Vacaciones en Corea, parte II 🔞

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Disfruté de su cuerpo ya desnudo y abierto debajo de mí esperando que lo penetrara, me dediqué a dejar marcas en sus muslos y saborearlo lentamente a modo de tortura hasta que él mismo comenzó a prepararse mientras yo jugaba con sus testículos.

— Maldición, Chanyeol.

— ¿Qué pasa Beak?— canturreó Chanyeol mientras besaba el abdomen del menor.

— ¿Vas a hacermelo o qué?

— Debo prepararte.

— Hazlo de una vez.

Chanyeol introduce un dígito en la entrada del menor, haciendo que este se retorciera y saque su par de dedos que ya estaban autopreparándolo.

— Hazlo.— Beakhyun tomaba el miembro de su pareja, guiándolo a su entrada.

— Aún no estás listo.

— Lo estoy.

Mierda, ardía. Ardía como el demonio porque realmente no estaba listo, porque pasó tiempo desde nuestra última vez y porque le dije que lo metiera rápido.

— L-lo quitaré.

— No.

— Beak...

— Channie— gemí su nombre, sé que lo calienta como los mil demonios que lo haga y comenzó a devorar mi boca y dejar marcas por mi cuello.
Me sentía listo así que comencé a mover mis caderas.
Fue lento y suave, me retorcía debajo de él y disfrutaba de cada uno de sus jadeos cuando mi interior se contraía por sus penetraciones.
Llevé mis manos a su nuca y lo acerqué hacia mi rostro, dejando que su cabeza descansara entre mi cuello y hombro.

– Más...— y no debí decirlo dos veces para que acelerara el ritmo y excitarme vada vez más con sus maldiciones y jadeos sobre mi oído. Gemí cada vez que tocaba mi punto y todo empezó a acelerarse, se acomodó para seguir un ritmo cada vez más rápido y poco a poco comencé a enloquecer porque mierda, no podía dejar de gemir descontroladamente que me diera más y ver su cara llegando al orgasmo y escuchar sus maldiciones no me ayudaba demasiado.
Llegó al orgasmo primero que yo, liberando su esencia dentro de mí, pero no se detuvo hasta que conseguí correrme gritando su nombre. Cayó sobre mí y lo abracé con mis brazos y piernas disfrutando de un post orgasmo mientras nos manteníamos unidos.

Acaricié su hermoso rostro y sonreí cuando besó mis labios de una manera tierna. Si bien, sus piernas ya no me envolvían, yo seguía sobre él con mi pene en su interior pero realmente, siendo egoísta, no tenía intenciones de moverme.

— ¿Alguna vez te he dicho que eres hermoso?— una sonrisa se dibujó en su rostro.

— Sí.

— Porque lo eres, Byun Beakhyun.— lo besé.— Te amo.

— ¿Más que ayer y menos que mañana?

— Mierda, sí.

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