XII

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El sonido del viento fresco era la señal de lluvia en el palacio. Aún en su carrera Akane media el tiempo de ida y vuelta para evitar el contratiempo de esa mañana

Ranma le pisaba los talones, pero ella sabía que en cuanto a velocidad su yegua era la más veloz de todos los caballos disponibles. Se dispuso a ir un poco más rápido para ahorrar tiempo, a lo lejos vislumbraba ya la torre de vigilancia del sector frontal

Con un salto magistral llegó al otro lado del riachuelo que se disponía como un obstáculo sin importancia. El azabache le siguió de manera asombrada

Con mucho pesar tuvo que reconocer la derrota abiertamente, jamás nadie le había ganado en nada a excepción de sus padres, la princesa era sin duda excepcional -Disculpe...- intentó hablar cuando estuvieron detenidos frente la torre

-Habla- le autorizó observando las nuebes grises que avecinaban su reino

-Me alegra estar con usted de verdad, pero ¿No podría generar odio y rencor entre los demás?- Ranma se mordió la lengua, ni por asomo es lo que quería decir. Simplemente se le había escapado de los labios.

Ella sonrió sutil acariciando el pelaje de su yegua, miró el cielo con mucha expectación -¿Es eso lo que querías decirme?- preguntó calmada -Para ser sincera si, claro que van a odiarte. Pero es mi palabra contra la suya ¿Crees que podrían hacer algo al respecto?- se bajó del animal acercandolo al riachuelo para dejarlo beber -Nadie hará nada, por lo menos hasta le ceremonia de selección. Entonces si podría haber quien te lastimara pero dependerá de ti

-Naoko- Soun irrumpió en los aposentos de la emperatriz esperando poder tener un intercambio de palabras serio. Sin embargo nadie se hallaba dentro

Caminó por los pasillos del palacio, buscando pero no la encontró, supuso que sería hasta la noche cuando la vería, aunque sentía que el tema que estaba por tratar con ella no podía esperar demasiado

Fue hacia el jardín principal a contemplar los cerezos, a pesar de ser el emperador y un hombre de batalla, los tiempos pacíficos permitían relajarse un par de minutos a disfrutar las bendiciones que cada dios le otorgó a la tierra 

Naoko estaba en una reunión importante, los rebeldes de la zona norte avanzaban conquistando aldeas pequeñas. Aldeas que en su dominio vivían bien pero que ahora perdieron su respeto al Imperio gracias a un séquito de traidores que dejaron de proveer alimentos y tecnología agrícola para ellos, con los pocos campos de cosechas casi extintos y las hambrunas atacando la zona era casi imposible mantener las esperanzas

Debía moverse, rápido. Por el bien de los pobladores que perdían todos sus bienes cada día, incluso perdían a sus seres queridos por la gran crísis que atravesaba la región

-Dividiremos en dos al ejército y los atacaremos de frente mientras el resto se adentra en la montaña para destruir su base- indicó masajeando sus hombros -Así que inicia el entrenamiento, la primera campaña será cuando sea luna nueva

-Entiendo Majestad-

Naoko se levantó del tatami dejando que guardaran los pergaminos y mapas -Y Genma, puede que suene duro, pero como tu hijo lastime a mi hija serás el culpable de todos los padecimientos, tu y Nodoka van a enfrentar al pueblo enfurecido- advirtió mirando de soslayo. No pudo evitar decirlo

Apenado, el general de su ejército agachó la cabeza -Te recibí sin saber quién eras. Pero no volverá a pasar, tu hijo es un gran peleador por lo que sé, invicto. Pero no esperes que tenga piedad si algo le ocurre a Akane

-Mis disculpas majestad- se inclinó hacia ella -Asumire todos los cargos si se llegara a presentar la situación

-Primero encargate de los preparativos y llama a algún sanador dile que me visite- salió de ahí con cansancio, necesitaba respirar para no colapsar ante el interminable trabajo que representaba ser emperatriz 

Genma fue en busca de los curadores para que atendieran a Naoko. Solo había dos en la zona, un aprendiz y Dashi. -Dashi, la emperatriz necesita tu visita, ve a sus aposentos cuanto antes- ordenó marchándose del lugar

Dashi comenzó a poner todos los elementos necesarios para la visita
-Safron, acompañame. Necesito un asistente- le encomendó al nuevo aprendiz que recién ingresaba como parte del harem de Akane

-Si señor- Un poco torpe y tímido. Así era Safron, estaba asustado ¿Y si hacía algo que disgustara a la emperatriz? Se concentró en no hacer ningún movimiento que pudiera llevarlo a la guillotina

Siguió a Dashi mientras las miradas curiosas se posaban en su espalda. Hasta que se detuvieron delante de dos grandes puertas de madera corrediza -Su Majestad me ha llamado- informó el mayor mostrando los habituales artilugios que ocupaba cuando Naoko solicitaba su presencia

Dejaron pasar a ambos con un poco de recelo por el nuevo acompañante pero sin más remedio

Akane volvía junto con Ranma a la defensa principal del palacio en silencio. Un silencio llevadero y agradable hasta que fue roto por ella -Mañana voy a estar ocupada con el resto de concubinos- informó

Al de ojos azules se le torció la boca con desagrado

-Puedes elegir entre acompañarme o ir a los campos de entrenamiento, posiblemente seas el futuro general cuando tu padre se retire

PoliandríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora