Capítulo 7

7.6K 852 302
                                    

Las clases habían terminado, por ahora, la señorita Willson tenía su hora libre para invertirla en tiempo de calidad con los dos grupos que tenía a su cargo. No era muy común que en las escuelas un sólo maestro se hiciera responsable de algo como eso, sin embargo, Lindsay recién entraba a ejercer su profesión; amaba los niños, y cuidar de ellos era su trabajo, uno que disfrutaba muchísimo.

-Vengan todos- ordenó estando al frente con un libro en sus manos.

Los niños hicieron caso, entre ellos, Louis, Zayn y Harry. Niall y Liam eran los más pequeños, por lo tanto estaban fuera del cuidado de aquella jovencita delgada y amable.

-¿Nos leerás un cuento, Lindsay?- Zayn aplaudió alegre esperando seriamente en que su pregunta tuviera un sí como respuesta. La manera en que ella los trataba era algo increíble, siempre tenía una historia nueva que contar, juegos divertidos por experimentar.

Todos los niños merecían tener una maestra tan linda como lo era Willson.

-No, cariño. Esta vez no leeré yo, uno de ustedes lo hará- avisó gustosa tomando asiento en una silla. -Vengan, todos formen un círculo en el piso.

Aunque no era común que eso pasara, (siendo esta la primera vez) todos querían ver el cambio de planes. Seguro sería igual de divertido que cuando ella, su maestra, empezaba a imitar las voces de los personajes.

-Yo no sé leer, Lindsay- negó con la cabeza Zayn mientras parpadeaba rezando porque no lo eligiera a él.

El resto de los niños hacía lo mismo. Eran pocos los que sabían hacerlo, pero siempre existía la posibilidad de mejorar en cuanto a un nuevo aprendizaje. Así que tenían miedo de estropear una buena historia, pero en el fondo querían intentarlo. Quizá se volvería en una anécdota buena para contar algún día.

-Louis, pequeño. ¿Te gustaría leer por mí ésta vez?- la muchacha le tendió el libro y él lo tomó inseguro de si en verdad quería leer frente a sus compañeros o no.

Cuando Harry y Anne le enseñaron a leer era una emoción gigante correr a la encimera rogando porque su familia escuchara los cuentos que él mismo escribía, pero hacerlo ahí, en el centro de su salón de clases, sin estar completamente convencido, era demasiado nuevo y dudaba en aceptar cierta prueba.

-Gatito- lo llamó Harry tocando su hombro.

-Hazlo, Louis... Todos te escucharemos y nadie se reirá si te equivocas- susurró Zayn.

El híbrido meneó la cola y abrió el libro con cuidado. Tenía muchos dibujos lindos, había árboles y flores, como las que Harry le enseñaba a dibujar; las letras... Algunas no las conocía del todo. Y aún sabiendo que su aprendizaje lector no era el más correcto, comenzó desde el inicio.

-Érase una vez...- emitió con rapideza.

-Vamos, gatito- le susurró Harry con ánimos.

-En un pueblo muy lejado... ¿Uhm?- le regresó el libro a la maestra para pedirle ayuda sobre la siguiente palabra.

-Alemania- respondió.

-En Almana- sonrió y algunos niños lo siguieron.

Nadie se había reído, todos escuchaban atentos. Louis reía bajito cuando se equivocaba y levantaba la vista sólo para verificar que todos sus compañeros lo miraban con tanta atención esperando que siguiera hasta darle fin a la historia.

Tenía a Zayn y a Harry susurrando apoyo a cada palabra que decía, y unos compañeros junto a una maestra increíbles que aceptaban de buena manera sus equivocaciones.

-La princesa Tifanny quería al príncipe Robert- siguió.

-Y como todos los novios se besan, ellos también lo hacían- le interrumpió Harry recargando su cabeza rizada sobre su hombro.

-¿Como tu y yo, Hazz?- le cuestionó dando un casto beso encima de sus rulos.

-¡Shhhh!- le tapó la boca de inmediato.

-Yo los miré besarse- murmuró Zayn provocando que todos posicionaran sus miradas en él.

Lindsay, la mestra, no quiso seguir el tema. Sabía que sería una controversia con el resto de los niños y tal vez implicaría varios problemas con sus mamas. Lo mejor era pedirle al chiquillo que terminara con el cuento y permitir de sus alumnos decidieran sobre si mismos.

El tema de la homosexualidad, lamentablemente es algo que la sociedad no acepta por completo, y las personas que lo aceptan son tachadas de "anormales".

Causar dudas en un niño no es una opción. Es preferible guardar nuestras ideas y dejar que cada quien elija o crea lo que considere correcto.

El día continuó, Louis recibió muchas felicitaciones por su logro y cuando regresó a su casa junto a Harry, Anne y Gemma, estaba feliz. No importaba si sólo era el hecho de leer un cuento a sus compañeros, era más que eso, es un paso más arriba de su crecimiento como persona.

¿Qué niño no se emociona cuándo le ponen una estrella en la frente por portarse bien? Justo así se sentía Louis, quería leer cuentos toda su vida, quería sentirse así de emocionado todos los días. Y hasta ahora lo estaba logrando.

-Niños, vengan...- los llamó Anne desde la cocina y pronto dejaron lo que estaban haciendo para ir con ella.

-¿Pasa algo, má?- dijo Gemma.

-¿Me ayudan a preparar cupcackes?

Una guerra de harina no se hizo esperar. Después de haber decorado con glaseados de colores, frambuesas, figurillas de dulce con colores y formas divertidas, esperaron a que se hubiesen horneado a la cocción correcta y degustaron de su creación deliciosa sin importarles demasiado que sus dedos y caras quedaran batidos por completo.

Esos momentos eran especiales. Esos momentos eran los que cualquier niño desearía disfrutar todos los días.

Y era lo que querían, y era perfecto.

CANDY CAT  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora