Capítulo 27 - [Parte 2]

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A veces Louis se avergonzaba por ser tan directo con Harry, incluso le apenaba sentirse necesitado todas las noches. Y realmente eran pocas las noches que no se amaban como sabían hacerlo.

La escuela no era pretexto, pues habían decidido esperar algún tiempo para retomar la universidad y posiblemente encontrar un trabajo. Así que sí, disfrutaban en su totalidad el tiempo libre que tenían, de los días en que se permitían dejar los minutos transcurrir abrazados en la cama, de poder olvidarse un poco de poco y de nada a la vez.

Gemma y Anne se habían vuelto un gran soporte dentro de la relación que mantenían. Louis y Harry solían pasar mucho tiempo con Johanna. Niall y Liam se encontraban en su primer año de universidad, por su parte, Zayn logró entrar a una escuela de artes donde reforzaba su talento en la pintura.

Y ellos dos se amaban cada día con un poco más de fuerza.

Harry solía demostrarle su amor a Louis de todas las maneras posibles y ahora se encontraba sentado en la sala esperando el chasquido de la puerta de la entrada abrirse para sorprender a su novio con un montón de rosas blancas esparcidas por toda la estancia.

Sabía que le gustaría, ya casi podía decifrar esa mirada que tenía, esa emoción en sus facciones y la hermosa sonrisa que se dibujaría en sus labios en conjunto con unas simpáticas arrugitas en el rabillo de sus ojos.

Sus piernas temblaban un poco, sus manos sudaban. Estaba ansioso porque llegaran, temía quedarse congelado y no saber qué decir. Sólo deseaba con todas sus fuerzas no estropear nada de lo que tenía preparado.

Aprovechó para tomar un baño rápido y ponerse algo cómodo. No pretendía hacer una cena tan sofisticada, tampoco quería sentirae atrapado dentro de un traje ni hacer que todo fuera incómodo para Louis, así que se puso un pantalón de mezclilla azul, una playera blanca y tenis del miso color, cepilló sus rulos hasta quedar satisfecho con su peinado y bajo de nuevo a la espera.

Recién cerraba la puerta de su cuarto cuando el chirrido de la puerta llegó a sus oídos. La alerta de un Louis conmocionado no lo hizo tardar más y bajó las escaleras de dos en dos; él tenía que ser digno de ver su reacción, no importaba si fuera buena o mala.

Ya mismo Louis estuvo dentro de la casa su rostro se iluminó de una manera tan brillante que rápidamente sus pequeños ojos añiles se cubrieron por una capa de agua salada y una sonrisa temblorosa se expandió a lo largo de sus hermosas facciones.

Por eso Harry insistió en que fuera con su madre, por eso Anne lo llevó de un lado a otro todo el día a pesar de que entraran a los departamentos comerciales aún si no compraban nada, por eso su chico de rulos andaba tan misterioso, por eso...

–Harry... Esto es...

–¡Hermoso! –completó Anne casi igual de emocionada. –Harry, esto realmente es divino. ¡Oh, Dios mío! –corrió a oler las rosas cerca de la entrada. –Huele tan esquisto, la casa parece un jardín, tú por fin te peinaste y... ¿Preparaste pasta? Seguro esta vez no se quemó porque también huele delicioso.

Anne hablaba y hablaba, y Louis sólo miraba por todas partes sin saber qué decir, y Harry acariciaba su brazo mientras mordía su labio inferior en espera de una reacción.

Y la tuvo en cuanto el pequeño cuerpo curvilíneo se lanzó con lágrimas en los ojos a abrazarle como si no existiera un mañana. Entonces supo que había hecho algo bueno, supo que realmente todo valía la pena si era por Louis.

–Te amo, Louis. Te amo y esto es por ti y para ti. –Murmuró cerca de su oído acariciando su espalda.

–Gracias, gracias, gracias.

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