21. Las batallas en la Atlántida

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Los extranjeros siguieron a Unity, adentrándose en la helada ciudad. Ellos iban caminando, mientras que el albino seguía montando en su caballo. Degel y Unity se estaban poniendo al tanto después de años sin hablarse, ya que eran amigos de la infancia. Freya se alejó un poco del grupo e Hypnos la siguió. Dejaron que los demás se adelantarán unos metros y comenzaron a platicar.

-Te veo más seria de lo normal-comentó el dios del sueño mientras observaba a la joven, que estaba perdida en sus pensamientos.

-No sé que hacer-confesó ella.

-No te entiendo.

-No es nada-decidió que darle demasiada información a Hypnos no era apropiado-.No te preocupes.

-.Está bien-dijo el dios. Sabía que algo le pasaba, pero quería respetar su privacidad.

Siguieron caminando en silencio. Había demasiado frío para Freya. Decidió volver a caminar junto a el grupo, juntandose a Kardia, que emanaba mucha calidez debido a su corazón que estaba, literalmente, en llamas. Claro, ella no admitiría la razón de su acercamiento, así que solo se acercó a Escorpio fingiendo que quería ver mejor las otras partes de la cuidad, cuando su verdadero propósito era estar calientita. Observó todo el paisaje, no había ni una sola alma vagando por las calles.

-¿En serio ésto es Bluegrad? No hay ni un alma. Son puras ruinas-dijo Kardia.

-Todos se fueron debido al frío y la mala agricultura, además de que aquí puedes morir de un simple resfriado debido a que el frío debilita tus sistema inmunológico. Estoy solo en esta ciudad. Pero los visitantes siempre serán bienvenidos-su voz sonaba melancólica a pesar de su optimismo.

Unity bajó de su caballo. Todos los caballeros, el dios, y la joven continuaban siguiéndolo, todos a pie.

-¿Cuánto falta para llegar?-preguntó Manigoldo. Ya hacía falta un infantil comentario suyo o de Kardia-Mientras menos tiempo pase con la rubia, mejor-dijo refiriéndose a Hypnos.

-No me llames rubia, necrófilo-se defendió el dios-.Pero si no me quieres cerca tuyo, con mucho gusto puedo ir con Freya-canturreó Hypnos, provocando a Cáncer.

-Oh, no. Eso no, dios de cuarta. Además, el necrófilo es tu hermano.

-Tu maestro no se queda atrás.

Y así fue como empezaron a dialogar durante todo el camino. Los demás los ignoraban parcialmente. Solo cuidaban que no empezarán a golpearse.

Todos entraron al centro de la ciudad. Unity los dirigió hacia un gran portón que daba entrada a una enorme biblioteca. Y la joven se sentía cada vez más nerviosa por la batalla que se destaría dentro de un rato.

-¿Qué es esto?-preguntó Freya asombrada por el colosal tamaño de la habitación. Era como un enorme cilindro sin fin, tan profundo o más que un precipicio. Estaba rodeado de de estantes, y todos ellos llenos de libros. Libros y más libros.

-Es el conocimiento de toda la humanidad plasmado en libros. Es el legado de todos nuestros antepasados-explicó el albino-.Mi familia, perteneciente a la realeza, era encargada de cuidar está enorme biblioteca y unas cuantas cosas más.

-No me esperaba menos del amigo de la infancia de la hielera, ambos son ratones de biblioteca-dijo Kardia sarcásticamente. Mientras Degel solo suspiraba y lo ignoraba.

-Deberías de abrir un poco mas tu mente y comenzar a leer, tal vez te sirva de algo-aconsejó Unity al escorpión. Volteó a ver a los demás-. Siganme-ordenó mientras bajaba por unas enormes escaleras caracol que bajaban hasta el fondo de la habitación. Todos lo siguieron en silencio, observando sus alrededores.

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