25. Recuérdalo siempre

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—¿Qué hay, Tommy? —exclamó Newt, con el rostro lleno de genuina felicidad ante la agradable y repentina sorpresa—. Tienes un aspecto fantástico para ser las tres de la madrugada.

Detrás de él, Ana se quejó por no poder ver los momentos Newtmas en primer plano, ya que su mejor amigo la tapaba.

—Uh. Ya tengo una idea —dijo muy emocionada y acto seguido saltó a la espalda de Newt y se aferró a él con brazos y piernas, para poder ver desde el lado izquierdo de su hombro.

El chico apenas se desestabilizó, cosa que a Ana no le sorprendió teniendo en cuenta lo fuerte que era.

—¿Sabes? La gente normal suele decir "¿Podrías apartarte por favor?" —sugirió su amigo, girando la cabeza para mirarla.

—Creía que ya habíamos superado la fase en la que creíais que yo tendría un mínimo de normalidad —comentó Ana, dirigiéndose a todos y soltando una carcajada.

—Buena esa —admitió, riendo con ella.

—¿Quién es el chico nuevo? —preguntó Minho.

Ana se fijó por primera vez en el niño pequeño que había en la sala y que en aquel momento le estaba estrechando la mano a Alby y presentándose con el nombre de Chuck.

Como si le hubieran dado una dosis de adrenalina, la chica se bajó de la espalda de su mejor amigo de un salto y fue corriendo hasta el nuevo muchacho; daba la sensación de que hubiera encontrado la cosa más fascinante del mundo.

—Hola. Soy Ana. Me gusta tu nombre —dijo con entusiasmo, envolviendo al niño en un abrazo, quien estaba demasiado sorprendido como para reaccionar.

—Annie, déjale respirar. Acaba de llegar —rio Newt, tirándole del hombro, para que dejara un poco de espacio a Chuck.

—¡Por lo menos yo tengo la decencia de saludar y presentarme! —se defendió—. Hasta el psicópata de Peter Pan de Once Upon a Time se presentaba. Que por cierto, ¿qué le pasaba ese chico en la cabeza? ¡Me traumó la infancia!

—Creía que de eso se había encargado CRUEL —comentó Minho.

—Apuesto a que CRUEL contrataría a ese Peter Pan encantado —expresó Ana, encogiéndose de hombros—. Irían juntitos a ver películas sangrientas y planearían estratégicamente el siguiente juego mortal para torturar chachorritos, frotándose las manos y riendo como cualquier villano de Disney que se precie.

—No les hagas caso —le dijo Alby a Chuck, mirando a los chicos con expresión reprobatoria—. No es tan malo. Seguramente te trasladarán pronto con nosotros a la habitación común. Será divertido, no te preocupes. Este lugar no es más que juegos y diversión.

—Sí, ya. Prueba tú a jugar al juego de Peter Pan; ya verás lo gracioso que es —murmuró Ana por lo bajo, sarcásitcamente, ganándose un codazo de Newt, quien le dio a entender que no debería decir esas cosas delante de un niño tan pequeño e inocente como Chuck—. Digo, ¡Campanilla nos llevará a todos al país de Nunca Jamás! ¡Yupi!

Chuck giró la cabeza para mirarla y torció el gesto, antes de que una pequeña sonrisa se posara en sus labios.

—¿Siempre es así? —preguntó señalándola, como si hubiera encontrado un unicornio volador bailando el Gangnam Style.

—No. Siempre es peor —respondió Minho, ganándose la mirada fulminante de Ana.

—Y con eso, la novia de Mickey, quiere decir que mi genialidad es demasiado grande y profunda para su entendimiento —explicó con una sonrisa burlona y luego fingió susurrar—. En el fondo me admira muchísimo, pero es un secreto; no se lo cuentes a nadie.

Maze Runner: La Prueba de la EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora