REINA DE CORAZONES

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Una hermosa furgoneta negra esperaba a Regina a las afueras de KrentzCorp, y extrañamente alrededor de ella había cuatro policías en motocicleta protegiéndola.

—Ammm Katherina ¿es necesario todo esto? En verdad puedo tomar un taxi. — preguntó un poco nerviosa.

—Alteza usted no puede ir en taxi, podría sucederle algo, por favor suba. — Katherina miró a su alrededor para ver que todo estuviera bien y entró con Regina. La noche en Londres se miraba más azul que en otras ocasiones, contrastaba perfecto con la ciudad, Regina quería tomar fotos desde el auto de los edificios pero los cristales polarizados le impedían ver los colores reales, así que rendida se sentó derecha en su asiento.

— ¿A dónde nos dirigimos?

—A la casa de sus tíos abuelos aquí en Londres, después de que terminaron su reinado se mudaron aquí, debió ver la cara que pusieron cuando se enteraron que usted estaba viva, jamás había visto a la reina madre tan feliz.

— ¿Todos pensaban que yo... que yo estaba muerta?— preguntó Regina con tono triste, en el fondo no podía creer que tuviera un gran pasado familiar y que ella jamás lo supiera.

—Lo sé es triste, nadie entendía por qué su madre se había ido con usted justo cuando su padre murió.

Aun sin entender nada solo miró por la ventana, subió sus piernas y las abrazó hasta su pecho, ni siquiera había conocido a sus padres, lo único que sabía era que el padre de Kilian había mandado a asesinar a su padre, pudo haberle reclamado a Kilian directamente; pero él no era su padre, no podría juzgarlo tan rápido a pesar de lo imbécil que parecía ser.

— ¿Se castigó al asesino de mi padre?— Katherina la miró y bajó la mirada.

—Ya sabe cómo son las cosas en las familias reales, cuando el responsable es alguien de la realeza a veces se cubre y culpan a quien no lo hizo, pero créame, el hijo de perra que mató al Conde Maximiliano de la Vega debe estar ardiendo en el infierno. — Katherina al notar las palabras que había dicho se tapó la boca frente a Regina.

—He oído peores insultos que ese Katherina no te preocupes, conmigo no tienes que actuar como con la reina. —Suspiró y mirando sus manos temblando preguntó— ¿Entonces mi padre se llamaba Maximiliano?

— ¿Usted no sabe nada sobre su familia?— preguntó Katherina sorprendida.

—Me enteré hace poco, pero siendo sincera... no me considero una princesa o alguien con derecho a la corona, crecí en un país donde es difícil ser alguien y me crié con ese entendimiento, fui realista y escogí dedicarme a algo simple, tomando fotos no lastimaba a nadie. Y ahora esto viene a alterar todo lo que creía que era. — Cuando miró que Katherina la miraba con suma tristeza quiso hacerla sentir bien. — ¿Y sabes que es lo peor de todo? Aquí no hay chile, no hay tortillas, no hay comida mexicana en todas las esquinas, cuando me deprimo como tacos al pastor y aquí no hay en ningún lado. —Katherina sonrió y le señaló que ya estaban frente a la casa de sus abuelos.

—Bienvenida alteza, y no se preocupe; estoy segura que la comida inglesa le gustará también.

Bajaron del auto y Regina se sintió mal por haberse puesto ropa tan común, se peinó lo poco que pudo y caminó hasta la entrada de la "casa" que no parecía nada una casa, era más bien un castillo más chico que uno normal. Cuando las puertas se abrieron una mujer salió corriendo y abrazó a Katherina.

—Amm Reina madre yo no soy Regina, — le aclaró y ella la soltó observándola tomando sus lentes. — Ella está ahí. —La mujer caminó paciente hasta ella y la miró con detenimiento.

Engatozada: KilianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora