XVIII

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Con la espada de su madre, Akane derribaba a todo enemigo que se interponía en su camino. Totalmente poseída por la furia sus ojos avellana se volvieron tan oscuros como la madera del ébano. Cegada hasta el alma, sus orbes acuosos fijaron su objetivo a lo lejos

Con velocidad corrió sin detenerse. Habilidosa saltó sobre los rebeldes hasta llegar con el general de la tropa contraria -¡Tú!- erguida atravesó la piel del comandante sin piedad -¡Me has arrebatado lo que más amaba! ¡Voy a dejarte vacío!

Ranma miraba la puesta de sol desde su puesto de vigilancia. No sabía cómo, no sabía en qué momento pero la culpa que albergaba su ser pesaba igual que mil toneladas -Su Majestad...- tan centrado en sus pensamientos que no se dió cuenta cuando llegó Ryoga

-Es increíble, toda la fuerza que lleva en sí, la princesa- dijo el joven de la bandana, perturbado hasta los huesos -Nunca creí que sería así

-Era la emperatriz de quien hablamos, es su madre. No es cualquier persona a la que perdió

El silencio reflexivo se instaló entre ellos, por fin el sol se ocultó totalmente dejando sólo la luz de las fogatas como iluminación -Ryoga, no quiero que algo así vuelva a pasar, así que no volveré a separarme de ella- con determinación bajo de la torre en dirección del campamento

Sin miramientos prorrumpió en la tienda de Akane encontrándose con una joven colocando vendas en su costado izquierdo. Preocupado corrió en su ayuda -¡Akane!- se exaltó agachandose a su altura olvidando los honoríficos

-No me toques Ranma- ordenó la joven con voz vacía, sin detener su tarea en su costado -Deberías estar vigilando ¿No es así?

-Yo... Majestad yo...- El muchacho se sintió descubierto y literalmente reprendido

-Dime al menos que dejaste a alguien en tu puesto- increpó molesta

-Si, Ryoga se quedó en la torre- Ranma estaba consternado, la persona que tenía enfrente era alguien distinto a la Akane que conocía apenas hace unas horas

-Entonces vuelve con él, estamos en peligro mientras sigamos en territorio enemigo y prepárate para volver mañana antes de que salga el sol- ordenó seria -Vete

Algo dolido, el muchacho salió de la tienda para ir de nuevo con Ryoga. Un poco molesto por las palabras de la princesa, intentó ponerse en su lugar por un momento. Absorto en sus pensamientos Ranma subió sin chistar una palabra y fijó su mirada al profundo negro del bosque

-¿Cómo te fue?- preguntó su compañero intentando saber el estado de la princesa

-Ella está muy lastimada- afirmó -La oí romper en llanto cuando salí de la tienda- Aquello último lo dijo solo en su mente

Al día siguiente todos los soldados regresaban al palacio dejando reservas de guardias en las aldeas recuperadas, con un ejército de aldeanos que tenían mucho valor el territorio de nuevo conquistado volvía a ser más seguro

Al entrar en los dominios del palacio con un estandarte negro los pobladores comenzaron a murmurar en voz baja “¿Quién ha sido?” “¿Un estandarte negro?” “Que tragedia”

Akane intentaba permanecer inmutable, su semblante serio sin llegar a ser tosco tranquilizaba de alguna manera los rumores del pueblo, pero de nuevo los murmullos se dispararon al notar la ausencia de su Majestad Naoko

Las voces se oían cada vez más fuerte y la pregunta común entre todos era “¿Dónde está la emperatriz Naoko?”

Aumentando la velocidad del galope el ejército de Nerima por fina cruzaba la puerta principal del Palacio y por una puerta alterna que guiaba al bosque entraba el cuerpo embalsamado de Naoko

Al bajar del caballo Akane enfrentó la triste mirada de su familia ¿Cómo decirles que por su culpa ahora su madre estaba muerta? Ni siquiera ella misma lo creía -Padre...- musitó agachandose sobre una de sus rodillas -He fallado- tomó la espada peligrosamente afilada y la empuñó hacia su cabeza

Alarmados todos detuvieron sus movimientos en seco al ver como de tajo cortaba su cabellera negra azulada y la dejaba caer al suelo. Igual que sus lágrimas -Perdoname papá- sollozó cortadamente rompiendo el corazón de todos los presentes

En los dicinueve años que la princesa más pequeña del palacio había tenido vida  jamás se la había visto tan abatida, destrozada. Era un cuadro que estrujaba el corazón de los sensibles e insensibles por igual

Soun se agachó a la altura de su pequeña para reconfortarla, su paternal voz la llamó suavemente intentando no llorar por todos los medios -Akane- su voz sonaba ahogada -No es tu culpa mi niña- concedió abrazando a la pobre joven -Así es nuestro destino- una ráfaga intensa de viento meció los cerezos llevándose sus pétalos lejos

El sepelio de la emperatriz se organizó para la misma tarde de ese día. La noticia corrió entre la gente como fuego sobre la pólvora, cientos de fieles lamentaban la partida de Naoko Tendo mientras que su memoria sería recordada como una guerrera que peleó por su pueblo hasta la muerte

Un símbolo de valentía y amor incondicional que debía ser respetado por todos

Con tu sangre macho mis manos
Para tener el mismo valor que tu has poseído

Y después de haber partido seguiré con tu camino, guía mi destino desde el más allá

Aunque no pueda verte, mi promesa es seguirte incluso a la muerte

Por tu alma estaré orando y la gloria te seguiré otorgando

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Hola! He vuelto después de lo que parecía una espera interminable. Pero tenía muchas dudas de como continuar la historia. Tenía la idea pero ninguna cosa de las que escribí me agradaba del todo, así que decidí hacer y rehacer la escena en mi cabeza y considero que ha quedado bien ¿Ustedes qué piensan?

PoliandríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora