4. La muerte de Nick

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Chuck y ella reían, mientras corrían y se escondieron de los chicos llenos de barro que los perseguían, quienes terminaron pasando de largo, sin verlos.

Ana y su compañero soltaron una risa y chocaron la mano. Faltaba poco para irse a dormir, pero no estaban tan cansados.

—¿Viste sus caras? —dijo Chuck, aun riendo.

—No pude. Estaban llenas de barro —comentó ella, soltando una carcajada.

La verdad es que aquel niño le caía bien; compartían mucho sus personalidades infantiles y le había cogido cariño en poco tiempo. Al principio había estado muy asustado, pero poco a poco se había ido acostumbrando al Claro. Ambos eran los más bromistas de allí y, muchas veces, los separaban a propósito, porque sabían que si desaparecían juntos, pronto habrían montado un lío.

Un carraspeo interrumpió sus risas.

—¿No os podéis estar quietos ni cinco sangrientos minutos? A este paso los habitantes del Claro exigirán que os mantengáis alejados, por lo menos, a diez metros el uno del otro —comentó Newt, con un tono divertido.

—¡Vamos, Newtie! No seas aburrido. Aquí no hay ni Wi-Fi, así que esta es la mejor manera de sobrevivir para que el aburrimiento, alias: mi peor enemigo, no me mate —respondió ella, inocentemente.

— ¡Oh, qué gran tragedia! —ironizó Newt, acercándose a ellos—. Aquí la señorita "aburrir es igual a morir" no puede pasarse cinco minutos quieta.

—Me echarías de menos y lo sabes —respondió ella, divertida, dando un paso al frente.

—Si vais a empezar a besuquearos, me marcho —intervino Chuck.

Ambos chicos dirigieron la mirada al niño y Newt torció la cabeza, con curiosidad y frunció el ceño.

—¿Tanto tiempo tratando de separaros para que dejéis respirar a los habitantes del Claro cinco minutos y solo hacía falta que Annie se besara con alguien? —cuestionó Newt, incrédulo—. A este paso terminaré haciendo de celestino.

Ana soltó una carcajada.

—Sorprendentemente creo que se te daría bien —comentó la chica, dándole unas palmaditas en la espalda, aun riendo.

Newt se quedó pensativo unos momentos y luego, sin que nadie se lo esperara, Ana cogió tierra húmeda del suelo y se la tiró a él, dándole en el pecho.

—¡Eso por querer separarme de mi compañero de bromas! —comentó la chica, soltando una carcajada.

Newt se sorprendió. Nadie se comportaba así en el Claro.

—Annie, eso no ha sido...

Fue interrumpido por otra bola de barro que, esta vez, le dio en la cara.

Newt escuchaba la risa de Ana e intentó volver a hablar, pero ella le volvió a tirar tierra, soltando otra carcajada.

¡Muy bien! ¡Esto es la guerra! —exclamó el chico, devolviéndole a su amiga todas las bolas de barro que le había tirado.

Después Ana le tiró tierra a Chuck también y los tres empezaron a enzarzarse en una pelea, en la que sólo se oían sus risas llenando el aire.

—¡Eh! ¡¿Qué estáis haciendo?! —interrumpió una voz.

Los tres se giraron bruscamente para ver a Minho de pie, cruzado de brazos, con una expresión reprobatoria.

—No, no, no. Eso no se hace —dijo él, pero en seguida su expresión seria fue sustituida por picardía, antes de que le tirara barro a Newt—. ¡Así es como se hace, shank!

Maze Runner: La Prueba de la EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora