Shampoo despertaba lentamente, después de los golpes que recibió había estado durmiendo gracias a las hierbas calmantes, su rostro se contraía en un gesto de dolor mientras sentía el brazo derecho arder como el infierno
Se giró en dirección de la pared intentando contener el llanto. Que humillación, ante todas las doncellas de había manchado de lodo, apretó los dientes arrepintiendose de inmediato pues su cabeza parecía estallar; Tan concentrada estaba calmando las punzadas de su cerebro que no oyó cuando alguien entró al lugar
—¿Cómo se siente? ¿Está bien?— Saffron entraba con un nuevo vendaje y más té. Ante la voz desconocida la mujer dió vuelta para poder observar —Señorita
—Estoy bien— respondió necia. No quería verse débil o necesitada de ayuda —¿Tú quién eres?
—Mi nombre es Saffron, soy un curandero del palacio— informó con suavidad, como probando terreno —Vengo a limpiar sus heridas.
—No es necesario— se negó ella comenzando a levantarse. Era cierto que se sentía adolorida pero por nada de dejaría vencer por unos simples golpes, ella era una guerrera. Había soportado los implacables entrenamientos de su bisabuela desde que era pequeña —¿Dónde está mi ropa?— cuestionó tras verse envuelta en ropajes blancos y suaves. Aunque era cómodo le restaba ímpetu a su figura
—Calmese, se le ha prohibido salir de aquí hasta que se encuentre mejor, por favor déjeme hacer mi trabajo
—Tonterías — chasqueó la lengua destensando su cuello, aguantando la reacción agónica que tuvieron sus músculos. Se sintió observada por aquel muchacho, a pesar de ser impulsiva podía jactarse de tener un buen sentido de detección, como los gatos presentía el peligro. Más no demostró su temor —Me voy de aquí— se dispuso a caminar
Saffron la dejó marcharse ¿Él qué podía hacer? Si la doncella no quería ser atendida ese ya no era su problema. Lo intentó sin embargo la mujer era demasiado hosca para perder el poco orgullo que le quedaba, se encogió de hombros regresando al salón donde preparaban los medicamentos
En el camino se encontró con Akane caminando veloz a la sala de descanso de seguro para ver a la pelimorada —Saffron— le habló haciendo que diera la vuelta —¿Cómo sigue Shampoo?
—Supongo que mejor su majestad— respondió agachando la cabeza
—¿Supones?
—La señorita Shampoo se marchó hace unos momentos, ni siquiera me dejó cambiar su vendaje— confesó
Akane torció la boca, esa mujer. Se resignó relajando su postura —Entiendo, bueno entonces no hay mucho que pueda hacer por ella— volvió sobre sus pasos deteniendo la marcha antes de desaparecer tras la pared —Por cierto, esta noche nos vamos a reunir todos en el comedor. Por favor alistate tendremos una pequeña fiesta— sonrió yéndose por completo
En el bosque Ranma entrenaba arduo, se concentraba en movimiento de las hojas, su respiración pacífica y profunda, pero al mismo tiempo se hayaba distante. Su mente vagaba por los recuerdos del día anterior
Abrió los ojos para observar quién se aventuró a dar un paso adelante. Se encontró con aquellos rostros que habían convivido con el durante meses encontrando extraña la nueva manera de verlos, sus rivales también se observaron entre sí.
Para su sorpresa solo siete de ellos habían decidido pelear por el trono. Contándole, faltaban dos candidatos para terminar la selección
Soun respiró tranquilo, eran situaciones que no se podían evitar, muchos temían ser humillados o expulsados, los rumores en el pueblo corrían demasiado rápido para su gusto —Bien, ustedes deberán pelear por el honor de la próxima emperatriz, pasen aquí por su juramento
Los ocho se formaron en una fila delante del emperador quien fue entregando los pergaminos, uno a uno regresaron a su lugar —Deberán leer ese pergamino cuando estén totalmente solos, encuentren ese momento en cuanto lo hagan carguen a cuestas la responsabilidad que han adquirido, deben mantener el rollo siempre con ustedes pueden pasearlo en público solo si lo han leído y aceptan las leyes de Poliandría— sentenció el soberano —Los que han decidido participar pueden retirarse, el resto quédese un poco más
Salió de ahí sin saber qué otras palabras le dirigieron al resto del harem. Suspiró guardando el pergamino en sus ropajes comenzado a caminar de vuelta al cuarto de su padre, más no logró llegar ante la histeria que se provocó tras el incidente de Shampoo. La vió inconciente siendo cargada por Sasuke ¿Qué le había pasado? Intentó acercarse pero el resto de las doncellas entró impidiendo su paso
Entre todas venía Akane, su ropa manchada de tierra le sorprendió ¿Habían peleado? Se mantuvo observando a la princesa, ella le dió una señal que indicaba como todas las tardes una reunión en su privado
Después de reunirse con Akane para discutir las técnicas de recuperación para las aldeas del norte se despidieron yéndose cada uno a dormir, no sin antes compartir un casto beso
Desarmó su posición de batalla bajando los brazos, miró al cielo aquella mañana despejada disponiéndose a leer su pergamino. Se recostó en el tronco de un árbol comenzando a abrir el estuche dorado
Código Yūki
Todo hombre perteneciente al harem deberá rendir honor a su majestad, cobijar su sueño y velar por su seguridad
Deberá desempeñarse y brindar apoyo sin desobedecer las pautas que indica el Código Meiyo
Así como la mujer es honor y vida el denominado su esposo deberá ser valentía y justicia, crear tiempos de paz junto a la emperatriz no dejando caer a los pueblos en ruinas
Si en alguna batalla, la guerra reclama la vida de la reina el varón deberá tomar posición de emperador y gobernar hasta que el ciclo de combates por el trono finalice.
Si no fuere así el pueblo tendrá derecho a decapitarlo
Honor y gloria a la reina
Terminó de leer, el pequeño texto escrito era breve pero preciso. Volvió a enrollar el papel guardandolo de nuevo. De una manija se colgó el estuche al cinto que ataba sus ropas. Regresó al palacio dispuesto a hablar con Akane sobre la reunión que tuvo con su padre
—Hey muchacho— Genma apareció detrás suyo con Mousse a sus espaldas —¿Te importaría ayudarnos con esto?— pidió señalando las dagas y fundas de katana que traían ambos
—Claro— se acercó rápidamente notando que Mousse ya llevaba también su pergamino atado al cinto. Lo observó con sorpresa más no dijo nada —¿Los has fabricado?— cuestionó al otro azabache
—Así es, pronto habrá una nueva campaña. Su majestad Soun quiere que tengamos lo mejor en armamento
—Entiendo— susurró. Una nueva campaña, esta vez no dejaría a su princesa sola, esta vez había jurado protegerla ante cualquier peligro
Se dirigieron a los cuarteles donde los soldados pulian sus armas, dejaron en el suelo los sacos con fundas —Por favor formen una sola fila para que se les entregue la protección de su katana. Los entusiastas hombres se comenzaron a pelear por quien iría primero
Recibieron las fundas probando inmediatamente su dureza. —Esto fácilmente podría ser un arma por sí sola— dijo asombrado uno de los soldados comprobando su resistencia contra el muro —Buen trabajo muchacho
A Ranma no le pasó desapercibido ningún elogio hacia su compañero. Nunca se había puesto a pensar qué tan hábiles podían llegar a ser todos, simplemente se concentraba en entrenar y no ser descubierto ¡Por supuesto! ¿Cómo pudo olvidarlo? Debía presentarse a las clases de doncella —Tengo que irme, nos vemos luego— se despidió saliendo a toda prisa del cuartel

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Poliandría
Fanfiction[Advertencia⚠ Historia con contenido dramático de índole trágico. Se invita atentamente a todo lector de esta obra a tener la mente abierta y si es de su desagrado suspender la lectura] Akane es la princesa del imperio más importante de Japón. Desti...