El poder de la luz
No sabía que hacer, la bestia estaba tan cerca de mí que era imposible huir, no valdría la pena. Cerré los ojos y alzé las manos apuntado a la bestia, con esperanzas de resurgir los poderes. Mi corazón iba a explotar del pánico.
—¡Marcharte!
Una misteriosa onda de luz blanca salió disparado en línea recta atravesando el cuerpo del animal a solo dos metros. La bestia se quedó quieta. Una de sus cabezas se inclinó y vio que le di justamente en el centro del pecho dejándole un orificio redondo. Luego fijó la mirada en mí y cayó de espaldas inmediatamente.
—Que susto, menos mal que tengo poderes. Espera,¡¿Que?! Bien tengo ya mis poderes. - grito riendome dando giros en circulo emocionada.
—Vaya, no esta mal.—dijo Whilking mientras se bajaba de las piedras dirigiéndose donde me encontraba— Bien hecho señorita, ahora prueba conmigo.
—¡¿Has vistos?! Que alegría!— pronuncio con estusiasmo.
—¿Me estás escuchando?, prueba conmigo.—recalca.
—Vale está bien.—comento sonriendo.
Se puso a unos dies metros de distancia en frente de mí. Volví a colocar las manos apuntado hacía él. Cerré los ojos, y grité fuertemente lo mismo. Nada salió de mis manos. Qué mal me sentía. Después de ilusionarme tanto a arrancarmela de cuajo, es normal que me sintiera así.
—Prueba otra vez.
Vuelvo a hacer lo mismo y nada, no sucede absolutamente nada. Me siento fracasada y disgustada conmigo mismo. Nose que he hecho para que mi poder fluyera en mi interior. Si tuviera la clave tal vez podría dominarlo.
—Muy bien, no estás preparada.— declara elevándose unos metros hasta volver a lo alto de las piedras.—Whill, suelta a la bestia del tipo uno.
—¿Uno?, y el dos, ¿que pasa?.- pregunto con preocupación.
Otras rocas empezaron a desmonorarse a lo lejos dejando entrar esta vez a una Bestia más bien conocida cómo un dragón rojo. era idéntico, pero no tan grande cómo me lo imaginaba. Sí que era más grande que el anterior, pero no intimidaba tanto. Le observé y no aparté la mirada ni un segundo. Se quedó fijamente mirándome al igual que yo. De pronto abrió la boca y un fuego Naranja alcanzó bastantes metros dejándo llamas por todas partes. Parecía un Infierno. Yo me quería suicidar. Cómo no lo he visto venir antes, es del nivel uno joder, claro qué es más fuerte que el anterior. Me entró el pánico y empecé a correr hacía las murallas de rocas más cercana. Un sonido fuerte retumbó mis oídos haciando que colocara rápidamente las manos en las orejas mientras corría. Miré para atrás y vi que estaba volando hacía mí con una rapidez increible. Me paré, ya qué aunque escalara me atraparía sin más. No tenía a donde ir. Fijé la mirada en el Elfo, me observaba cómo si estuviese viendo una película de cine.
Valiente tonta, como he podido fiarme de un borracho por segunda vez.
Me di la vuelta devolviendole la mirada a ese gigantesco lagarto. Volví a colocarme en la misma posición. Esta vez no cerré los ojos. Tenía algunas esperanzas de volver a salir de la situación. El dragón ya estaba a unos quince metros. Abrió de nuevo la boca dejando que las llamas salieran de su ardiente garganta mientras iba directamente hacía mí.
Noté cómo Una fuerza enorme resurgia en mis manos. Ahora.—pensé concentrada mirando al dragón. Un destello blanco salió hacía las nubes con una potencia enormemente grande. Otro destello aún con más potencia que el anterior invadió la llama apagandola y así alcanzando a la bestia. Me quedé sorprendida al ver que se desvaneció completamente convirtiéndose en cenizas.
—¡Bien! ¡Eso ha sido espléndido!— grita asombrado al ver lo sucedido y se dirige hacia mí.
—Gracias.—añado aún más sorprendida.
—Ahora prueba conmigo otra vez.— dice marchándose hasta la misma posición.
—Vale, sólo sí me dejas de bestias raras y me enseñas el truco.—digo volviendome a dirigirme a unos metros de él.
—trato hecho, pero tendrás que conseguirlo.— afirma frotándose las palmas de las manos.
Bien, todo está bien, ¿que podría salir mal?. Lo he hecho dos veces, se que puedo hacerlo una tercera vez. Confío en mí. Espero conseguirlo lo antes posible para poder encontrar a mí padre.
Volví hacer lo mismo qué la anterior vez, incluso con los ojos abiertos. Me concentre dirigiendole la mirada al Nomo. Noté por segunda vez una concentración de poder en mis manos. No lo pensé. Moví los dedos y por fín salió una onda en forma de línea recta dirigiéndose hacía donde se encuentra. Él solo alzó una mano mostrando la palma creando una barrera que desvió mí ataque enseguida. Me quedé extrañada al saber que un Elfo contenía tal poder.
—Bien, estás lista. Tengo qué contarte algo. Vamos a mí guarida se está haciendo tarde.— pronuncia dirigíendose a las rocas cuando estas se apartaban dejando el hueco por donde vinimos.
—Pero si apena serán las cinco!— dije mientras me dirigía hacía él y Whill.
—¿Bueno tú quieres oirme o no?— pregunta con firmeza.
—¡Pues claro que sí! - respondo con entusiasmo.
—Entonces vamos, no hay tiempo que perder.— añade mientras ya nos adentrabamos de nuevo en el bosque.
Qué bien, me sentía segura de mí misma al saber que ya tenía más o menos el control de mis poderes. No solo me sentía así. Nose por qué sentía esperanzas de volver a ver a mi padre. Lleguemos al lugar donde vivían. Subí por las escaleras y me introduje dentro de la casa con ellos. Me senté en una especie de cojín en frente del trono.
—Bueno Johana, te voy a contar el motivo por el cuál has resurgido tu poder. ¿Estás lista?— pronuncia sentándose en el trono cogiendo un vaso ubicado en su izquierda.
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Al Otro Lado Del Mundo.(La Profecía De La Luz)
FantastikJohana Harrison era una chica normal con una vida común y corriente, o eso pensaba ella. Desde sus dieciséis, empiezan a desencadenarse varios factores para su verdadero propósito, Destruir la oscuridad con un destino inminente. poder salvar a su...