Perdida en el laberinto
Parecía que mi alma iba salir corriendo de mi cuerpo. Notaba cada bombardeo fuerte en mí pecho creandome adrenalina.
—Esta aquí.— declara observando uno de los pasillos.
—¡Vamos por aquí!—grita Smith dejando paso a través de las paredes.
Corrimos pasando por el hueco y nos encontramos con cinco callejones. Smith siguió abriendo paso utilizando su poder para llegar lo antes posible. Iban demasiado deprisa, no les alcanzaba el ritmo por culpa de fumar. No solamente por eso, también por el miedo, los nervios te deja sin saliva al reproducir la adrenalina. Estaba ahogada. Era prácticamente de noche. La Luna brillaba junto algunos planetas en el cielo dando un poco de visibilidad. Yo seguía sin fuerzas. Whill me gritaba para que fuera más deprisa.
Nose cómo es capaz de correr tan rápido ese elfo enserio, creo que voy a dejar de fumar porque esto es ridículo. En cambio Smith es normal que vaya así.
De pronto salí volando hacía adelante por un impacto creado detrás de donde me encontraba. Piedras de enormes trozos del suelo cayeron por todas partes creando una humareda de polvo. Mi trayecto fue tan rápido qué no sabía ni lo que estaba sucediendo. Estaba elevada a un metro del suelo de cara a esta.
¡Levanta! —Grita Whill con su mano derecha sosteniendome con su poder.— ¡Esto no me dura mucho!
Me levanté mirando atrás observando a lo que parecía ser un rinoceronte de color negro. No uno cualquiera por supuesto, si no uno con dientes de pirañas y unos ojos infernales de color amarillos como las serpientes. Su cuerno ubicado en la nariz se dividía en dos. Tenía una especie de caparazón cómo el de los armadillos en su lomo, pero con pinchos resaltantes negros. No me daba miedo. Si no lo siguiente. Ese monstruo tenía una mirada asesina increíble. Bajé la vista y mire a Smith en frente de la bestia.
— ¡¿Pero que está haciendo?! !¿ Que es eso? — pregunto alterada con ataques de ansiedad.
— Dejale a él, tú no podrás.— declara observando la situación.— Es una de las Bestias consideradas como las cero. Un peligroso y temeroso animal evolutivo que solo sale en las noches.
— ¡¿Y porqué no me habíais dicho en tu pueblo que había más clases?!— digo con furia grotesca.
¡Cuidado!— Grita Whill impulsandome hacia la derecha tirandome al suelo.
Una onda extraña chocó contra todas las paredes provocando grandes llamas y movimientos sísmicos. Las pequeñas plantas que cubrían algunas que otras partes de las rocas ardían iluminando más el lugar. Un pitido sonaba en mi oído dejándome confusa.
No se que ha pasado, supuestamente estos muros de rocas no pueden romperse. Smith está tirado en el suelo a varios pasos. Y Whill está inconsciente por haberme salvado. No tengo claro lo que ha sucedido, que ha hecho ese animal para haber producido esto. Sé que si vuelve a hacerlo estoy acabada.
Apoyé las manos en el suelo y me levanté decidida. Alze la mano izquierda creando un rayo veloz de luz en su dirección. La bestia levanto las dos patas delantera y las volvió a colocar en el suelo de un golpe brutal. Levantó una corriente de aire que ascendió provocando qué mi poder se desvaneciera en el camino. De pronto chispas salían de sus cuernos creando una conexión eléctrica entre medio de esta. Coloqué las dos palmas iluminadas juntas creando la misma barrera reflectora de antes. El Rinoceronte se levantó con sus patas traseras y abrió la boca provocando una onda electromagnética. Gran parte se reflejó haciendo que se le devolviera, pero las ondas eléctricas se dispersaban y llegó a alcanzarme por algunas direcciones dejándome aturdida y mareada.
Maldición, no le ha hecho nada. Su poder no le hace daño. Me temo que estoy perdida. No puedo ver, el mareo me impide observarlo con claridad.
Empecé a correr dejando de lado a Whill y a Smith. Me adentre en un callejon y seguí hasta encontrarme con dos caminos más. (No se veía apenas nada). Giré hacia la derecha y seguí el sendero. Un rugido sonó justo delante mía. Junte las manos para crear la barrera reflectante, ya que iluminaba al ser de color blanco brillante. Vi a dos bestias enormes, una anaconda con rayas de colores negro y blanco. La otra era un león conpletamente plateado. Me observaban a varios metros como yo en el mismo momento. Una tensión me subió por el cuerpo haciendome correr hacia atrás para dirigirme al camino de la izquierda.Mientras me dirigía, Muchos sonidos bestiales se escuchaban dejando un gran eco que sonaba por todo lo alto. Llegué al pasillo y empecé a ir menos deprisa.
Estoy muy cansada. No he dormido bien, no he comido apenas y usar este tipo de poder me debilita. Huir corriendo solo ará que empeore. Ni siquiera se como he sobrevivido al ataque de antes. Encima estoy sola,No se lo que le ha pasado exactamente a Smith. Whill me ha protegido. Es lo único que sé.
Me topé con un gran muro de piedra caliza como todos los demás. Era un callejón sin salida. Estaba desesperada por salir de aquél sitio. Me di la vuelta y seguí caminando, escuché golpes de varios animales acercándose poco a poco. Me paré enseguida e ilumine un poco con la mano derecha. Era el enorme león y la gigantesca anaconda. Empecé a dar pasos hacia atrás lentamente y escuche un Rugido tras mí. Ilumine con la mano izquierda y me puse mirando para una pared. Miré para los dos lados y había un lobo con dientes gruesos y una piel irritada de color sangre. (Parecía que tenía la rabia). Estaba atrapada. Tres bestias acechandome sin dejarme salir. Nose si esto sería diferente por el día, esta lleno de animales peligrosos.
No voy a perder más el tiempo. Voy a darlo todo, no puedo morir aquí, eso si que no.
Levanté las manos más arriba decidida y aspire profundamente Para conectarme. Me empezó a brillar todo el cuerpo con una luz blanca cálida envolvente.
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Al Otro Lado Del Mundo.(La Profecía De La Luz)
FantasyJohana Harrison era una chica normal con una vida común y corriente, o eso pensaba ella. Desde sus dieciséis, empiezan a desencadenarse varios factores para su verdadero propósito, Destruir la oscuridad con un destino inminente. poder salvar a su...