21 - Excursión, día de la llegada.

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MELANIE

– ¡Mamá ya! – Chille intentando zafarme de los brazos de ella. – Sólo serán dos semanas.

– Por eso mi niña, ¡son dos semanas sin verte!

– ¡Papá! – Miré a mi padre quien estaba sentado en su escritorio leyendo el periódico. – Dile a mi mamá.

– ¿De qué princesita? – Me preguntó dejando el periódico para seguidamente levantarse y acercarse. – Manie, tu madre tiene razón. Son dos semanas sin ti y tus ocurrencias.

Hace una semana nos dieron los permisos, pero sólo a aquellos que tengan alergias al pasto, polen, tierra o a los árboles les iban a dejar ausentes del viaje y para que esto fuera comprobado a cada uno de los que dijeron que son alérgicos les pidieron análisis ya realizados hace un tiempo.

Hoy es Miércoles, el día en el que nuestra excursión comienza, hace dos días el director nos informó que las mujeres de mi semestre estaríamos con los hombres del último curso y mis compañeros con las del curso de Alonso.

Además el director formó los grupos y las listas en las que nos asignaron para ir en un autobús.
Exactamente por desgracia me tocó con él, Daniel y Joana, y por suerte me tocó junto a mis amigas y a los chicos, y uno que otros compañeros de los otros salones. ¿Coincidencia? Tal vez. Pero, ¿por qué a todos juntos?

Mi hermano bajó las escaleras con dos maletas, yo me despedí de mis padres y aunque ellos me dijeron que me iría con mi hermano, yo les hice caso omiso y les dije que Zack me pasaría a recoger. Queda claro que mentí y tomé el bus que me llevaría al escuela.

Ya en la escuela a todos nos juntaron en las canchas, nos dividieron por semestres y una vez que estubimos fuera del autobús en el que nos iríamos, comenzaron a pasarnos lista. Fue ahí cuando me di cuenta que el grupito de Frida y ella irían en el mismo bus que nosotros y no sólo eso, compartiríamos Roxana, Jocelyn y yo cabaña con ella y dos amigas de Frida.

¡Genial!

– ¿Te sientas junto a mi? – Esa voz...

– No voy a estar con una de mis amigas. – Le conteste mientras le daba mis maletas al chofer.

Antes de mi Alonso subió al autobús, cuando yo puse el pie en el primer escalón este se puso enfrente mío y me tomo de la mano, me guió a uno de los últimos asientos y me sentó con mucha delicadeza.

– ¡Imbécil que te pasa? – Le preguntó cuándo veo que se sienta a lado mío.

– Tus amigas están juntas y tú te ibas a quedar sola, como yo. Así que me dije porque no sentarme con Anie y ahora ve me, aquí estoy a lado tuyo.

– Te dije que me dejes de llamar Anie, mi nombre es Melanie no Anie. – Dije mirándolo con los brazos cruzados.

Antes de que el bus avance Alonso se levantó para quitarse la chaqueta, cuando de repente alguien lo toma del cuello y lo sienta en uno de los asientos de a lado.

Zack se sienta donde anteriormente Alonso estaba y me tiende un audífono sin decir nada. Yo lo miró confundida pero el no me da ninguna explicación ni dice algo, solo insiste en que tome el otro auricular por lo que yo, aún mas confundida, lo acepto.
Alonso se queja, pero Zack lo ignora y no puedo hacer nada al respecto, ya que yo no le pedi a Zack que se sentará conmigo.

Últimamente él y yo nos hemos vuelto muy amigos, pero parece que no muchos lo han notado.

Minutos después de ir viendo el camino me llega la curiosidad de girarme a verle. De reojo noto que Zack está escogiendo la próxima canción y aprovechó.
Me gire a ver a Alonso, lo miré con odio, pero a la vez divertida por lo que su amigo le hizó. Él noto mi mirada, imitó mi acción y me miró enfadado, yo le enseñó mi lengua y me giró de nuevo.

– Deberías de agradecerme. – Dijó de repente Zack, lo voltee a ver y me dedico una sonrisa para después seguir en su celular.

– Gracias, pero ¿no crees que el se va a enfadar contigo? – Le pregunté preocupada.

– Sinceramente me da igual, es un capullo y un grano en el culo, por lo que me da igual lo que me haga. Y si no lo hubiera hecho y te quedabas con él a su lado sólo iba a estarte jodiendo como lo hace casi siempre. – Dijó volviéndome a mirar. – Además su enfado no dura mucho tiempo cuando son este tipo de situaciones.

Eso quiere decir qué... ¿Alonso ha hecho lo mismo que hizo conmigo, pero con otras chicas?

Como si me leyera el pensamiento Zack me aclaró.

– No me malinterpretes, a lo que me refiero es a cuando son similares y lo que hizó contigo no lo ha hecho con otras chicas. – Comentó mientas se acomodaba mejor en el asiento para después dormirse.

Y así se pasó el transcurso hacia el bosque, escuchando música que Zack reproducía, hubo un tiempo en el que nos pusimos a platicar y yo no paraba de reir con sus chistes. De vez en cuando veía preocupado a Zack y cuando se giraba para ver a Alonso intentaba descifrar su mirada, pero la mirada de él era indescifrable ya que estaba serio pero no mostraba estar enojado y aún que por más que vimos su rostro no lo hallamos.

Una vez en el campamento nos asignaron las cabañas, las chicas y yo nos dirigimos rápidamente hacia ellas.
Al verlas desde fuera quedamos impresionadas, pero lo quedamos aún más cuando entramos. Era de dos pisos, en el de abajo se encontraban la cocina, un baño, una pequeña biblioteca y chimenea, sin olvidar que en ese mismo sitio se encontraban la sala y un televisor, en otro pequeño cuarto se encontraba el cuarto de lavado, subimos al segundo piso en donde a simple vista se pueden ver 6 puertas, la primera es un baño con su propio retrete y una regadera; la segunda es a mi parecer un cuarto de juegos y un cuarto de estudios también pequeño como el baño. Al notar que sólo había cuatro puertas restantes supusimos que dos de nosotras deberíamos de compartir cuarto.

Antes de abrir las primeras 3, entramos a la que se encontraba al final del pasillo.
Era una habitación sencilla con dos literas, dos armarios medianos y un baño pequeño con tan solo su retrete y su lavamanos. Revisamos las últimas tres puertas y nos quedamos maravilladas al ver que cada cuarto tenía su baño personal, a comparación de los otros, estos son más grandes, una cama individual, un pequeño sofá que te dejaba sentarte y ver la vista al bosque y un armario no tan grande que al menos para estas dos semanas que estaríamos no lo llevariamos con la ropa que trajimos.

Al final de ver los cuartos, las chicas y yo escogimos los cuartos con camas individuales, dejándoles a Frida y a sus dos perras falderas un solo cuarto. Admitimos que nos vimos muy egoístas pero eso se lo merecen por la menera en la que nos han tratrado, además ellas tendrían que sufrir por bañarse y no nosotras no.
Vean esto como una venganza aunque sé que no es nada bueno lo que hicimos.

Claro que para cuando ellas se dieron cuenta nos reclamaron y literalmente estaban chillando, diciendo que se merecían lo mejor.

Y como las niñas mimadas que son se lo fueron a contar a uno de los prefectos y a una profesora. Lo más gracioso fue ver que estos les aclararon que quienes entraban primero a la cabaña tenían el privilegio de ver y escoger primero.
Al final tuvieron que quedarse con un solo cuarto y compartirlo.

El resto del día nos lo dieron libre para que acomodaramos nuestra ropa y si queríamos nos bañaramos.
Una vez que calló la noche, nos reunieron cerca de la cabaña de los profesores y los prefectos, donde se encontraba ya una fogata encendida con mesas llenas de comida. Las y los cocineros que prepararon todo eso nos sirvieron a cada uno una porción.

Antes de irnos los profesores nos asignaron un color a cada cabaña y asignaron a un líder por cada una.

Se preguntaran a quien asignaron en mi cabaña.
A Frida pero los maestros al ver que está tipa no entendió el porque y para que se necesita haber un líder, la decidieron cambiar y a mi me eligieron.

Enamorado De La NerdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora