XXXV

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Ni bien había aclarado la mañana los estandartes de los últimos reclutas se vislumbraron en la entrada del campamento, Soun salió acompañado de su guardia y Akane

La húmeda mañana se evaporaba lentamente y el rocío desaparecía de los pastizales. Los jóvenes recién reclutados caminaban con valor al campamento principal donde el ejército imperial esperaba

—Majestad, los nuevos voluntarios están aquí— Anunció Tatewaki defendiendo el corcel —Aquí tiene la lista de nombres y edades si gusta revisarlas mi señor

Soun tomó el pergamino desplegando el rollo de papel, revisó las edades, la mayoría entre veinte y dieciocho —Bien jóvenes, ustedes ha decidido pelear contra los rebeldes del norte y les agradecemos su apoyo, piensen en sus familias y las libertad que van a otorgarles cuando la pelea termine— habló fuerte para que le oyeran —Por favor formense delante del campamento para que sean proveídos con armaduras y ropajes nuevos— pidió movilizando a los muchachos

Todos buscaban un lugar donde acomodarse, formando cinco filas largas de cuarenta personas cada una. Los soldados se dividieron para terminar más rápida la tarea de repartición

—Akane, llama a los capitanes vamos a reorganizar las tropas— anunció observando a los recién llegados—Que los alimenten y descansen, han caminado mucho para llegar aquí

Dentro del Palacio Ranko releía sus apuntes para no olvidar nada, pronto Hinako las pondría a prueba para saber qué tanto habían aprendido durante esos meses, con diligencia repasaba cada lección

Desde afuera se escuchó el murmullo de los guardias, desde que Shampoo lo obligó a enaltecer su nombre la gente tomó por hecho que ahora estaban aliados para hacerse del trono. Que él estaba atraído por la joven

Había días en los que no soportaba estar cerca de otras personas y prefería transformarse en Ranko para no ser señalado. Genma lo cubría cuando desaparecía Ranma evitandole problemas

Desafortunadamente los chismes no cesaban y se volvían más fuertes con los días, hasta el paso de casi cinco lunas. Se hizo amigo de Ukyo quien a veces lo ayudaba a alejarse de Shampoo para que no lo atosigara todo el día. Sin embargo comenzaba a notar que su comportamiento ya no era tan amistoso, tenía una intención oculta que le daba temor descubrir y es que si la joven castaña se había enamorado de él, se sentiría miserable por no detener el avance de esos sentimientos

Estaba en un dilema, nunca sintió la necesidad de contraer matrimonio aunque las costumbres familiares se lo indicaran, nunca tuvo intención de conocer a ninguna mujer hasta que Akane apareció en su vida. Pero se preguntaba ¿Por qué otras mujeres a parte de la princesa se fijaban en él? Su padre le elogió diciendo que era atractivo y un buen guerrero, algo básico en los líderes de familia ¿Era esa la respuesta?

No obstante Akane miró más allá de lo que podría ofrecer como máquina de guerra. Se fijó en sus sentimientos, en sus creencias y deseos, pensaba que por ello mismo su corazón quedó cautivado. Ese espíritu de audacia y bondad había hecho un hueco de admiración en su mente

Le asombraba todo lo que le contaba en las cartas, los lugares que visitaba y cuanto tiempo les toman recuperar las aldeas. Cada uno de sus relatos quedaban en su mente imaginandola en batalla, nunca la había visto pelear. Ni siquiera cuando fué su campaña, aquella donde Naoko perdió la vida

—¿En qué piensas?— Kiema llegó sentándose a su lado

—Estoy repasando, para que Hinako no vaya a absorber mi aura— bromeó volteando a verla, la chica albina también llevaba sus pergaminos —¿Cómo te fué?

—Más o menos, no tuve mucho tiempo para responder

—¿De verdad? Estoy acabada— susurró la pelirroja

—Ranko Fukui— nombró Sarutoru para acudir al examen con Hinako

—Deseame suerte, voy a necesitarla

En las tierras altas, los dos capitanes del ejército tomaban a sus reclutas, trescientos hombres cada uno. Sin esperar tanta participación de los poblados las fuerzas del Imperio se triplicaron sorprendentemente

—Akane, hija. Tú serás capitana del tercer batallón, tomarás la responsabilidad de entrenarlos y producir sus alimentos— le encomendó Soun dándole la lista de nombres —Tatewaki y Keshi ya han iniciado con sus brigadas es tu turno

—Me honra muchísimo su Majestad, pero ¿De verdad cree que soy capaz?— cuestionó con asombro, buscando algún indicio de broma en los ojos de su progenitor

—Tu linaje es digno de cualquier puesto en la milicia. Además, ésto también es entrenamiento para ti hija mía

—Gracias majestad, es usted muy considerado

—Vé, tu escuadrón espera tus órdenes

Al salir de la tienda notó como los demás aprendices eran guiados ya por sus respectivos capitanes —Soldados— habló fuerte para que los aludidos le pusieran atención —Bienvenidos al ejército Imperial de Poliandría— desenrrollando el papel comenzó a pasar lista de los presentes. Cuando cada uno fue nombrado volvió a guardar el pergamino —El Imperio agradece su participación en la guerra, cuando ganemos, serán recompensados y honrados por las generaciones venideras. Su memoria será inolvidable— anunció —Primero tendremos que armar el campamento, nuestra zona será la izquierda. Por favor síganme

A pesar del sol ardiente, los jóvenes no decaian en su labor, armaron las tiendas, cubriendo todo el campo anteriormente raso por las viviendas de piel. Cada una tenía la capacidad de albergar a diez personas, todas equipadas con futones recibieron en su interior a los cansados muchachos

Mientras la capitanía principal cocinaba para los recién reclutados. El ocaso se adornó con los cientos de zagales reunidos en la cena. Al terminar sus alimentos se les anunció que cada escuadrón debería valerse por si mismo, los congregados formarían su propia villa liderados por su capitán.

El sonido de los bokken chocando era lo único que podía escuchar, los entrenamientos samuráis estaban ya en un nivel avanzado después siete meses de entrenamiento, sin darse cuenta había ya transcurrido más de la mitad del año de preparación para el torneo

Ranma sudaba sin parar, su ropa húmeda se pegaba con incomodidad a su cuerpo desconcentrando un poco sus movimientos, pero no lo suficiente para detenerse —¡Tiempo!— gritó el entrenador congelando sus movimientos —Siguiente— ordenó dejando al azabache descansar

Al finalizar sus compañeros fueron liberados para comer, cuando se dirigía a los baños escuchó sin querer a Sarutoru revelar una magnífica noticia a las odaliscas de Akane —Su Majestad volverá para la décima luna del senkō-toshi, así que tenemos que tener todo a tiempo para su bienvenida, solo nos quedan tres lunas para ello, es un secreto. Deben callar hasta que yo les ordene ¿Entendido?— cuando oyó los pasos del guardia acercarse, se movilizó lejos del pasillo

Tres lunas más y volvería a ver a Akane, eso no se lo había dicho en su última carta ¿Quería que fuera una sorpresa? En cualquier caso, ansiaba poder volverla a ver

Continuará...

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