XLIII

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El público se quedó estático, parecía que nadie se atrevió a respirar siquiera después de ver como Ranma ahora era Ranko

—Vamos Akane ¿Qué puedes decir al respecto?— incitó Azusa con malicia, totalmente satisfecha con su acción —Me sacaste de la arena tan fácil, aprovechase que tenía la guardia baja. Pero eso no salvará a tu enamorado. Eso que ves ahí, es el resultado de tu estupidez

La ahora pelirroja observó los ojos confusos de Akane —Yo puedo explicarte— comenzó a decir. Sin embargo su explicación no podría tener lugar

La de cabellera azul la tomó por las solapas de manera brusca comenzando a zarandearla —¿Qué eres?— cuestionó con la vena de la sien a punto de explotar —¡¿Cómo te atreves?!— dentro de su cabeza nada tenía lógica ya. Cómo era posible que alguien cambiara de cuerpo con esa... Escalofriante facilidad

—Akane... No...— intentó hablar. No le salían las palabras, sentía que su honra estaba pisoteada en el suelo

—¡Callate!— ordenó molesta —¡Guardias!— mandó llamar fijando sus ojos en ella —Arrestenla o arresntenlo ¡Lo que sea!— demandó empujandola lejos

—No, no esperen, Akane, Akane por favor escucha— Rogó Ranko tratando de zafarse del agarre que imponían los soldados a sus brazos —Te lo puedo explicar, lo juro. No es nada de lo que está diciendo Azusa— intentó llegar a ella pero le fue imposible

—¡Que se lo lleven!— reiteró aún más molesta que antes. Sintió la furia emerger de su estómago, el caliente sube y baja del coraje amenazaba con ahogarla

Sintió unas ganas profundas de llorar ante el engaño ¿Acaso ese era su plan? ¿Venir a robar la corona por el despecho de su madre? Apretó los puños frustrada

Rio quien estaba en la caseta junto con Soun palideció, la treta se había descubierto de la peor manera posible. Tendría que ajustar cuentas con el chico

Intentó irse sin ser notada, no obstante sabía que su participación en la mentira tendría reprimendas si la revelaban —Rio— la voz profunda de Soun le produjo un mal presentimiento mientras detenía sus pasos —Sasuke, arrestala— la sentencia cayó como un mazo —Entiendeme— pidió el emperador, dicho eso se giró para encarar a la multitud atónita

—¡Los enfrentamientos se verán suspendidos, llegaremos al fondo de este asunto pronto!— Rápidamente se bajó de su puesto para encarar a las ex mandatarias, él también tenía que responder por Akane

Los guardias fueron ordenados a dispersar a la multitud que se veía cada vez más molesta. Nunca se había presenciado algo como eso ¿Quería decir que la princesa se alió para obtener la corona a toda costa? ¿Con tan poco honor? Ó ¿Era él un hechicero malévolo de las tierras altas? La incertidumbre y miedo se regó como una presa desbocada, a punto de llevarse todo

Entre tanta gente, se hallaba Nodoka, preocupada por la situación de su hijo. Le había explicado a detalle su posición desde que Cologne lo mandó decapitar y como se había salvado. Sin embargo no esperó que alguien llegara a descubrirlo

Las mandatarias mandaron a arrestar a Akane junto con Azusa, al ser la castaña quien lo descubrió tendría que justificar que lo supiera y no avisara con anterioridad

El poblado fue calmado ante la milicia, intentando que no siguieran los carruajes que guiaban al Palacio. Era una catástrofe 

Al llegar lo primero que hicieron fué mandar a Ranko al calabozo, por su bien y por la seguridad de Akane decidió obedecer. Sentía que la vergüenza lo invadía con forme respiraba, su garganta estaba atascada

PoliandríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora