capítulo 32

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Montes de Wilder.

No les hicieron falta arrestarnos ya que teníamos puestas las cadenas. Nos llevaron al castillo y nos dejaron en un salón con la decoración totalmente roja. La alfombra, las mesas, las sillas, la mitad de la pared y el trono. Había cuadros de un hombre bastante joven y atractivo. Tenía barba y como no, los ojos de color rojos intensos.

Me mira Grace.
- ¡¿Que hacemos? ¡Este hombre tiene la oportunidad de matarnos! - Expresa inquieta en voz baja.

Cojo aire y lo suelto intentado tranquilizarme. - Déjame a mí. No habléis en ningún momento.

- ¡Esta bien!- Se anima Arminia.

Me mira Halen Contento y me guiña un ojo.  Le sonrió y nos mira Lewis extrañado.

¡No voy a permitir que se salga más con la suya! - Se escucha acompañado de pisadas fuertes.

Entra un hombre con un traje negro elegante y se sienta en el trono.
Nos mira unos segundos a cada uno sin decir una palabra. - ¡Guardias!

Mi corazón empieza rascar mi pecho  para poder salir corriendo.

Aparecen dos brujos.
- ¡Servirme una copa de vino por favor! - Se enciende como una especie de puro.

- Sí señor. - Contesta inmediatamente regresando al pasillo.

- Saben... hace tiempo que no veo a gente que no son de aquí. - Nos mira con curiosidad. - Es decir, me parece extraño después de tantos años... ¿pero sabéis que es lo más extraño aún? - Pregunta poniéndose en pie.

- Qué. - Contesta Grace tragando saliva.

- Que aparezca gente nueva y resulten ser esclavos de la bruja Altaira. - Se acerca mirandonos fijamente. - ¿Sabéis ya a lo que me refiero?

Se gira Arminia mirando hacia atrás.

- Eh... No. - Pronuncia Grace Ahogada.

Se empieza a reír Drac. - Se para justo enfrente de Arminia y acerca su mano al cuello.

Tengo que hacer algo ya. Esto se va a ir de las manos.
- Sí. - Contesto orgullosa.

Todos me miran sorprendidos.
Para inmediatamente volteando su mirada penetrante en mí. - ¡Así que lo sabes!¡bien!

Llega un guardián con la copa.
- Aquí tiene señor. - Se inclina.

Se dirige a su trono.
¡Ah... que bien! - Le tira la copa de un manotazo. - ¡Demasiado tarde panda de inútiles!

Se marcha el brujo rápidamente y se sienta en el trono.
- Rubita. Acércate. - Me hace un gesto. - Sí sabes a lo que que refiero... entonces podrás contestarme a esta pregunta. ¿ Por qué?

- Bien, seré sincera majestad. - cojo aire y empiezo a dar pasos cortos - Tuvimos un problema y entramos a estos bosques para llegar más rápido y nos atraparon en el camino. No nos dejaban  salir ya que me quería a mí para entregarme y así conseguir más poder y reinar tus tierras para convertirse en la reina suprema de todas las brujas. Y ahora te pregunto yo... ¿ No sería mejor hacer un trato con la futura reina y decidir agrandar estas tierras, en vez de entregarme y seguir con el mismo espacio de siempre? No es lo mismo reinar dos tierras que reinar una que hace como veinte. ¿No crees?

Se queda pensado dándose golpecitos con el dedo en su rostro.
- Interesante. - Responde sonriendo. - Pero... ¿que garantía tengo de que serás la futura reina?

Me paro en frente de él.
- Tú solo ayúdame a conseguir salir de aquí para poder llegar lo más rápido posible a los montes de Wilder. - Pronuncio totalmente motivada.

Se pone en pie.
- Trato hecho. - Me intenta estrechar la mano. - ¡Guardias! Quitadle las cadenas. - Saldréis mañana por la mañana con mi dragón. Id a los dormitorios de abajo.

Nos quitaron las cadenas y nos pusimos más animados. Quien padecía ser la buena resultó ser la mala y el que se suponía que era malo no. Todo al revés de lo previsto. Nos dormimos enseguida para repostar la energía después de haber caminado horas y horas entre los bosques. A la mañana siguiente un ruido de explosión nos despertó acompañado de un estruendo en todo el castillo. Vino algunos brujos y nos llevaron a la torre más alta, donde había como una especie de patio con un dragón rojo enorme atado con unas cadenas gruesas que le sujetaban las dos patas traseras.

- ¡¿Enserio pretendéis que me suba encima de ese gigantesco lagarto?! - Pronuncia Arminia asustada.

Se acerca Drac a su dragón.
- Si quieres llegar lo antes posible tendrás que volar en mi preciado volador, si no marcharte a pie.

Le da Grace un codazo.
¡Cállate Arminia, Conseguirías que vallamos andando! - pronuncia en voz baja.

- Vale... esta bien. - Contesta insegura.

Me acerco mientras Drac le desata las cadenas.
- Majestad, ¿ Por qué tantas guerras?

Se gira y se me acerca apoyando su mano en mi hombro.
- Porque para conseguir la paz primero se debe luchar. No hay Fin sin principio, al igual que no hay luz sin oscuridad. Para conseguir un reinado digno se debe hacer grandes sacrificios.

No esperaba esto de él. Al pensar que es malo se me han pasado por la cabeza atrocidades, y más creyendo que la otra era la buena.
- Muchas gracias, pero no creo que esa sea la solución. - Contesto volteando para mirar a los demás. - Para conseguir la paz solo se necesita a alguien de corazón puro para guiarlos hacia el camino correcto. Alguien que les brinde la seguridad que se necesita para vivir en armonía y tener un reinado digno de donde pertenecer.

- ¡Eso es! - Me alude Grace.

Se queda callado mirándome.
- No. Recuerda, no hay luz si no existe la oscuridad. - Se marcha a quitarle la última cadena. - Bien, ya está listo. Subios.

Sus palabras se marcaron en mi mente dejándome aturdida. Creando dudas y desconfianza al mismo tiempo, como si algo de lo que me estaba diciendo eran respuestas claras a una de mis preguntas. Nos marchamos dejando a Huracán hasta que se recuperara y regresara por si solo al reino de Leonora. Nos dirigimos hacia los montes, elevandonos cada vez más y con mucha rapidez. Llegamos en un santiamén. Veía un pueblo al estilo romano en lo más alto de la colina. Tenía columnas preciosas de color blanca con casas de color blanco perla. A medida que descendía observaba más la situación, Había zonas destruidas con trozos de piedras por el suelo.

Nos bajamos uno a uno.
- ¿Pero qué ha ocurrido aquí? - Pregunta Halen mirando hacia todo los lados.

Se me acerca Lewis y me coge del brazo.
- Sé donde se encuentra tu familia. - Expresa con total normalidad.

Al Otro Lado Del Mundo.(La Profecía De La Luz)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora