14- Pesadillas

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Me levanté, con el sudor cubriendo mi cuerpo. Esta pesadilla no es como las demás. No se trataba del incendio, ni del hospital, ni de Jonathan y mis padres. Me asusta mucho. Es la tercera vez que la tengo. Hasta el último detalle. Puse mis codos sobre mis rodillas, sosteniendo mi cabeza entre mis manos, tratando de mantener mi respiración bajo control. Aún pesa mucho mi pecho. Miro a Dean, que está durmiendo a mi lado. Solté otro aliento tembloroso. Aún no se lo había contado. No podía convencerme de lo que era mi pesadilla. No importa cuánto trate de soñar con otra cosa, siempre termino despertando con la misma pesadilla. Salgo de la cama, necesito algo con lo que me distraiga. No volvería adormir ahora. Camino por el pasillo silenciosamente, haciendo mi camino a la habitación de Sam. Abro la puerta lentamente, mirando dentro de la habitación oscura. La luz del pasillo ilumina ligeramente la habitación, y puedo ver a Sam acostado en su cama, su pecho subiendo y bajando con cada respiración. Me hace sentir tan aliviada. 





Me dirijo a la cocina, tratando de ver qué hay para comer en la nevera. Saco una caja de comida china y la caliento. Cuando está hecho, agarro la botella de vodka que estaba medio llena y me siento en la mesa. Tomo un trago  grande de la botella antes de atacar la comida china que había calentado. 






La noche es oscura. La luna y las estrellas están cubiertas por nubes gruesas. Sam, Dean y yo salimos de la gasolinera bien iluminada, con una lata de gas recién llena en nuestras manos. Baby había decidido parar a un par de millas por la carretera. Oh bien Dean no estaba prestando atención a la cantidad de gas que le quedaba o estaba decidido a llegar a la estación de servicio antes de que quedara vacío.





El brazo de Dean está alrededor de mi cintura mientras  caminamos por la calle oscura y desierta. Es tranquilo, con la excepción de nuestros pies golpeando el pavimento. Hace frío y una suave brisa me atraviesa el pelo. De repente, escucho el clic de un arma. Dean también lo oye. Nos detenemos, mirando a Sam, que está congelado en el lugar, una figura detrás de él. Las manos de Sam están ligeramente hacia arriba, mirándonos a los dos con una expresión mortalmente seria. Dean alcanza su espalda y saca su arma en un abrir y cerrar de ojos. Soy lenta en reaccionar. La cara se eleva detrás de Sam por solo un segundo, y noto que tiene una máscara. 





—Bajen  sus armas o él muere—La voz es nerviosa. Miro a Dean, observando su expresión. Es una mezcla entre aterrorizado, ansioso y enojado. Él me mira antes de dejar que sus ojos se posen en su hermano. 




—No queremos ningún problema—Dice Dean, lento y mortal. El hombre soltó una pequeña risa. 




—No habrá ningún problema, siempre y cuando bajen sus armas. 




—Bájala—Me dice Dean, extendiendo lentamente sus manos a los costados y colocando su arma en el suelo, pateándola hacia Sam y al hombre. Miro a Dean de nuevo, con los ojos muy abiertos, mientras imitó sus acciones. Lo único que hizo que este momento fuera mucho más aterrador es que esta era una persona real, no una criatura—Dame todo tu dinero, y lo dejo vivir—Dean y yo  sacamos nuestras billeteras. Dean saca el resto del dinero que tiene y extiende su mano hacia el hombre, dando un paso más cerca. 





—Dean—Susurre, examinando la billetera que había robado meses atrás—No tengo dinero—Mi aliento es inestable. Es la vida de Sam, la que esta en las palmas de nuestras manos. Dean me mira, abriendo su boca y cerrándola de nuevo.




—Está bien—Me dice, pero sé que él sabe que los dos no creemos eso.




 El hombre le pica la cara con la mano libre, antes de decirle a Sam que agarre el dinero de Dean. Sam hace lo que le dice, agarrando el dinero de su hermano con manos temblorosas. Ambos se miran el uno al otro por un momento antes de que Dean asienta una vez. Apenas registro lo que sucede después. Sam está de espaldas a nosotros, pateando al hombre que sostenía el arma en su cabeza. Sam prácticamente se lanza hacia el suelo, levantando una de las armas antes de levantarse de nuevo, apuntando al hombre. Suena un disparo que hace eco a lo largo de la noche silenciosa. Salto al sonido. Dean da un paso adelante de mí. Miro, esperando a que el hombre caiga al suelo. Porque Sam es demasiado bueno como cazador para haber perdido el tiro. ¿Cierto? Incorrecto. Miro como Sam cae al suelo, la sangre comienza a manchar la parte delantera de su camisa. Dean ya tiene una pistola en la mano y la apunta al hombre que se queda atónito. 




Sangre Fría | SUPERNATURALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora