11- Almas Gemelas

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Estoy sentada en la cama tamaño queen de Kailey, observando el sótano semi-sucio. La ropa está esparcida en montones dispersos en el suelo y puedo escuchar el golpeteo de sus perros corriendo por el piso de arriba. Su madre está trabajando y sus dos hermanas están con su abuela. Kailey está sentada en su tocador. Su cabello castaño oscuro cae en hermosas ondas perfectas. Cuando termina, se sienta en la cama a mi lado. 







—¿Crees que el universo lucha para que las almas estén juntas?—Ella pregunta, de repente, dándome un cigarrillo. Ella enciende el suyo, antes de entregarme el encendedor.



 


—¿Qué quieres decir?—Le pregunto a mi mejor amiga. Ella se encoge de hombros, y la miro, soplando el humo. Ella se gira hacia mí, sus piercing se ven brillantes por la iluminación. 






—Como almas gemelas. ¿Sabes?—Ella le da una calada al cigarro antes de continuar—¿Nunca crees que quien ejecuta toda la operación se asegura de que realices las cosas que haces con alguien por alguna razón? ¿Que termines con la persona adecuada, incluso después de todo lo que pasó entre ustedes dos?—Me encojo de hombros. 







—No estoy segura. Es decir, sé que las cosas suceden por una razón, pero nadie sabe qué es hasta que llega.






—Creo que lo hacen—Me dice—Quiero decir, no hay otra explicación.







—Bueno, si el universo alguna vez lucha para que yo esté con alguien, te llamaré—Le dije sonriendo. 






[°°°]







 Escucho el monitor de corazón pitando antes de abrir los ojos. Lentamente los abro, recordando el ataque del hombre lobo. Mi garganta está seca e incómoda. La habitación es muy brillante, y tengo que parpadear varias veces antes de poder abrirlos por completo. Lo primero que noto es una presión a mi lado. Al voltear, veo a Charlie durmiendo en la cama junto a mí, su mano esta en la mía. Ella tiene un vendaje en su frente. Sonrío, consolada por su compañía. Lo siguiente que noté fue a Dean dormido en una silla al lado de la cama. Está roncando suavemente, con la cabeza enterrada en sus brazos, que están en el borde de la cama. Justo como cuando la muerte  vino por mí. No veo a Sam en ningún lado. Lentamente levanto mi brazo lastimado, que está todo lleno de moretones. Me duele, pero no me importa. Deslizo mi mano hacia Dean, antes de cerrar los ojos nuevamente, de repente exhausta. Pero, no por sueño. Es el tipo de agotamiento que está en tus huesos, no en tu cabeza. A mi lado, siento que Charlie apoya su cabeza en mi hombro. Dejé que mi cabeza descansara sobre la de ella. Charlie y yo nos estamos acercando tanto. Honestamente. Ella me recuerda tanto a Kailey. Ella es una genio, es graciosa, es valiente como el infierno. La admiro tanto. Honestamente, no podía dejar a estos tres incluso a menos que estuviera muerta. E incluso entonces pelearía como el infierno. Siento que Dean entrelaza sus dedos con los míos, y el pitido del monitor cardíaco se acelera junto con los latidos de mi corazón. En este momento, no me importa nada. Estaba viva. Estaban vivos. Se habían quedado aquí conmigo. Demonios, estaban a mi lado en la cama. ¿Eso es permitido incluso en los hospitales? ¿No había horas de visita? De alguna manera, creo que me he quedado dormida, porque a medida que adquiero conciencia puedo oír a alguien hablando. Más de una persona, en realidad. 







Sangre Fría | SUPERNATURALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora