favor no llores por eso.

– ¿Dónde dormiremos? – pregunto y el sonríe.

– Allá – señala el sofá.

– Se nos hace costumbre – el sonríe.

Volver a estar así con James es algo que de alguna u otra forma me alegra el día, no es que tenga miedo que se olvide de nosotras porque se que ama profundamente a su hija solo que ya es bastante cuando tiene que ir a la oficina porque tiene que trabajar desde allá a que se vaya por un mes o quizás más para resolver todo.

Sin Miedos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora