6. De paseo

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Freya se encontraba castigada en su habitación. Su humor era aún más malo de lo normal. Su maestro le había dado un largo sermón que consistía, básicamente, en que no debió de haber humillado a Manigoldo de esa manera. La muchacha estaba cansada de estar confinada en su cuarto, decidió salir. Albafica la vió alejarse pero no le dijo nada.<<No vale la pena, igual me ignorará>> pensó el bello caballero mientras soltaba un gran suspiro.

Debido a que ya todos sabían de su existencia ya no había necesidad de ocultarse. Freya cruzó por todos los templos pero no saludó a ningún caballero. Aunque no lo pareciera ella los apreciaba mucho, después de todo eran sus amores de infancia, además de ser sus amigos. La razón por la que no les hablaba era porque seguía enojada consigo misma.

Al llegar a Virgo, a Freya se le revolvió un poco el estómago. Recordó a que Asmita era uno de sus preferidos y, por un momento, su lado fangirl salió a la luz pero, como la buena actriz que era, lo escondió. Virgo se encontraba meditando en el centro del templo. Freya, dejando su orgullo de lado, se sentó junto a él. Quería dejar de castigarse a si misma. Quería dejar de parecer una amargada. Quería volver a esos personajes como sus amigos más cercanos.

A Virgo le extraño mucho el comportamiento de la joven pero no dijo nada. Asmita se había enterado del rumor de que ella se acostó con Shion y eso lo había decepcionado mucho. Creía que Freya era diferente a esas mujeres que solo querían acostarse con un dorado para tener un estatus social más alto.

Había un silencio muy incómodo, pues Asmita estaba un poco enojado con Freya y ella se encontraba batallando contra su orgullo.

-Hola-Dijo la joven un poco nerviosa. Asmita no le contestó.-¿Por qué no me contestas?-Ella esperaba una respuesta pero nada se escuchaba.-¿Estás enojado?-Nada aún.-Oh ya se. Tu también crees en el rumor. En verdad me decepcionas. No me esperaba que creyeras tanto en los chismes de por ahí.-Asmita apretó un poco sus ojos. Lo habían atrapado. Él se ilusionó por lo que dijo la joven, que el rumor era mentira.

-¿Es cierto?-Preguntó temiendo que la respuesta fuera un sí.

-No-. Contestó Freya bastante molesta. Había venido a reconciliarse y solo se enteró de que hasta el caballero más aislado de la sociedad sabía del chisme. También estaba bastante herida, ya que seguía considerando a Asmita como un gran amigo.

Al escuchar un no, Virgo se sintió un poco alegre. Sonrió casi imperceptiblemente para todos, menos para Freya. Ella sí lo notó. Esa sonrisa le confirmo que Asmita le había creído.

-Quiero ver tus ojos-. Pronunció ella sin más. El guardián de la casa de Virgo accedió, dando a la luz aquellos hermosos ojos azules sin brillo ni luz, opacados, debido a la ceguera. A la chica le encantaban esos orbes azules y el chico lo sabía. Freya se hincó, poniéndose a la altura del hindú que se encontraba en posición de loto. La joven colocó una de sus manos sobre la mejilla ajena mientras se acercaba a su rostro. Sus respiraciones rozaban. Asmita por primera vez en su vida sintió nervios e inquietud. La chica no estaba para nada nerviosa pues su plan no era besarlo ni nada por el estilo, pero eso no lo sabía Virgo. La chica colocó la otra mano sobre la cabeza de Asmita causando un mariposeo en el estómago de él. Se fue acercando más y más pero lo único que hizo fue colocar su frente pegada a la de él. El hindú se decepcionó un poco, pero ese sentimiento desapareció de él en el momento que pudo ver. Sí, el pudo ver. La chica utilizaba su cosmos para transferirle alguno de sus recuerdos de cuando se encontraba en el campo de rosas venenosas. Pasaron varios minutos y seguían en la misma situación. Virgo estaba encantado con lo que "veía" y no quería que el momento acabase, pero lo hizo. La chica se paró y le dió una tierna sonrisa dejando atrás a un Asmita incrédulo.

-Adiós-. Dijo la joven mientras se iba del templo. El hindú no respondió porque aún no quería escuchar ni decir un adiós. Pero ya era demasiado tarde, Freya ya se había ido.

| Cambio | Saint Seiya: The Lost CanvasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora