—¿De dónde dijiste que eras, Belmont? —preguntó Daven Crimson sin dejar de ojear al elfo con minuciosidad.
—¡Vantaa! —respondió April tragando a toda prisa —. Su familia lo envió a Uspiam por un intercambio.
—Te ves curioso, Belmont —opinó Iliria Crimson dándole un profundo sorbo a su copa de vino —. Se nota a leguas que no eres de aquí. ¿Y por qué escoger Uspiam para un intercambio?
—Querían que se reencontrara con la naturaleza —respondió la chica.
No había podido comer un solo bocado de sus calabacines rellenos en paz. Sus padres habían reemplazado la falta de alimentos de origen animal con miles de preguntas que hacerle a aquel invitado que les resultaba inmensamente peculiar.
—Corazón, deja hablar al pobre muchacho —dijo Daven entre risas —. Has respondido todas las preguntas que le hemos hecho —llevo el tenedor con comida hacia su boca.
—No es de muchas palabras, papá —mintió April para luego tomar vino intentando calmar sus nervios.
Belmont, sentía todo lo contrario a April. Embelesado, admiraba el sabor y la cantidad de tantos alimentos sobre una misma mesa. En Lenandorf las costumbres eran distintas, no había una hora exacta para reunirse a comer, cada elfo consumía los vegetales o frutas que se le atravesaran en el bosque hasta quedar saciado.
—¿Y que añaden al arroz para que tome esta textura crocante? —preguntó con la sonrisa más grande que April jamás hubiese visto en él al tiempo que analizaba los cubiertos que entre todos le habían enseñado a usar.
Daven e Iliria compartieron una mirada cómplice y sus pupilas brillaron.
—Disculpa nuestro interés en tu vida, Belmont —dijo Iliria —. A pesar de que debo admitir que le eres muy interesante a mis sentidos, me impresiona que April te invitara, nunca había traído a un novio a la casa.
—¡Novio! —gritó Dorotea que se aproximaba a la mesa con cuatro copas de helados.
—¡Novio! —exclamó April dando un pequeño brinco que la alejó del elfo todo lo que la silla se lo permitió.
—Tú eres demasiado joven para tener novios, April —dijo Dorotea con desapruebo mientras ubicaba los helados sobre la mesa.
—Déjala que disfrute —respondió Iliria llevando la copa de vino a sus labios para descubrir que estaba vacía —. No hay nada como el amor juvenil.
—Cierto —concordó Daven y besó a su esposa.
—No es mi novio —aseguró April retomando la compostura —. ¿Verdad? —miró a Belmont con una sonrisa esperando recibir apoyo.
—Novios ... ¿o sea cuando dos personas tienen intereses románticos en común? —preguntó el elfo sin apartar la mirada del helado que tenía en frente.
—Belmont es amante de la botánica, y vino porque le ofrecí mostrarle nuestro jardín —dijo April poniéndose en pie y planchando su vestido vainilla con sus manos —. Así que te sigo —miró al elfo y extendió su mano —. Puedes llevar el halado si quieres, está hecho con leche de almendras y es totalmente vegano —aclaró.
—¿Y tú helado, cariño? —preguntó Iliria reabasteciendo su copa de vino.
—Ya estoy satisfecha —respondió y junto con el elfo se alejaron de la mesa.
Pasaron junto al tronco del ciruelo y llegaron a la piscina de agua transparente rodeada por la misma piedra que decoraba toda la villa. Belmont, impresionado se agachó dejando el helado a un lado para recoger un poco de agua en sus manos.
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Las Gemas De Uspiam
FantasyApril, Veronica, Konrad y Sidney son cuatro adolescentes que viven en un tranquilo pueblo en medio de una enorme reserva forestal donde nunca ocurre nada emocionante. Al menos hasta aquel día en el que los cuatro amigos son obligados a detenerse med...