BALA PERDIDA

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Un par de horas después llegaron al departamento de Regina pero justo en la puerta principal de la calle se encontraban varios hombres de la seguridad de Ferdinant, Regina no tenía ninguna clase de humor para verlo, sus ojos se encontraban hinchados de tanto llorar y su garganta se encontraba demasiado cerrada por lo que se le dificultaba hablar, al bajar del auto Ferdinant se acercó a ella totalmente enfadado, sin lugar a dudas había desaparecido aquel hombre dulce que coleccionaba sus fotografías, ahora era un maldito ser odioso. Regina quiso ignorarlo y entrar a su edificio pero él de inmediato la interceptó y la tomó del brazo lastimándola, de inmediato Katherina bajó también e intentó impedir que la lastimará pero los hombres de Ferdinant la amenazaron con pistolas para que no se acercara.

— ¡Suelte a Regina señor Leblanc!— gritó sin poder moverse, de hecho a ellos no les importó que la zona donde estaban era una zona de edificios y empresas, tampoco que varios transeúntes los vieran y caminarán mas rápido.

— ¡Tú no te metas guardia de mierda!— le gritó Ferdinant y después llevó su atención a la silenciosa Regina. — ¿qué fue lo que le contaste a Kilian?—Ella sin poder hablar solo negó con la cabeza y eso hizo que Ferdinant la zangoloteara mas del brazo haciendo que ella se quejara del dolor, pero cuando Ferdinant le iba volver a preguntar una voz familiar los interrumpió.

— ¡oh! ¡Hola Regina! —Saludó Emerick con tranquilidad aun después de ver que algo pasaba, todos se quedaron callados y Regina lo saludo intentando fingir pero era imposible.

—Hola Emerick— Respondió con voz débil y lo miró  cargando una pequeña bolsa con una hamburguesa, él se mantenía inmóvil y Ferdinant no la soltaba.

— ¿Todo bien?— preguntó algo irónico y después observó a Ferdinant. — ¡Que milagro verte en esta calle Ferdinant! ¿Está todo bien? —volvió a preguntar señalando con la mano ocupada sobre el brazo de Regina.

—Sí, todo bien; ¿nunca has visto a una pareja discutiendo Krentz?— Emerick captó la mirada de negación de Regina y entendió que ella estaba en problemas.

— ¿Estas bien Regina?— preguntó una vez más pero un poco autoritario para que Ferdinant entendiera que ella no estaba sola.

—Dile mi amor, dile que todo está bien, — le indicó a sus hombres que bajaran las armas y ellos obedecieron casi al instante. Regina suspiró y levantó la mirada hacía Emerick.

—Sí, estoy bien... solo arreglábamos un malentendido Emerick. —Ella intentó sonreír pero su cara de tristeza y sus ojos llorones la delataban.

—Fue un placer verte Krentz, tenemos prisa; adiós— Jaló a Regina del brazo y la llevó casi a la fuerza hasta su departamento, todos los hombres entraron y Katherina los siguió hasta el final para intentar cuidarla, le lanzó una mirada de ayuda a Emerick y entró. Él por otro lado no sabía qué hacer, después de todo ella ya no era la esposa de su hermano, pero había una parte de él que le decía que tenía que ayudarla, no le contaría a Kilian de inmediato pero intentaría averiguar que pasaba para tener fundamentos, lo primordial era siempre llevar un paso adelante. Sacó su teléfono para hacer algunas llamadas y se alejó del lugar.

Una vez dentro de su departamento Regina se soltó del brazo de Ferdinant, ya no aguantaba más la situación.

— ¡Quieres que nadie se entere de tus estúpidos planes y eres el primero que se pone a hacer shows en medio de la calle! ¿Quién te crees?

—No quieras cambiarme el tema, ¿Qué fue lo que le contaste a Kilian?

— ¡No le conté nada, simplemente me despedí de él! ¡No soy tan estúpida para arriesgarlo! ¡Sin embargo tú ya tienes la atención de su hermano! ¿Sabes lo que hará? Él puede ir y contarle a toda su familia, ¿y qué harás? ¿Matarlos a todos? ¡A sí! ¡Se me olvidaba que nunca has podido con ellos, siempre han estado a su sombra porque tu familia no les llega ni a los talones!— antes de terminar la frase Ferdinant abofeteó a Regina logrando que se callera, Katherina corrió hasta ella y se agachó para ayudarla a levantarse.

— ¡Considérese hombre muerto!—Gritó Katherina pasando un brazo de Regina a sus hombros.

— ¿Y quién me va a matar? ¿Tu? Ni siquiera eres capaz de decirle a Regina que eres su hermana mayor... Katherina de la Vega. —Regina alzó la mirada hacía ella y Katherina no tenía donde esconder la cara. — ¡Uh lo siento! ¿Querías que fuera sorpresa? Que lastima, a partir de ahora no te meterás más, a donde Regina y yo iremos tú no puedes venir, lo que si puedes hacer es organizarle una maleta ahora, tienes cinco minutos o le pediré a mis hombres que abran fuego contra ti.

—Estaré bien Katherina— susurró Regina y poniéndose de pie caminó hasta el refrigerador y sacó una bolsa de guisantes para ponerla en su boca, mientras ella se recuperaba del golpe Katherina abrió una maleta y comenzó a meter todo lo que Regina pudiera necesitar.

— ¡No tengo todo el día! —Gritó Ferdinant y miró a Regina. — ¿Ella sabe lo que tú y yo sabemos?— le preguntó refiriéndose a Katherina quien se apresuraba en silencio.

—No, no tenía por qué contarle nada a mi guarda espaldas, —Katherina bajó la mirada para que ellos no sospecharan que en realidad sí sabía y Ferdinant continuó.

—No todo es tristeza mi amor, elegí un lugar bellísimo para llevar a cabo nuestra ceremonia, elegí el rancho de tus bisabuelos, un poco lejano sí pero también hay mucho terreno para comenzar nuevas empresas ahí, ¿no crees?

—Te pido por favor que no metas a mis bisabuelos en esto, ellos están muy grandes ya; no aguantarían corajes. —Dijo Regina bajando la bolsa de chicharos congelados.

— ¿entonces que te preocupa? Ya vivieron lo que tenían que vivir. —Bromeó mirándola cruel y la tomó por la cintura obligándola a mirarlo. —Te prometo que en algún punto me amaras, ¿y sabes qué? me reiré día y noche de Kilian, como me gustaría ver su cara para cuando digas que sí.

—Tal vez diga que sí, pero escúchame bien, jamás te amaré, no te confundas; yo amo a Kilian y tú solo eres una copia burda, mientras yo viva te haré la vida un infierno. ¿Me querías de esposa no? Entonces me vas a conocer. — Katherina al mirar el ambiente pesado quiso evitar que de nuevo la golpeara e interrumpió.

—Ya está lista la maleta.

— ¡Perfecto!— Gritó Ferdinant y miró a sus hombres. —Lleven a Regina a mi auto y cuiden que no salga o huya, yo mientras me encargaré de ella.

— ¡No! ¡Ferdinant no le hagas daño ella no sabe nada, te lo suplico! ¡No le hagas daño!—Los dos hombres de seguridad la obligaron a salir mientras ella se resistía. —Oh pero que linda tu hermana, intenta hacerme creer que no te dijo nada, no te preocupes Katherina morirás sabiendo que ella supo la verdad sobre ti.

—Puedes hacer lo que quieras bastardo, podrás matarme ahora si quieres, pero la verdad siempre sale a flote, y entonces tu familia pagará el complot que organizó para asesinar a nuestros padres, tienes razón; si muero moriré orgullosa porque Regina sabe la verdad pero... ¿Qué hay de ti? ¡Ella jamás te amará y vivirás sabiendo que solo está contigo por que la obligaste!—Ferdinant enojado sacó una pistola por debajo de su saco y estudió su mirada.

—Pero tu morirás lentamente...—él le disparó a la pierna para que ella se desangrara y la dejó tirada mientras observaba como se llevaban a su hermana. 

 

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Engatozada: KilianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora