FOTOGRAFÍA

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—¿Crees que en realidad le interese el tipo de fotografía que yo hago? ¿Qué tal si no le parece mi forma?— preguntó nerviosa Regina retocando su labial rojo.

—No se preocupe, mire; según todas las fuentes dicen que Ferdinant Leblanc es un buen hombre, así que relájese, hoy se mira espectacular. —Regina respiró hondo y un poco nerviosa bajó del auto y Katherina la siguió, <<si en México cuesta mucho conseguir un trabajo; aquí en Inglaterra debe ser el doble>>, pensó y al descubrirse pesimista sacudió la cabeza y alzó la mirada al gran edificio un tanto abstracto que tenía delante de ella con la palabra Burn en letras enormes, entró y caminó a la recepción.

—Buenas tardes señorita, tengo una entrevista de trabajo con el señor Ferdinant Leblanc, soy Regina de la Vega. — y sin siquiera buscar en la lista le sonrió.

—Sí, el señor Leblanc la está esperando, sígame por favor— Ordenó con voz chillona la hermosa secretaria rubia mientas que Katherina y Regina caminaban a paso rápido de tras de ella.

—Creí que habías dicho que no nos dio ninguna cita. — le dijo con voz queda a Katherina.

—Pues si alteza, no me dio ninguna cita.

—Creo que yo puedo responder eso, — interrumpió la secretaria presionando el botón del elevador. — el señor Leblanc me hizo saber desde esta mañana que solo haría tiempo para usted, deben ser grandes amigos. —Regina miró a Katherina confundida y las puertas del elevador se abrieron en otro piso. —Es por aquí. — la volvieron a seguir y la hermosa rubia tocó tres veces la puerta con las iniciales CEO, las tres esperaron a que el jefe les diera el paso pero no, de un segundo a otro la puerta se abrió y unos hermosos ojos azul rey miraban a las tres un poco apresurados, su piel blanca y su cabello rubio oscuro lo hacían ver un hombre interesante, pero también un poco divertido por su barba un tanto descuidada.

—Creí que nunca llegarían, adelante. — Dijo con voz varonil, después de haberlo visto se sintió un poco más nerviosa de lo normal así que se quedó parada en la puerta, pero la secretaria acostumbrada a esa clase de reacciones le dio un empujón a Regina y cerró la puerta de tras de ella.—Estoy muy feliz de conocerte por fin Regina, ¿puedo decirte Regina? ¿O prefieres señorita de la Vega?

—Regina está bien...— dijo un poco tensa y observó cómo se sentaba en su silla de cuero.

—Pero que descortés soy ni siquiera me presente, — dijo volviéndose a parar con una gran sonrisa. —Soy Ferdinant Leblanc, dueño de la revista Burn pero creo que eso ya lo saben ¿no? —Estrechó su mano y regresó a su lugar y Regina disfrutó su perfume con olor a madera y moras; bueno por lo menos así lo había captado ella, la personalidad de Ferdinant era muy refrescante, parecía haber nacido con una sonrisa en la boca, su forma de hablar y la forma de comportarse lo hacían ver como un hombre que podía lograr todo lo que se proponía, era de esa clase de personalidades que son como imán, atraen todo.—Hoy el clima en Londres está de locos, ¿quieren una bebida refrescante, refresco, agua, té frío...?

—No muchas gracias señor Leblanc...

—Por favor dime Ferdinant, y no te preocupes por presentarte, se perfectamente quien eres. — continuó sin dejarla hablar. <<Perfecto que siga hablando, así evita que yo diga alguna estupidez>>, pensó sonriendo.

—Bueno de seguro ve las noticias sobre la realeza.

— ¿Realeza? No, soy un gran admirador de su trabajo. —Regina parpadeó varias veces y miró de nuevo a Katherina quien tampoco entendía.

— ¿De mi trabajo?

—Ya veo que eres una mujer muy modesta, —la miró alzando una ceja y ella le sonrió tímida, Ferdinant abrió uno de sus cajones y sacó un libro grueso. —Debo admitir que me tomó varios años conseguirlas. —abrió el libro y lo giró hacia Regina, ella aun sin saber de qué hablaba se acercó al escritorio un poco más y se sorprendió al ver que lo que él le mostraba era una colección de todas las fotografías que Regina había tomado a lo largo de diez años.

—Pero si son mis fotografías... no entiendo ¿Cómo es que usted tiene estas replicas? Por qué claro; yo tengo las originales. — Ferdinant le sonrió dejándole ver una hermosa sonrisa cautivadora y se recargó en su silla. —Todas estas fotografías las tomé en eventos de México, bodas, bautizos y algunas otras de iglesias...— Ferdinant al verla tensa la calmó.

—Regina... Regina... tranquila, creo que tú no estás enterada de tu propia fama como fotógrafa, tal vez en México son fotos comunes, pero aquí en Inglaterra eres un icono de la fotografía, no puedo creer que no hayas estado enterada de esa situación.

—Es que no puedo creerlo, hay personas en mi país que lo hacen mejor...

—No, tus fotografías son lo mejor que he visto, yo soy un coleccionista, no tienes una idea de lo que me ha costado juntarlas por diez años. —Regina no había notado la forma en la que miraba a Ferdinant, jamás había tenido fans de su trabajo; y ahora tenía uno y muy apuesto.

—No sé qué decir... gracias.

—No tienes que agradecer, el que te agradece soy yo, mira tu trabajo es maravilloso, llevó años queriendo usarlo para mi revista; pero no quería hacerlo sin tu consentimiento claro, pienso comprártelas todas las originales ¿Qué dices?

—Ferdinant agradezco tu admiración, pero yo no venía a esto, yo venía a una entrevista de trabajo...

—Belleza el trabajo ya es tuyo, de eso no tienes de que preocuparte, y sobre las fotos yo entiendo si no quieres venderlas.

— Sería maravilloso vendértelas, pero no sé exactamente a qué precio, no estoy acostumbrada a hacer este tipo de negocios. —Ferdinant alzó un dedo para indicarle que esperara y sacando su chequera del saco firmó.

—Creo que esta sería la cantidad justa, si crees que valen más estoy dispuesto a negociar. —lanzó el cheque sobre el escritorio y Regina lo tomó, de modo que la saliva se atoró en su garganta y comenzó a toser al ver la enorme cifra marcada en el cheque, Ferdinant al ver su reacción le sirvió un vaso de agua de la que tenía siempre a su lado.

—Esto es muchísimo más de lo que me esperaba.

—Pues es lo que tu trabajo vale para mí, y no te preocupes; te pagaré por cada fotografía que tomes trabajando aquí, tengo un gran proyecto en tu país, haré un viaje a México dentro de unas tres semanas y estaría maravillosamente encantado de que me acompañaras, ¿qué mejor que viajar a México con una hermosa mexicana? Entonces... Bienvenida a la Revista Burn señorita Regina de la Vega, tengo un muy buen presentimiento de todo esto. — se volvió a parar y rodeó la mesa para volver a estrechar la mano de Regina quien se paró casi ya que lo tenía de frente.

—Le estoy muy agradecida con todo esto señor Leblanc, le prometo que no le decepcionaré. —Ambos se miraron directamente a los ojos sonrientes y cuando Regina soltó su mano y se disponía a salir Ferdinant la detuvo.

— ¿Regina? En unos minutos saldré a comer a uno de los mejores restaurantes en Londres, ¿te gustaría comer conmigo? Sin duda sería maravilloso tener una buena plática sobre tus fotografías.

— ¡Oh¡ si claro, ¿Por qué no? — Después de todo era su jefe, ¿Cómo podría rechazarlo?

—Entonces dame un par de minutos y te veré en Recepción. —Le guiñó un ojo e hizo una llamada.

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Engatozada: KilianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora