12- Vetalas

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Dean y yo tenemos el hábito de escabullirnos en nuestras camas por la noche, siempre que no traigamos a alguien más a casa desde el bar. La mayoría de las noches, nos quedamos allí en silencio hasta que finalmente nos dormimos. Pero otras noches permanecemos despiertos toda la noche hablando de todo. A veces, hacemos las preguntas incorrectas y nos callamos, sin decir una palabra más por el resto de la noche. Me niego a preguntarle sobre Lisa. Soy demasiado cobarde. Aunque la idea de ella me molesta sin fin. Y él no me pregunta acerca de Jonathan o Kailey. Solo me pregunta sobre mi infancia, cuáles fueron mis sueños. Le pregunto lo mismo, y por qué se quedó en el negocio de la caza. Le dije lo que les dije a todos en mi graduación. 
Es algo gracioso, ser solo amigo de alguien que se queda en tu cama, o  ir a la suya solo para poder dormir. Sé que está mal, Dean dijo que no había relaciones y yo estuve de acuerdo con él. Pero, en las noches en que trato de dormir sola en mi propia cama, él entra a la madrugada y me pregunta si puede dormir conmigo. Y lo dejo, porque hago lo mismo con él. Cuando me levanto de las pesadillas, él es la primera persona a la que voy. Me gusta pensar que es lo mismo para él. Y en las noches que dormimos en moteles, es lo mismo. Quien se levanta primero, se dirige al otro. Charlie y Sam tienen sus sospechas, y los dejamos. Nos defendemos con la línea de que somos solo amigos, y técnicamente, lo somos. Aunque a veces parece que somos mucho más. Cada vez que salimos a alguna parte, la gente nos mira y nos pregunta que cuánto tiempo hemos estado juntos. Ya no nos ahogamos al respecto, solo nos reímos y decimos que no somos pareja. Han pasado dos semanas desde que Dean y yo aceptamos la regla de no relación. Esta noche, no tengo suerte para dormir. Dean está ocupado con una chica en el bar, y creo que fue a su casa. Pienso en solo acercarme a él y a la habitación de motel de Sam al lado, pero sé que no ayudará. Además, no quiero oler a esa otra mujer en él. 






—Hailey, ya duérmete. Escucho tus pensamientos miserables desde aquí—Charlie gruñe desde la otra cama. 






—No, soy miserable... Estoy sola. 







—¿Es por eso de que tú y Dean comparten camas?—Ella pregunta, abriendo un ojo  hacia mí, hay una pequeña sonrisa en su rostro.    






—No... no lo sé—Le digo, viendo hacia ella. 






—Deberías decirle cómo te sientes realmente—Dice ella. Pongo los ojos en blanco. 







—Charlie, no puedo. No recuerdo ninguna regla de relación. Además, solo veo a Dean como si fuera mi mejor amigo, como tu—Ella soltó una carcajada. 








—Sí, pero no has tenido sexo conmigo—Oh Dios mío. Ella hace esto prácticamente todas las noches. 








Sangre Fría | SUPERNATURALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora