Capítulo 22

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AleFTStylinson para ti, Nee. ❤ Gracias por simplemente TODO.

Sus salivas se mezclaron en un solo deleite. Niall sentía como el cuerpo de Zayn lo aprisionaba robándole el aliento, su aliento le golpeaba el rostro de una forma tan exquisita, picaba como alfileres en su boca y lo llenaba de sensaciones agradables. Y no sabía porqué lo sentía.

Era extraño, demasiado, pero besarse se sentía bien. Zayn esperaba el momento en que Niall le reclamara por besarlo, sin embargo eso nunca pasó. No lo evitó, no se removió, no percibió su incomodidad. Nada. Parecía gustarle.

Se adentró e su cavidad bucal en busca de más, el rubio pareció entender y abrió un poco sus labios para dejarlo pasar. Abrió los ojos, notó que él también lo miraba y sonrió tímido entre el beso.

Lentamente se separó y salió de encima, le ayudó a levantarse también, pues parecía estar congelado. Su amigo lo acababa de besar, frente a muchas personas, frente a Liam; besó a un chico.

–Eso fue... extraño. –Liam había llegado hasta ellos, sonriente. Parecía que le daba mucha risa la situación. Pero parecía verlo venir, pues no era la primera vez que estaban a punto de chocar sus labios, ahora por fin había pasado.

–Yo... No sé que decir. –Niall estaba temblando, el moreno le tomó la mano y la apretó un poco tratando de tranquilizarlo.

–No me odias, ¿verdad? –cuestionó inseguro.

–No, no te odio, Zayn –dijo. –Yo sólo... Debo irme.

Soltó la mano que lo tomaba delicado y salió corriendo. Quizá se sentía confundido, y era aceptable. Se había besado con un hombre, que era de sus mejores amigos, y parecía no estar nervioso. Necesitaba aclarar sus dudas, buscar una manera de decirle a Zayn que eso no estaba bien. Su amistad estaba en riesgo, no podía perder la conexión que tenían tan fácilmente.

[...]

–Harry... –sollozó colocándose de frente a su novio. –Harry, tengo miedo.

El rizado dormía plácido, no se inmutó del híbrido a punto de romper en llanto. Había tenido una pesadilla, quizá muy fuerte. Es una mentira cuando dicen que somos dueños de nuestra mente, porque sinceramente el subconsciente es algo imposible de controlar por ti mismo.

Cerró con fuerza sus ojos sintiendo que una lágrima caía por su mejilla y se estampaba en la tela de la almohada. Acomodó su cuerpo a manera de poder abrazarse a si mismo, juntó sus manos contra su pecho; trababa de volver a dormir, pero le era difícil. Necesitaba un abrazo, necesitaba sentirse bien.

¿Cómo es posible que un mal sueño sea capaz de provocar tanto? Suelen ser tan reales que dan miedo.

–Harry, despierta... Te necesito –suspiró entre el llanto y se abrazó más fuerte. Pasaron algunos segundos hasta que sintió a Harry moverse, entonces se quedó quieto, lo había despertado con intenciones, pero en el fondo sólo quería que él siguiera durmiendo y lo abrazara únicamente para hacerlo sentir protegido.

–Lou.

–Lo siento, sólo quería un abrazo.

–Oh, ven aquí, mi amor. –Talló sus ojos, rápidamente extendió sus brazos y dejó que el híbrido se acurrucara en su pecho. –¿Tuviste pesadillas, bebé? –Louis asintió. –Ya, tranquilo... Estoy aquí, no pasa nada. No dejaré que nadie te haga daño, ya no más dolor para ti.

En esos momentos las palabras de Harry eran lo que más necesitaba.

Louis entendía que su mamá lo haya dejado, entendía su postura, entendía que no aceptara lo que era. Comprendía también a la sociedad, sabía que ante los ojos de las personas "normales" él era tan diferente que llegaba a causar demasiado asombro, quizá asco, o miedo. Lo que no lograba entender era porqué lo hacían tan notorio, porqué una simple mueca desagrada le dolía tanto.

Las personas pueden juzgar sin importarles un poco lo que esa ofensa puede llegar a afectar a alguien.

Nada inteligente.

–Duerme, pequeño... En los sueños no hay peligro.

Gran mentira. En los sueños es dónde se organizan las más crueles guerras. Batallas interminables de confusión y tormento.

–Me gustan tus caricias, Harry.

–Entonces dejame hacerte el amor.

Se acercó a su boca y reclamó un beso, pasó su mano por el cuello de Louis para profundizar más el contacto. Esos roces suaves que prometían llevarlo a tocar la gloria.

Se subió encima del cuerpo del menor y empezó a dejar besos húmedos en su cuello y clavículas. Con sus manos le acariciaba el abdomen, bajaba a su entre pierna, tocaba, volvía a subir. No quería que se sintiera excitado, quería sentir que lo enamoraba más con cada palabra, con cada caricia.

–Harry, ahhh... –gimió cuando el rizado presionó su erección.

Empezó a quitarse el pijama muy lentamente. Más allá de hacer el amor, no era necesaria la presencia de sexo. Tocarse, sentirse, amarse...

Escuchar los latidos de su corazón y saber que laten por ti, que logras acelerar las palpitaciones con unos cuantos besos, que provocas eso en otra persona sin siquiera esforzate un poco.

–Te amo, Louis. Fue nuestra promesa, no lo olvides.

–Nuestra promesa, Harry... No lo olvido jamás.

Bajó un poco el pantalón del híbrido y lo alzó para quitarlo por completo, luego metió sus manos por debajo de la playera que usaba, presionó sus pezones sacándole varios gemidos. El frío de la noche los mantenía aún más erectos, era perfecto.

Se inclinó para volver a besarlo mientras le pasaba los dedos por cada rincón de su cuerpo. Louis llevó una de sus manos a la hombría del rizado y acarició en un frenesí placentero, pero ligero.

No eran caricias toscas y urgidas, eran caricias reales, de esas que te hacen sentir vivo, de esas que te dan felicidad. Caricias de amor.

–El día que mi corazón deje de latir, el día que la última rosa pierda su olor, el día que el suelo no tenga un fondo fijo, el día que todo termine, ese día el mundo conservará el último recuerdo, el nuestro...

–Porque somos una historia sin contar, porque somos infinitos. Aunque todo terminase, nuestro amor perdurará hasta el final de los tiempos.

–Un libro sin escribir.

–Un beso sin sentir.

–Una caricia sin tocar.

–Un inicio sin final.

–Te amo, Harry.

–Te amo, Louis.


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