7. Descifrando el Laberinto

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Ana, seguida de los chicos, llegaron junto a Teresa y Thomas.

—¿Cómo llegaste hasta aquí? —le preguntó Newt a la muchacha de cabello negro—. Med-jack dijo que estabas y después de un segundo habías desaparecido.

—Tal parece que se le olvidó decirte cuando le pateé la ingle y salí por la ventana —respondió la chica, con una sorprendente confianza.

Ana soltó una carcajada y todas las miradas se posaron en ella. Tenía la sensación de que era algo muy común en aquella chica su ferocidad, ya le caía bien. Era extraño; sabía quién era, pero no se hacía a la idea, ni si quiera podía pronunciar la palabra sin sentirse incómoda.

—¡¿Qué mierda miráis?! ¡¿Nunca habíais visto a una chica reírse?! —cuestionó Ana.

La gente dejó de observarla y Newt prosiguió.

—Felicidades, Jeff —dijo el chico—. Oficialmente eres el primer hombre aquí al que una chica le pateó el trasero.

Ana soltó una tos falsa, para hacerse notar, recordándole las veces que ella y Gally se habían peleado.

—Bueno, el segundo —se corrigió Newt.

—Sigue hablando así y serás el siguiente —amenazó Teresa.

—Uy, persona errónea para amenazar —murmuró Ana, soltando una risa al ver la cara de Newt. Nunca, nadie le había hablado así. Por su parte no es que no se atreviera, pero el chico nunca había dicho o hecho nada para merecérselo.

Una ola familiar de acusaciones hacia Thomas, llenaron el ambiente. De nuevo lo culpaban por cada desgracia que pasaba. Él admitió que había desencadenado algo, pero no lo había hecho a propósito. Ana le creía; uno porque tenía fe en la bondad de las personas y dos, porque podía leer su mente y no parecía que hubiese nada de planes macabros para destruirlos.

Pero había algo que sí era cierto; las puertas no se cerraban, el sol no había salido y las provisiones no habían llegado. Muchos necesitaban a quién culpar y ese era Thomas, seguido por Teresa y, si no fuera porque no sabían que era su hermana, probablemente ella también estaría en el grupo de "los que eran culpables, porque sí". De hecho, Ana, se había puesto a discutir con Newt y Alby para que dejaran en paz a Teresa, pero al final Newt la convenció cuando le dijo que encerrándola estaría más protegida que de cualquier otra manera.

—Es mi hermana. Deberías encerrarme a mí también —comentó Ana. Era la primera vez que volvía a mencionar el tema de su parentesco con Teresa, nadie más lo sabía.

—No tiene nada que ver. Tú estuviste aquí mucho antes de que esta sangrienta locura empezara —dijo Newt.

—Quiero ir con ella —confesó la chica.

Newt sintió un pinchazo de empatía, como si él mismo entendiera por lo que estaba pasando, como si lo hubiera vivido.

—Lo entiendo, Annie. Pero estará segura. Además, necesitamos la mayor ayuda posible para solucionar este maldito desastre.

La chica asintió con una media sonrisa, tratando de sacar lo mejor de sí misma, para no salir corriendo detrás de Teresa.

(...)

—¡Mierda, Newt! ¡Ni se te ocurra morirte ahora, idiota! —le gritó Ana al chico inconsciente, mientras notaba como los ojos le quemaban por las lágrimas que amenazaban con inundarla.

Solo un rato antes, un Griever había venido a darles las "buenas noches", gracias al imbécil de Gally, quien se volvió loco y empezó a desmantelarlo todo. Además de Gally, Alby, había estado muy irritante, él mismo había admitido que ya no confiaba en sí mismo y por ello renunció al liderazgo. Fue duro verle así, especialmente para Newt y Ana lo sabía.

Maze Runner: La Prueba de la EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora