TIRANDO LA ZAPATILLA

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En cuanto Regina salió del auto pudo sentir una energía especial que brindaba el lugar, toda la ciudad estaba teñida en un sub tono azul, algo grisácea pero de algún modo era atrayente, era como si acabara de llover y el aroma a tierra mojada permaneciera siempre, no había sol, pero el viento frío acariciaba la piel cual caricia de Kilian. Él hotel Read era una mansión increíble, era como si el lugar ocultara historias misteriosas, Regina observó a Kilian quien miraba la mansión a su lado y después los dos se miraron sonriendo.

— ¿Te gusta?

—Es muy hermoso, este lugar hace que me sienta en una novela de misterio.

—Y una vez que entres estarás en una, te lo aseguro; vamos. —Caminaron juntos hasta la entrada y subiendo las escaleras Kilian abrió la puerta haciendo que el aroma de la mansión llegara a la nariz de Regina, los olores rústicos le encantaban. Al entrar se dio cuenta que la mansión se veía más grande por dentro, unas grandes escaleras estaban frente a la entrada y una hermosa sala con chimenea se encontraba a su costado, sofás color vino; justo su color favorito, pero lo que más llamó su atención eran los cuadros de las paredes, todos y cada uno de ellos poseían la pintura de un gato diferente, por lo regular uno cuelga cuadros de su familia... y en el caso de los Krentz era lo mismo; solo que para ellos era una broma oculta de la gente común que se hospedaba en el hotel Read.

Y aunque el Hotel era de gran renombre no había nadie en la recepción, había mucho silencio y algunas de las partes de la casa se veían algo tenebrosas.

—Creo que no hay nadie—Le susurró a Kilian quien veía la lista de huéspedes para ver si el hotel se encontraba en servicio.

—Aquí dice que el último huésped se fue ayer, por lo regular desocupan el hotel cuando habrá una fiesta o reunión familiar, nadie se arriesga a que la gente se dé cuenta del gen minino. Ven vamos al jardín trasero. —Caminaron por un largo pasillo y pasaron por la hermosa cocina pero tampoco había alguien ahí, abrieron la última puerta y la luz cegó completamente a Regina , al acostumbrarse un poco abrió los ojos  y miró el enorme jardín trasero.

— ¡Jamás había visto algo tan increíble! Es como magia porque desde afuera de la mansión no se ve este jardín.

— ¡Lo notaste! A muchos nos tomó varios años darnos cuenta de eso, antes todos los Krentz vivíamos aquí, cuando nos regresamos a Inglaterra mi hermano Dorian practicaba hechizos aquí, hizo un hechizo de expansión y creó este jardín, desde afuera no se ve, solo cuando entras en él lo notas.

— ¡Una estatua de gato!— Regina se acercó como niña pequeña a la fuente donde se encontraba la estatua y leyó una pequeña frase marcada. — "por siempre Vlín" ¿Vlín?

—Es mi hermano Devlin, ese es su nombre de gato.

— ¿Kilian? —Interrumpió la voz de un hombre, ambos exaltados voltearon y se encontraron con Devlin Krentz en la entrada del jardín. — ¡Hermano! Creí que llegarías desde ayer, pensaba que no vendrías. —Devlin tenía casi la misma estatura de Kilian, su piel era apiñonada y unos increíbles ojos verdes turquesa iluminaban su rostro acompañados de un cabello negro azabache perfectamente peinado, para muchas sin duda sería ese el prototipo de hombre perfecto. Sin pena caminó hasta Kilian y lo abrazó; Regina aun podía ver que Kilian se encontraba un poco incómodo por su nueva relación con Devlin.

—Yo también creí que vendría desde ayer, pero hice algo muy importante—Dijo lanzando una mirada picara a Regina, lo cual llamó la atención de Devlin.

— ¿Tú debes ser Regina de la Vega cierto?— preguntó Dev tomando su mano y jalándola hacía él para abrazarla también, inconscientemente Regina saboreó el perfume fresco de Devlin, era una persona dinámica y al parecer siempre sonriente.

Engatozada: KilianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora