Maze Runner: La Prueba de la Esperanza

30. Siempre

Ana se despertó aquella mañana con una sensación de opresión en el pecho. Había soñado con Newt, con Teresa, con Nick, con Chuck y con Alby, para que al abrir los ojos se diera cuenta de que ya no estaban.

La chica se incorporó en aquella cama improvisada que habían hecho a toda prisa junto con la cabaña, como residencia provisional, mientras construían casas para todos. Por lo tanto debía compartirla con Brenda y un par de chicas más del grupo B.

Solo habían pasado cuatro días desde que habían llegado al Paraíso, cuatro días llenos de frustración y confusión. Todavía no sabía cómo sentirse; era como si todo estuviera bloqueado, o tal vez solo necesitara tiempo para asimilar todo lo que había pasado.

Lentamente, Ana, se levantó y, mientras se vestía, empezó a recordar el evento tan importante que tenían hoy. Ese día enterrarían a sus seres queridos, ese día les rendirían homenaje y usarían el cuerpo de Newt como representante de todos los que habían muerto. Por suerte, había podido subirlo al Trans-Plana, antes de reunirse con sus amigos en aquel caos, cuando se encontró con el Brazo Derecho, ya que aún lo tenían en uno de los icebergs.

Ana había tenido unos cuantos reproches con respecto a aquella ceremonia, alegando que no le parecía bien que gente a la que no le importaba y que no conocía a Newt estuvieran presentes en su funeral, llorando por alguien que ni si quiera era él. Sin embargo, tal vez por primera vez en su vida, Minho, con ayuda de Brenda, la convencieron en su discusión, explicándole que, al igual que ella, había otros muchos que necesitaban una manera de rendir homenaje de sus seres amados.

El tiempo pasó rápido. Antes de darse cuenta ya estaba caminando, con un ramo de claveles blancos en una mano, mientras ayudaba a transportar el cuerpo de su mejor amigo con la otra.

Ana se había pasado todo el día anterior preparando a Newt para aquello. Con ayuda de otros habían arreglado su ropa lo mejor que pudieron y ella se había encargado especialmente de rodearlo de flores de Loto en aquella especie de construcción que le habían hecho. Algunos habían propuesto incinerarlo y ella no habría tenido problema, ya que su forma ideal de ser homenajeada era esparcir sus cenizas en el mar, sin embargo, pensando en Newt, se dio cuenta de que él siempre había trabajado en la tierra y siempre lo había disfrutado, así que insitió en que él debía volver a la tierra con lo que siempre había sido feliz.

Pronto, Newt estuvo metido en el agujero que habían cavado y, en ese momento, a ella le ofrecieron decir unas palabras, aunque no sabía exactamente qué decir.

—No sé cómo empezar la verdad. —Su voz vaciló y notó lágrimas cayendo por sus mejillas—. Todos mis compañeros me miran como si hubiera perdido a mi novio, sin embargo... —Ana fue interrumpida por un sollozo involuntario que salió de su boca casi como si fuera una tos— ¡No era mi novio! ¡Dejad de mirarme como si fuera así, porque no lo es! —gritó, frustrada y siguió llorando unos segundos más, hasta que consiguió calmarse lo suficiente como para poder continuar—. Él era mi novio, pero también era mi compañero, mi mejor amigo, mi familia... ¡Él y mi hermana siempre fueron mi única familia! —chilló de repente, agarrándose a la piedra que usaban como lápida, sintiéndose demasiado débil como para mantenerse en pie—. Teresa y yo habíamos tenido muchos conflictos, sin embargo fue, es y siempre será mi hermana; nada podrá cambiar eso. Y Newt fue todo lo que una persona podría haber sido para mí. Ambos murieron por sus seres amados y, aunque CRUEL les arrebatara muchas cosas, nunca podrá quitarles eso. ¡Nunca! —rugió, entre temblores y lágrimas, antes de susurrar algo que más bien parecía que iba dirigido a sí misma, como si estuviera pensando en alto—. Mi familia ha muerto, pero siempre permanecerá conmgio.

Ana se agarró fuertemente al lado izquierdo de su pecho, justo en su corazón, para notar lo fuerte que latía, como si fuera un caballo desbocado. El dolor era muy intenso y todavía no sabía exactamente el significado de lo último que había dicho; era como algo que quedó flotando en el aire. No sabía cómo sentirse y, tal vez, eso es lo que la llevaba a caer en la frustración y la impotencia. Puede que solo necesitara tiempo para saber qué es lo que realmente estaba ocurriendo dentro de ella.