Sangre Fría | SUPERNATURAL

O3- Es Una Pesadilla

 —¿Hacia dónde nos dirigimos?—Le pregunto a Dean, que ha estado conduciendo lo que parece ser una eternidad.

 Castiel nos había abandonado después de iHop, así que solo éramos nosotros tres otra vez. En este momento estaba haciendo que el asiento trasero se sintiera como en casa, sin zapatos, con la espalda apoyada en la ventana detrás de Sam. Mis pies estaban descansando en el lado de Dean. Lo veo mirar por el espejo retrovisor tratando de encontrar mi cara. 

—Colorado—Finalmente dice. ¿Colorado? Eso tomaría unos días al menos, ¿no? 

—¿Para qué?—Mi curiosidad comenzaba a sacar lo mejor de mí. ¿Qué podría a ver en Colorado? 

—Tenemos algunos vampiros para matar—Sam responde y asentí con la cabeza. Estos muchachos eran cazadores. Esto es lo que hacen para ganarse la vida. 

Comienzo, asegurándome de que estos chicos supieran que yo también estaba dentro.

—¿Vamos  a matar, cuántos vampiros?—Escuché que Sam soltó una pequeña carcajada. 

—Oh, no, princesa—Dean comienza. Arrugó mi nariz en disgusto cuando me llama princesa—Sam y yo vamos a matar a las perras. Tu te quedarás en la habitación del motel que alquilaremos. 

—Sabes, tengo  un montón de demonios tras mi culo y e sobrevivido, soy capaz  de ayudarlos chicos. Todo lo que tienen  que hacer es enseñarme.

—No—Ambos dicen a unísono, haciendo que me calle. 

Miro por la ventana, pensando en lo tonto que es esto. Podría ayudarlos, si me lo permiten. No soy una niña, lo entiendo. 

—Tengo veintiséis años  maldita sea—Dejo escapar un suspiro, lo que me hace volver a mirar a Dean. Vuelvo a ver algo junto a la ventana y, al mirar más de cerca, veo algo atorado en el cenicero. Salto hacia arriba, resbalando. De nuevo,entrecerrando los ojos, lo miro más de cerca. Casi me río de lo que veo. Hay un pequeño soldado de plástico verde apretujado allí—Chicos—Mi humor es muy claro—¿Y esto?—Sam mira hacia atrás para ver de lo que estoy hablando, su confusión se convierte en una pequeña sonrisa. Se ríe y se gira hacia Dean, golpeando su brazo con el dorso de su mano. 

—¿Recuerdas cuando metí esa cosa en el cenicero y no pudimos sacarla?—El humor de Sam es muy evidente también.   

 —Diablos, sí, lo recuerdo. Papá estaba tan enojado. Estaba seguro de que iba a enterrarte vivo— Dean se ríe, y se frota la barbilla.