XXV

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—¡Tu no puedes hacer eso!—

—Pero yo sí— una mujer alta entraba al salón, su semblante serio imponía orden —He oído de ti, Shampoo, sé de buena fuente que has tenido algunas peleas con las demás. Si tu comportamiento sigue de esa manera voy a tener que suspender tus clases y entrenamientos

—¿Y usted quién es?— Demandó saber la joven

—Mi nombre es Hinako Ninomiya, miembro del consejo real y si no puedes hacer preguntas menos tontas por favor mantén la boca cerrada

La puerta corrediza se cerró haciendo eco en la habitación —Como ya dije, mi nombre es Hinako, soy la encargada de enseñarles sobre las relaciones que tenemos con los otros imperios, todo acerca de cómo mantener aliados de manera efectiva— se sentó delante de ellas acomodando el kimono para que cubriera sus piernas —Tomen el pincel y la tinta por favor, vamos a hacer un pequeño inicio en la historia de nuestro orígen

Era impresionante la cantidad de información que Hinako poseía, recordar y recordar tanto sobre el Imperio en el que ahora vivían debía ser difícil. A pesar de su madura edad Akane estaba segura que le había tomado al menos la mitad de su vida aprender todo aquello —Esta es la primera parte de lo que van a estudiar, por favor repasen— la mujer  enrolló nuevamente sus pergaminos —Nos veremos la siguiente clase— salió de la habitación con su escolta dejando entrar a Sarutoru

—Bien, bien. Es hora de ir a los establos, por favor se cambian los kimonos por los trajes de entrenamiento, no quiero que ensucien estas ropas tan costosas

El verde pastizal se levantaba sobre los campos de entrenamiento, los establos estaban repletos de corceles cuyos pelajes lucían tan lustros que reflejaban con intensidad la luz del sol las doncellas paseaban por los corrales observando al que sería su caballo de entrenamiento. Algunas temerosas de los animales puesto que jamás en su vida habían montado uno

Akane a deferencia de las demás llegó directamente por su yegua blanca ya lista con la silla. Se montó gracilmente saliendo hacia los pastizales sin esperar a nadie. Shampoo torció la boca y eligió al primer caballo que cruzó su vista

De repente otro corcel salió de las caballerizas. Sorpresivamente el animal negro llevaba a cuestas a la doncella Kiema quien lucía indiferente a todo. Apurando al encargado la chica de pelo morado por fin montaba su bestia encaminada en dirección de las otras

Ranko había pedido permiso para ausentarse unos minutos excusandose con "cosas de mujeres" que debía atender primero. Aunque la realidad indicaba otra situación, pues debía acudir a una reunión con el resto del harem de Akane

Se dirigió rápidamente a la alcoba de Genma la cual de convirtió en su base de operaciones para convertirse. Salió del edificio tomando rumbo al edificio principal del palacio, raudo se formó el la fila de sus compañeros que apenas ingresaban al salón. Al entrar había solamente diez pergaminos en una mesita

Se formaron en cuatro filas de cuatro expectantes de lo que ocurría —Bienvenidos— una voz masculina que fue reconocida al instante los sorprendió desde atrás. Soun Tendo recién ingresaba a la habitación —Espero no interrumpir sus tareas, pero es importante— los jóvenes se inclinaron con respeto ante su gobernador —No, no. Por favor levanten su rostro, hoy elegiremos a quién en el futuro peleará por mi sitio— hizo una pausa —Desafortunadamente solo diez de ustedes podrán entablar los combates así que por favor analicen su posición por un momento y cuando suene el gong den un paso al frente quien esté dispuesto a pelear por el trono

Las doncellas seguía  en su clase de equitación, se habían dispuesto un circuito de obstáculos que las más avanzadas debían atravesar mientras las menos familiarizadas con la montura se acoplaban

El ejercicio se realizaba de dos en dos. Akane y Ukyo eran las siguientes en hacer el recorrido sobrepasando todos los percances del mismo. Se colocaron en el punto de salida esperando la cuenta regresiva del general —Tres, dos, uno. Ahora— dada la señal ambas salieron a galope,  el punto no era ver quien ganaba, sino mantenerse concentrado en no trastabillar con los obstáculos

En la mitad del trayecto había que saltar varias veces para llegar al otro extremo del pastizal, tomar una bandera y volver. Era simple para las que tenían práctica pero complicado para las primerizas, las dos jóvenes iban casi a la par, se llevaban solo centímetros aunque Ukyo regresó primero a la línea de inicio, feliz con su logro sonrió cálidamente a Akane quien devolvió el gesto mientras  acariciaba a su animal en el cuello calmando su respirar

Shampoo y Kiema eran las siguientes en realizar la prueba, se formaron en la línea de salida preparandose a iniciar

Los ojos morados de Shampoo llameaban aclamando la victoria aunque no fuese una competencia, quería demostrar su fuerza y habilidad para intimidar al resto. Se afianzó tomando las riendas del caballo saliendo rápidamente tras oir la señal. Apretó el paso del animal latigando con fuerza, dejando a Kiema atrás por un buen tramo, sin embargo en la zona que debia saltar su montura se desarmó un poco desequilibradola

Con temor intentó detener a la bestia pero no pudo, otro salto la hizo caer duramente contra el suelo, su pierna se vió atrapada por una de las sogas de la montura, comenzando a arrastrarle

El resto observó con horror la escena temiendo lo peor, sin en cambio Akane montó a la yegua para ir en su ayuda, apresuró el galope dándole alcance rápidamente, la joven princesa cortó de tajo la cuerda con la espada, más no se detuvo hasta controlar al otro corcel

La de cabellos morados había sido arrastrada pocos metros pero tenía raspones y golpes por todo el cuerpo. Avergonzada se intentó levantar sin tener éxito. Sasuke llegó hasta ella examinando su cuerpo rápidamente tomándola en brazos, se abrió paso entre las asustadas doncellas llevándose a la joven de regreso al palacio

—La clase de hoy se termina, por ahora vayan a descansar— ordenó Sarutoru preocupado por Shampoo

Las demás doncellas también regresaron a la fortaleza aún sorprendidas por lo sucedido.

Ranma seguía en la habitación donde se llevaba acabo la selección, esperando el sonido del metal para dar un paso al frente, dispuesto a cumplir su promesa. Una vez el gong sonó respiró hondo dando una zancada grande hacia adelante abrió los ojos despacio, observando cuáles eran sus futuros contrincantes en los combates

PoliandríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora