Pasaron los días y los meses. Todo el Santuario estaba inundado de paz y alegría para todos los caballeros, en especial los dorados quienes se encontraban alumbrados por el buen humor que siempre tenía Freya. Era un día común y la joven seguía su rutina, como siempre. Se levantó de su cama, fue a desayunar, molestó a Albafica y salió del templo de Piscis. Bajó las escaleras de las 12 casas, parándose a platicar con los guardianes de cada una de ellas y fue a pasear por el Rodorio.
Cuando bajó las escaleras se encontró a El Cid.
-¿Me acompañarías al mercado?-dijo ella amablemente. Estaba decidida a socializar con Capricornio.
-Mmm... Bueno.
Ambos se dirigieron a la plaza central. Estaba llena de hermosas y jugosas frutas y finos ropajes que parecían ser muy cómodos. A Freya le brillaron los ojos. Corrió hacia el puesto y se dedicó a comprar 12 prendas. El Cid sólo la seguía silencioso. Ayudaba a la joven a cargar todas las bolsas.
La aprendiz de Piscis comenzó a platicar cómodamente con un chico joven, esbelto y apuesto. La mente de El Cid trabajó rápidamente. Él se colocó junto a Freya mirando al chico de manera intimidante para pronunciar esas palabras:
-Lo siento, está apartada.
El chico lo miró con un aire de superioridad-¿Por quién?¿Por un flacucho como tú?
Freya hizo una mueca de dolor imaginándome la manera en la que El Cid golpearía al chico, sintió lástima por él.
-Si fuera yo estarías muerto. Aunque no creo que sea mejor para tí que ella sea novia de Asmita, el caballero de Virgo.
El desconocido palideció. En santo de Virgo era un tabú. Nadie se atrevía a hablar o estar en contra de la voluntad del hombre más cercano a Dios. A pesar de que Asmita no salía de su templo y su personalidad no era tan mala como los rumores decían, todos en el pueblo le temían. Algunos dorados, que desconfiaban de el hindú, se habían encargado de hacerle mala fama.
El chico decidió no meterse en problemas y salió huyendo "discretamente".
-¿Por qué le temen a Asmita?-Preguntó la joven.
-Nosotros los dorados no confiamos mucho en él. Al parecer tiene una percepción diferente de nosotros del mundo. Y para nuestra desventaja, él es el más cercano a Dios.
-Asmita es un pan de Dios. Yo estoy de acuerdo con su filosofía budista. Además, créeme, siempre le será fiel a Athena, al igual que tú. Además no soy su novia-la joven dijo esto último haciendo un puchero pero hablando con cierta tristeza.
El Cid decidió mantenerse callado. Sin decirse palabra alguna regresaron al Santuario. Estaban a punto de llegar a la casa de libra cuando Freya recordó algo.
-Mierda, mierda. Olvidé una prenda-Le tendió te todas las bolsas con lo que acababa de comprar al español-. ¿Serías tan amable de llevar esto a la casa de Piscis mientras voy por lo que me me olvidó? Gracias-. Capricornio vio a la joven alejándose rápidamente.
Freya llegó a la plaza central y comenzó a buscar su ropa pero se escucharon unos estruendos y gritos de hombres. Corrió hacia aquel lugar. Era el orfanato de Tenma, Aline y Sasha. Frente a él se encontraba Dohko, Shion, Tenma, algunos espectros y Alone.
La chica quedó paralizada, de pie, viendo aquella escena. Veía al joven de rubios cabellos que al parecer se estaban tornando oscuros, negros. Ella sintió miedo. Tristeza. Furia. Todo al mismo tiempo. Se sentía congelada, sin saber que hacer. Recordó lo que sucedería: Alone asesinaría a Tenma.
A "vasija humana" de Hades levantó su brazo y, desde dentro de su túnica, apareció una pintura de Tenma cuando era niño. Freya sabía lo que sucedería, pero no podía interrumpir. Aquel era un evento muy importante en el que no podía interferir. Tenma tenía que morir en esa ocasión para que Athena gane la Guerra Santa.
Una equis roja fue dibujada con sangre en el retrato de Tenma. Y por un momento, imperceptible, Alone miró de reojo a Freya. El caballero de Pegaso cayó al piso. Había muerto. La vista de Freya se nubló. Sabía que Tenma volvería pero el sentimiento de perdida estaba presente. Pronto sería la muerte de su maestro. Pronto sería la muerte de su amado Asmita.
Cuando recuperó su visión vió a Dohko y a Shion. El caballero de libra justo había acabado su batalla con Kagaho de Bennu. El seguía en shock. Freya caminó lentamente hacia ellos, como si nunca quisiera alcanzarlos. Ellos la voltearon a ver.
-Sabía que esto sucedería-la aprendiz de Piscis habló lenta y fríamente, conteniendo sus emociones.
Libra enrojeció de furia y tomó a Freya bruscamente por los hombros.
-Entonces, ¿por qué? ¿Por qué no lo salvaste? Era como mi hermano. ¡¿Por qué?¡ ¡Mierda!-. Fue en ese momento cuando la chica estalló. Comenzó a llorar desenfrenadamente. Dohko había aumentado su fuerza y comenzaba a provocar moretones sobre la piel de Freya.
-No lo entiendes. Tenía que pasar. Tenma tenía que morir.
-¿Qué mierda? ¡Nadie tiene que morir! ¡Nadie! ¿No eres una amazona? ¡Se supone que tú salvas a las personas, no las dejas morir-el caballero de la séptima casa comenzó a elevar su cosmos.
-Yo no soy una amazona. Pero si siento como mi responsabilidad el salvar a la gente. ¿Tú qué sabes? Solo eres un dibujo animado para mí. Yo los amo como si fueran mis hermanos. Claro, a ti nunca te quise. Te odio. No te mereces el futuro que te espera. Aquí la que sabe quién muere y quién no, soy yo. Tu vida depende de mí así que ten cuidado-Freya también había elevado su cosmos, superando el de Dohko. Su furia había estallado. Se arrepintió de lo que había dicho. No odiaba a el caballero, sólo no le parecía que a él lo hubieran salvado y a los demás no.
Shion, al percatarse de que la cosa se estaba descontrolando decidió separarlos. Dohko estaba fúrico. Salió corriendo hacia el bosque buscando una manera de desahogarse sin provocar una pelea. Shion abrazó a Freya. La tomó delicadamente y la cubrió con sus brazos. Ella se sintió protegida, querida.
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| Cambio | Saint Seiya: The Lost Canvas
FanfictionFreya es una joven de origen mexicano. Ella apareció en el mundo de Saint Seiya, su anime/manga favorito. Lo mejor es que ella apareció en The Lost Canvas, su saga preferida. Ella usará sus conocimientos para evitar las tragedias que sucederán. ¿Se...