XV

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-Yo no acepto errores entre mi servidumbre, deben saberlo- Nabiki paseaba de un lado a otro en el salón donde sus nuevas sirvientas la escuchaban atentamente -Por esa razón es que cambio tan seguido de personal

Ranko agachaba la cabeza ¿Cómo es que había ido a parar en esa situación? No lo comprendía, de un momento a otro se hallaba encerrado con otras mujeres escuchando sermones sobre la servidumbre

-Así que todas ustedes deberán probar ser capaces de permanecer en el castillo, si no lo llegan a hacer entonces se van ¿Entendido?

-Si, Majestad- concluyeron todas al unísono

-Si no llegan a quedarse y las vuelvo a ver en el Palacio podría cortarles la cabeza- amenazó mirando a todas -Akari les va a dar indicaciones de cómo hacer su trabajo, muevanse

Todas las señoritas caminaban en fila hacia la salida con mucho temor en el rostro. Sin duda la que daba más miedo de las princesas era Nabiki

-¿No crees que eres muy dura con los criados?- Tatewaki entraba por la puerta de su habitación con una sonrisa en el rostro

-Debes tocar antes de entrar- le sugirió la castaña haciendo una señal para que las odaliscas se marcharan -Pero qué te digo, si nunca escuchas

-Siempre te escucho- sentenció el joven haciendo una reverencia -¿Puedo sentarme?

-Adelante- Nabiki abrió los brazos para mostrarle cuan bienvenido era -Has estado trabajando mucho, casi no tienes tiempo para mi- recriminó ella acariciando su pelo

-Es por la campaña, tu madre quiere que ganemos la pelea que se avecina. Así que debo entrenar todos los días, con el aviso de enlistamiento nuestro ejercito han crecido considerablemente- puso su dedo en la barbilla femenina -Hay demasiados novatos. Quizá ellos no deban ir al campo de batalla

-Entiendo- la mujer se recostó en su pecho -¿Cómo ves a Akane? Madre la llevará a su primera campaña

-¿Te preocupa?- inquirió Tatewaki entrelazando sus brazos -Estará bien, siempre ha sido una buena peleadora

-Más que eso, me preocupan otras cosas, si Akane no asume su responsabilidad de pelear por el trono ya que no puede...- Miró el techo con desagrado -Kasumi o yo tendremos que hacerlo- fingió hastío por todo el asunto de la corona

Pero Tatewaki bien sabía que le preocupaba su hermana, a su manera poco afectiva pero lo hacía -Estará bien, creeme- le trató de infundir confianza -Es momento de que me vaya, pronto comenzaré el segundo entrenamiento de la tarde- se despidió besando los labios femeninos de la chica -Espera por mi esta noche, los astros brillarán más que nunca

Nabiki le devolvió el gesto levantándose del tatami -Claro, estaré aguardando por tí- Tatewaki salió de sus aposentos mientras un invitado sorpresa llegaba

-Su alteza Nabiki- Genma irrumpió agachando la cabeza -Buda la proteja

-¿Ocurre algo?- cuestionó la joven sin ningún apuro

-Quería pedirle por favor, si podría prestarnos a dos de sus nuevas criadas, necesitamos ayuda en el cuartel para que terminen las vestimentas de combate-

-Humm, si- accedió rápidamente -Solo necesito pocas, como mucho cinco. Puedes llevarte a las que sobren- le indicó relajada -Akari

-Dígame su Majestad- la sirvienta que anteriormente llevó momentos antes a Ranko con la princesa aparecía desde la entrada -¿En qué puedo servirla? 

-Trae a las nuevas sirvientas. El general necesita un par- indicó comiendo frutas de una charola plateada

Akari fue para llamar a todas las nuevas rápidamente. Sin embargo Ranko no se veía por ningún lado -¡Hey, chica de pelo extraño!- la llamó pero no aparecía

-Si buscas a la chica de pelo rojo fue a dejar agua en los cuarteles- informó otra odalisca que tendía ropa. Akari a paso presuroso se encaminó a los cuarteles rogando que la hayase ahí

Cuando abrió la puerta del establecimiento sus ojos se mantuvieron abiertos de par en par fijamente observando como Ranko era capaz de lidiar con tres hombres en un combate, Akari sintió algo extraño y por obvias razones supuso que Ranko no era simplemente una sirvienta, ella era una guerrera

-Te dije que no la perdieras de nuevo- Sasuke aparecía tras Akari con un saco de telas para los trajes de pelea -Es buena. Dudo que sea simplemente una sirvienta

-¿Tambien lo crees?

El samurái asintió -¡HEY, NIÑA CON CABELLO DE FUEGO!- le gritó haciendo que volteara -Te vinieron a buscar

Ranko detuvo los ataques al igual que los tres corpulentos hombres que peleaban con ella -Si- Por un momento sintió que estaba perdido, había pasado mucho tiempo en los cuarteles y seguro la princesa Nabiki lo iba a reorender. Había ido a dejar agua solamente y terminó teniendo un combate amistoso con los soldados

Akari con los brazos cruzados la miraba ceñuda anticipando que comenzara a caminar -Muévete que no tengo todo el día- ambas salieron de ahí sin decir una sola palabra hasta llegar a los aposentos de la princesa mediana Tendo

-Están aquí Majestad, las ocho nuevas odaliscas- las mencionadas entraron agachando la cabeza. Genma palideció al ver a Ranma entre las sirvientas ¿Por qué estaba él ahí?

-Bien general, escoja las que crea más aptas para la tarea- concedió la soberana -Puede preguntar sus habilidades

-Eh, si- ninguna había subido la cabeza, cuando Ranma oyó la voz de su padre supo que le podía arruinar su treta de alguna manera -Ella y ella- señaló rápidamente sin pensarlo mucho

-Bien, puede llevarse a otra si gusta, para que terminen más rápido. La campaña es en una semana como mucho

-Gracias Majestad, eh... Ella- Y con velocidad comenzó a caminar fuera

-Ustedes siganle, deben ayudar- Nabiki miró  de soslayo a todas el ambiente había cambiado justo cuando Genma vió a la chica rara con pelo rojo. Él debía conocerla por lo menos para portarse tan raro después de verla

Ya fuera de los aposentos de la princesa Genma ordenó a las criadas ir a los cuarteles mientras se quedaba con Ranma cerca del bosque de entrenamiento -¡¿Por qué estás así vestido?!- le propinó un golpe en la cabeza que tuvo efectos visibles al instante

-¿Qué te pasa viejo tonto?- y de igual manera la pelirroja devolvía el golpe imprimiendo más fuerza -Estás loco

-Quiero saber ¿Por qué está mi hijo vestido de criada?- clamó alterado el hombre mayor

-Baja la voz, por una vez no arruines lo que he hecho. He salvado mi vida de puro milagro y vas tú a ponerme los pelos de punta- recriminó el muchacho -Y antes de que me quieras reclamar esto es tu culpa por el entrenamiento ese que me diste

-¿Cómo va a ser mi culpa que mi hijo se transforme en mujer y termine de criada? Eres un insensato- pero un tronco azotó su cabeza sin piedad

-Ya fue suficiente, deja de repetirlo que alguien va a oirte- Ranma suspiró -Una cocinera me baño con agua fría accidentalmente pero no me vio transformarme, pero con los guardias no corrí la misma suerte, pesaron que era un espía y estuvieron a punto de cortarme la cabeza- le contó abatido

-¡RANMA SAOTOME!- El grito de su nombre lo crispó como gato asustado -¡¿DÓNDE ESTÁ?!- comenzó a buscar donde esconderse si lo llegaban a ver así era el fin

PoliandríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora