Capítulo 23

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Las palabras que cada uno decía lograba tocar el alma del contrario. Tenerse ahí, amándose, entregándose completamente cómo dos cómplices, mostrando lo mejor de si, simplemente era natural, perfecto; no hacía falta mostrar esfuerzo alguno.

–Hueles tan bien –susurró Harry en el cuello de Louis aspirando toda su aroma. Le tocaba el vientre lentamente, bajaba un poco hasta su intimidad, volvía a subir y acariciaba una vez más.

–Ahhh... –gimió cuando el rizado tenteó su entrada. Le provocó espasmos, era demasiado placentero.

–Voy a prepararte, gatito. Ahora sé un buen chico para mí. –Louis no entendió el mandato, hasta que rápidamente se apresuró a hablar. –Vamos, Lou... Tócate.

El romanticismo, el placer, la entrega, los estaba rodeando por completo. Después de caricias lentas habían quedado demasiado necesitados, su a e reacciones dolían, de alguna forma debían liberarse.

Louis llevó su mano a la punta de su pene y apretó la punta gimiendo casi entre gritos. Bajaba y subía por toda la extensión de el mismo, daba pequeños apretones; iba a venirse en cualquier momento.

Harry había adentrado dos de sus dedos, bombeaba igualando el ritmo que tenían, los movía por todas partes buscando el punto dulce del chico, sabía que no soportaría más.

–Justo... Ahí, ahhhh...

–Sólo un poco más, Lou. –Metía sus dedos con más fuerza, le besaba la espalda, los hombros, susurraba jadeos y gruñidos. Era demasiado.

–Me vengo, Harry... Uhm –gruñó acelerando las caricias con su mano sobre su hombría, su vientre se contraía, sentía cómo el sudor lo empapaba de pies a cabeza.

–Hazlo, pequeño... Correte para mí.

Unos segundos más y el orgasmo lo atrapó con fuerza. Su abdomen y las sábanas estaban hechas un desastre de transpiración y semen. Sabía que Harry aún no se liberaba, sabía que quería terminar dentro suyo, sabía que ese sería el primer orgasmo de muchos por esa noche.

[...]

–He decidido que no tendremos ninguna mucama. –Anunció Anne durante el desayuno. –Pero tendrán que ayudarme a limpiar para mantener la casa en orden.

–Eso me parece una mejor idea, mamá –dijo Gemma. –Te ayudaremos en todo lo que podamos.

Harry y Louis sonrieron afirmando que estaban de acuerdo con la idea.

La noche anterior había sido un lío de sexo y palabras tiernas. Hacían todo de una manera tan especial, tan hermosa; hasta el sexo terminaba siendo una maraña de sentimientos.

Louis no podía negar que le dolía todo el cuerpo, incluso sus caderas dolían al caminar o sentarse.

Estúpido Harry, le debía una grande. Siempre descargaba toda su sed sexual con él, pero no era para menos, ambos disfrutaban de eso más que nada. De sólo recordar las caricias, los besos de Harry... Era feliz a su lado, sus sonrisas lo delataban.

–Louis y Harry irán a comprar algunas cosas mientras Gemma y yo empezamos a limpiar el ático. Debemos sacar todo lo que sólo haga espacio.

–De acuerdo.

[...]

Louis meneaba las caderas provocativo cada que daba un paso, se movía ágil pasillo con pasillo del gran centro comercial, ronrroneaba frotándose contra los brazos del rizado y emitía gruñidos juguetones cada que agregaba un nuevo producto al carrito de compras.

Harry lo miraba y sabía que lo hacía sólo para molestar, o quizá para mostrarse atrevido. Jodido Louis, si no dejaba de moverse así iba a terminar provocándole una erección para nada agradable en esos momentos.

Afortunadamente lo podría ocultar con el carrito que empujaba, porque obviamente Louis no quizo llevarlo, estaba muy ocupado moviéndose coqueto sin importarle cuántas personas lo miraran.

–El de fresa no huele tan bien cómo el de flores silvestres. Anda, llevemos el aromatizante que yo quiera.

Se encontraban en el área de limpieza para el hogar, Louis destapaba las botellas para oler las aromas más agradables y escoger una que oliera bien.

–No, Louis... Tú ya elegiste todo lo demás, es mi turno.

–Tú elijes lo que comeremos después de terminar agotados, te apuesto a que tendremos mucha hambre cuando la casa quede brillando de limpia.

–Yo ya elegí lo que comeré yo –intentó seguir el juego.

–¿Qué es? –husmeó entre el carrito.

–Tú.

–¿Yo qué? –preguntó inocente.

–Te comeré a ti –le sonrió con todo y hoyuelos.

Se sonrojó al instante. Por más que evitara mostrarse fuerte para Harry, no podía. Cada palabra que decía lo volvía loco. El amor era más grande que su voluntad, y es que era realmente demasiado. Tanto que creía que no se acabaría nunca.

Una mujer se acercaba hacia ellos con una niña muy linda. Tenía cabellos rojizos ligeramente rizados y los adornaba una tiara de brillos. Parecía simpática, su vestido de colores la hacía verse aún más hermosa.

–Lamento interrumpirlos, pero mi pequeña quería verte de cerca –se dirigió a Louis, de una manera muy amable. –Desde que te vio no ha dejado de pedirme que la traiga contigo...

–¿Eres de verdad? –interrumpió la niña entre risitas.

Louis se inclinó y la tomó en brazos. Tenía unos profundos ojos marrones, ojalá algún día tuviera una niña tan linda como ella.

–Sí, soy real. ¿Cómo te llamas, eh?

–Ariel –dijo animada. –¿Me dejas tocarlas? –jugó con sus orejas a distancia, Louis asintió inclinando su cabeza para que la niña las tocara. Harry observaba todo con ternura, la escena lo haría llorar.

–Ariel, cómo la sirena. ¿Te han dicho que te pareces a ella? –la niña asintió. –Sí, pero tú eres más hermosa.

La bajó de sus brazos y le dio un beso en una de sus mejillas regordetas y rosadas.

–Tú eres un gatito muy lindo y amable –se colgó del cuello del híbrido evitando que se levantara para darle un abrazo. Se sintió tan bien ser aceptado de esa manera. –¿Cómo te llamas tú?, ¿quién es él?

–Soy Louis, y él es mi novio Harry –el rizado tomó su mano y removió el cabello de la niña.

–Tenemos que irmos, Ariel. Dale las gracias y despídete.

–Gracias, Louis. Tú y Harry hacen una linda pareja. ¿Cuándo tengan bebés también serán gatitos cómo tú?

–Muy probablemente.

–¡El mundo necesita más gatitos como Louis! –gritó emocionada. –Tengo que irme, pero gracias.

–Gracias a ti, Ariel. Ojalá nos veamos pronto por aquí.

–Le diré a mi mami que vengamos de nuevo algún día.

–Ariel... –llamó de nuevo su mamá.

–Hasta pronto, gatito Louis. Adiós Harry.

La niña se alejó agitando su mano entre el viento y ellos
devolvieron el gesto.

Después de todo la sociedad aún conservaba almas bondadosas.

°°°

zandy2014 para ti, linda. Gracias por el apoyo a mi trabajo y por ser tan buena persona conmigo.
Te quiero ❤

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