ROUND ONE

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Y aunque Regina ya iba muy lejos por la carretera podría jurar que podía oír el clamor por parte de Kilian, se sentía confundida; su corazón le pedía a gritos volver y arrojarse a sus brazos, volver a oler su perfume fresco y hacer el amor con él hasta ya no poder más, pero su mente quería todo lo contrario; se sentía usada y engañada, y le era completamente raro sentir que lo amaba y lo odiaba al mismo tiempo.

Mientras Katherina manejaba ella iba en el asiento del copiloto sumergida en sus pensamientos adoloridos, ahora miraba a Storm Ville con recelo, a la velocidad en la que iban alcanzó a leer el letrero de "Regrese pronto" y bajó la mirada triste. Katherina la miraba de vez en cuando y quería motivarla pero no sabía que decir para que su corazón no doliera de nuevo.

— ¿Aun le duele alteza?— Regina alzó la mirada después de un buen rato y la miró con los ojos cansados.

—Mientras más nos alejamos más se me quita. —Logró decir con voz queda pero entendible.

—No me gusta verla así alteza, ¿Qué puedo hacer para ayudarla?— preguntó Katherina tras verla sumida en su asiento.

—Hay algo que puedes hacer, ¿te molestaría si me quedo unos días en tu casa? Solo será en lo que busco un departamento para mí, yo entendería si no quieres.

—Alteza, mi casa es su casa, puede quedarse ahí cuanto usted quiera, además soy la única que sabe su secreto, tiene que relajarse; volver a levantarse y luchar por ser feliz.

—Lo sé, pero me siento débil, tengo el corazón adolorido, es como si lo hubieran pisoteado, no me siento lista para ver a mis tíos, tampoco para ver a mis abuelos, después de muchos años quiero estar sola.

—La entiendo, lo sé porque yo me alejé de mi familia por eso; no hubo hechizos ni gatos, pero quería mi independencia, alteza usted tiene una gran vida por delante; es muy inteligente y tiene una gran familia que la apoya, más allá de sus tíos y abuelos; debería ir a España alguna vez, tiene más de cincuenta primos. — Regina la miró de perfil y sonrió un poco por su comentario. — Bueno me refiero a que usted tiene a una familia que la apoya en todos los aspectos, tiene dinero, ahora una increíble habilidad de convertirse en gato, y puede hacer lo que le plazca, hasta cambiar el mundo si se lo propone.

—A pesar de que luces tan ruda eres muy dulce, me alegro de que tú seas mi guarura. —Ambas se sonrieron y disfrutaron el viaje un poco más cómodas.

Cuando llegaron a Londres después de ese tedioso viaje en avión Regina se mudó unos días a la casa de Katherina justo como habían acordado, los delirios sobre Kilian seguían torturándola cada día y cada noche, cada vez que intentaba conciliar el sueño juraba oír su voz e imaginaba todo el tiempo toda clase de situaciones con él, se giraba de un lado a otro sobre su cama y no lograba descansar jamás, mientras los días pasaban más pesado se volvía el intentar dormir, era como si él supiera que ella podía escucharlo, y mientras más días pasaban la ojeras de Regina se marcaban aún más. Y en uno de sus momentos de desesperación nocturnos se paró a las tres de la mañana temblando de ansias por volver a verlo, abrió su cajón y tomando unas tijeras fue al baño y comenzó a cortarse todos los mechones de su cabello hasta dejarlo completamente corto, alguna vez su abuela le dijo que cuando las personas mantenían cabello largo quería decir que cargaban un oscuro pasado. Y mientras cortaba cada mechón con cada parpadeo soltaba lágrimas de coraje, ni siquiera ella podía admitir para sí misma que estaba enamorada de él pero su corazón se lo repetía una y otra vez como si se burlara de lo que ella sentía.

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Engatozada: KilianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora