capítulo 5

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  El comienzo de la aventura

Me dirigí junto a Whill hacía uno de esos árboles cabaña. Subimos por unas escaleras hecha de madera atadas por lianas. Al llegar arriba, observé a mí alrededor dándome más vistas, a lo lejos veía un lago que deslumbraba todo a sul alrededor.

—Ven entra, date prisa.—insiste whill  abriendo una pequeña puerta.

Entré y lo primero que vi fué una especie de ermitaño con una corona hechas de pétalos de colores en un trono junto a 20 Whilfos más. Me quedé parada al ver que todos dirigían la mirada hacia mí. No sabía que decir, me pusieron nerviosa.

—Esta es la hija de Piter Harrison, señor de los bosques.—Le comenta mientras me señala.

—¿Esta? — pronuncia levantandose del trono yendo hacia mí.

—Así es.—afirmó con cautela.

Empezó a reir y todos hicieron lo mismo. Nose si se burlaban de mí o no, pero como siempre he dicho no me importa una mierda. No me dan de comer para que su opinión influya en mí.

—Me llamo whillking. Jefe de los Whilfos y protectores de los bosques. Bienvenida a nuestro mundo jovencinta, mañana te pondré al día con tus poderes. Ahora, ¡vamos a beber!—dice feliz bebiendo del vaso de unos de sus fieles.

Madre mía, dónde me he metido. Con una panda de fiesteros incluso siendo criaturas mágicas, quien lo diría. Salí afuera de la casa y seguí contemplando las vistas. Que bonito se veía todo. Me encantaría vivir en este sitio. Una Whilfor se acercó desde unos de los puentes que daba a otro a árbol.

—Hola preciosa,¿Cómo estás? ¿Cómo te llamas?—preguntó mientras se apoyaba en las lianas que se sostenía para no haber una caída.

—Hola, perfectamente aunque hecho de menos a mis amigas y a mi madre. Me llamó Johana ¿y tú?

A quién voy a engañar, no voy a ocultar algo tan absurdo. Todos hechamos de menos a alguien. Quiero reirme de una de las estupideces de Melissa, y también quiero escuchar los consejos de Elizabeth, pero sobre todo quiero ver a mi madre aunque sea solo por dos minutos.

—Me llamo Whiliana, y Sí, te entiendo.Pero no te preocupes, volverás a verlas seguramente.

—¿Tú crees?

—Sí—afirma moviendo la cabeza de arriba abajo.

—¿Y si la profecía es solo una mentira y acabo muerta por un monstruo?

—Es Verdad querida, y ahora acompañame te dare sitio para que descanses.

—vale—pronuncio bostezando muerta de sueño.

La acompañe hacía el otro árbol. Aquí solo habia Whilfas,como diría yo cabiandolo a femenino. Me sentía cómoda ya que suponía que era de mismo género. Me tumbe en unas mantas gruesas y suaves que me dio Whiliana. Estaba muy calentita dentro de está, así que me quedé dormida en menos de cinco minutos.

Amaneció y un sonido que venía de una especie de trompeta sonó fuertemente levantado a cada uno de los aldeanos. Abrí los ojos y me levante enseguida como si estubiera en un ejército. Todas estaban ya despiertas y preparadas. Me asomé por la liana saliendo de la puerta de la guarida. Alze la mirada ya que se veía todo con claridad y contemple unas montañas Nevadas que quedaba a lo lejos del horizonte. Eran hermosas con una forma extraña y admirables de ver. Miré hacía abajo y vi una mesa montada por los hombrecillos con taburetes de troncos. Baje con las demás y desayuné como dios manda. Estaba buenísimo o es que tenía mucha hambre. Me levanté y fui donde se encontraba el Jefe del bosque que estaba sentado al final de la mesa.

—¿Cuándo empiezo?— le digo directamente sin mover ni un músculo.

—¿Qué cuándo empiezas? Whill, Llevala al campo de batalla. Ahora voy hacía allí.—Declara alzando la voz y levantando la mano con un vaso de madera llena de licor.

—Enseguida Maestro. Ven es por esta dirección.—soltó rápidamente sin perder un segundo y dirigiéndose hacía los anteriores árboles.

Valla Jefe tienen. Estoy un día aquí y las dos veces que lo veo está bebiendo alcohol. Me fui con Whill pasando los árboles encontrando enseguida una zona sin ningún árbol, pero rodeado por unas piedras colocadas unas encima de otras. Que sitio tan raro ¿Esto es un campo de batalla? Además, ¿no se supone que es con magia que importa el lugar?—pensé en mí subconsciente.

Nos quedamos parados en medió del lugar esperando al borracho que se suponía que tenía que venir. Pasado unos veinte minutos, aparece por fín el ejemplo a seguir de todos los jefes.

—Bien Hanna, comenzemos— declara tambaleandose de un lado a otro mientras se acercaba.

—¡Me llamo johana estúpido borracho!- grito dejando un eco por toda la zona aullentando a los pájaros que se sostenían en los árboles de los alrededores.

—¡Vasta de tonterías!- dice serio en voz alta dejando un eco cómo el mío.

—Pues enseñame de una vez, no tengo tiempo que perder. - añado  estirandome como si fuese necesario.

—Suelta a la Bestia del tipo tres! —-dice observando a Whill.

—Entendido.

—¿Espera qué?— pronuncio revolucionada.

Unas piedras que se encontraba en el suelo  formó una barrera por dónde habíamos regresado. Otra zona de piedras se abrió dejando así una entrada a una Bestia con dos cabezas de lo que parecían ser Osos, de un color negro y de un tamaño a la altura de un Elefante. Tenían cuatro brazos con garras demasiado grandes y afiladas, dos pies de los cuáles podía manterse en pié y una boca enorme con grandes dientes puntiagudos. Querían matarme estaba segura. Estos no eran amigos de mi padre ni nada por el estilo.

—¡¿Estáis locos imbéciles o es que intentais matarme?!— grito fuertemente dando pasos hacia atrás.

—Solo haz tu trabajo y deja de lloriquear.— responde vigilandome desde lo alto de las piedras.

Es cómo si me hubieran dicho ya cómo manifestar mis poderes. No los entiendo para nada, pero desde luego, así poco.

La bestia empezó a ir más y más deprisa hasta que empezó a correr hacia mí emitiendo un sonido qué daba muchisimo miedo. Yo me quedé pasmada sin pestañear al ver que no tenía tiempo ni para moverme hacía un lado. Quién lo diría, pero creo que cualquiera sentiría lo mismo.

—¡Az algo ya jovencita! -grita el señor de los bosques con esperanzas.

Al Otro Lado Del Mundo.(La Profecía De La Luz)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora