LAZOS DE SANGRE

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—¡Las presento!—Gritó Eleonor emocionada.—Lía ella es Regina de la Vega, la esposa de Kilian— esto último lo dijo dando pequeños codazos en su brazo y sonriendo.— Y Regina ella es Amelia Luna, pero puedes llamarla Lía.

— ¿Escuché bien? ¿Eres la esposa de Kilian? ¿Kilian te pagó para que dijeras que eres su esposa?—Preguntó Lía confundida.

—Eres la segunda persona que me pregunta eso, no al parecer mi padre y su padre nos casaron cuando yo era una bebé y Kilian un niño de siete años.

—Suena a plan de Maxwell Krentz, mis condolencias; no debe ser fácil ser esposa de Kilian. —Suspiró y al final la abrazó.

—Lo que no es fácil es tratar con su reputación, pero creo que eso está cambiando; a noche fue nuestro primer aniversario juntos ¿y saben que hizo? Le regaló una casa en la playa a mis abuelos. —Todos la miraron extrañados por lo que les acababa de contar y norma a un en su hombro la miraba con la cabeza de lado.

— ¿Estamos hablando del mismo Kilian? ¿Kilian Krentz?— preguntó James Li terminando con el incómodo silencio. — Desde hace cinco años no le conozco una novia formal, así que era eso lo que necesitaba para ser otro, una esposa. ¡Bendita seas Regina!

Aquella mañana Regina se había sentido muy feliz, pues aun que estaba acostumbrada a ser una mujer amada por sus abuelos; nunca había tenido una familia tan grande, sintió tanto cariño y tanta melancolía que por un momento cuando desayunaba se paró al baño excusándose y se encerró a llorar, ¡Gracias a dios aún no estaba maquillada! bajó la tapa y se sentó en la perfecta tasa del baño, escuchó un extraño ruido en la regadera y un poco aterrada se paró despacio y caminó estirando su brazo para abrir la cortina de baño; intentó no respirar y cuando tomó valor la corrió, y para su sorpresa había una caja de arena y una hermosa gata con tonos grisáceos haciendo sus necesidades. La gata comenzó a gritar se paró y comenzó a tapar lo que había hecho con la arena, hasta para eso tenía gracia.

— ¡Perdón! ¡No sabía que estaba ocupado!—Gritó Regina tapando su cara para respetar la privacidad de la gata.

—Soy Rosael, yo tampoco quería espantarte pero escuché que entraste y decidí esperar a que terminaras para salir,—Rosael salió del arenero sacudiendo sus patitas y estirándose frente a Regina se sentó observando que había llorado.— ¿Qué te hizo el bastardo de Kilian? ¡Juro que lo mataré esta vez!

— ¡No! No es por él porque lloro, es solo que jamás había tenido una familia tan numerosa, en México hay muchas pero yo solo crecí con mis abuelos, éramos una pequeña familia; y ahora todos ustedes me reciben tan bien y me hacen sentir tan querida que me...— La garganta de Regina se cerró y no pudo continuar.

—Pues deberías acostumbrarte por que ahora somos tu familia también, lo que tu pasas también lo pasó Eleonor, ella llegó sola, su hermano  había huido y sus padres acababan de morir cuando llegó a la mansión, todos la queremos mucho; además de que sufrió antes de poder ser completamente feliz con Dev, mi padre les hizo la vida de cuadritos, pero ahora todo está bien, uno no nunca sabe cuando cambiará la situación actual, así que mejor disfrutemos hoy, la fiesta de los mellizos estará increíble,— Rosael se giró hasta el dispensador de papel y con su patita lo jaló, con su boca lo recogió y caminó hasta ella poniéndose en dos patitas para alcanzarla y que Regina lo tomara.—Toma.

—Gracias Rosael, eres muy adorable. —Ambas salieron del baño y ayudaron a Eleonor a preparar los Cupcakes especiales para gato, cuando la tarde cayó finalmente se habían despertado todos los demás integrantes con el gen minino, pero cuando Kilian y Devlin bajaron caminaron juntos, al pasar a un lado de Regina, Kilian le guiñó un ojo y se dio dos golpecitos en la oreja, haciéndole entender que le contaría a Devlin lo de su pérdida de oído. Después de la muerte de Maxwell Krentz, Devlin quedó como alfa de la familia, justo como en la vida felina; todos respetaban al alfa y siempre consideraban su consejo como sabio, y Devlin se había ganado ese título después de varios acontecimientos, así que si había alguien que tenía que saber sobre el problema de Kilian era él. Después de una hora de platica Devlin llamó a Rosael, a James, y se contactó con sus demás hermanos para que Kilian les contara sobre su problema, Kilian sabía que después de todo a la hora de la fiesta lo verían con la diadema que Regina le había hecho; así que era mejor aclarar las cosas desde antes. Cuando terminaron su extraña intervención Regina los miraba desde la entrada del jardín, observó como Rosael lloraba y abrazaba a Kilian sollozando. Por primera vez en la historia de los Krentz; Kilian buscaba el apoyo de sus hermanos, todos sin excepción entendieron su situación y terminaron perdonándolo por lo que él hubiera hecho en el pasado, después de mucho se respiraba la paz en la mansión. Al final Kilian caminó hasta Regina un poco callado.

—Está hecho. — dijo sonriendo ligeramente, su cabello negro un poco despeinado lo hacía ver ahora un poco despreocupado.

—Eres muy valiente Krentz, eso que hiciste no fue fácil; estoy muy orgullosa de ti. —Regina lo abrazó por la cadera y pegó su cabeza a su pecho, escuchó como su corazón latía de esa manera que a ella le encantaba, le gustaba mucho sentir el calor de su piel sobre esas playeras que usaba cuando no iba vestido de empresario, y ese día se veía literalmente como el chico malo, una playera blanca con una chamarra de cuero negra, eso y su cabello rebelde con esa barba descuidada hacían que Regina soltara varios suspiros.

—Fue gracias a ti amor, gracias a tu experimento podré disfrutar la fiesta, eso me dio fuerzas para poder contárselo, ahora me siento liviano; deberíamos ir a nuestra habitación, darnos una buena ducha y arreglarnos para la gran fiesta, ¿Qué dices?— Al sentir a Regina abrazándolo sintió ese cariño que es difícil de encontrar, él en verdad quería hacerla feliz, estaba convencido de que ella sería el amor de su vida, y tendría que buscar la manera de convencerla para no firmar esos molestos papeles de divorcio, Regina se alejó de él unos centímetros y lo miró fingiendo pensar sobré su invitación a la ducha.

— ¿No eres de esos gatos que se transforman tocando el agua verdad? —Preguntó divertida.

— ¿Con el agua? ¡Dios no! ¿Qué clase de gato sería?—Se rieron juntos y agachándose cargó a Regina por las piernas y la llevó en su hombro hasta el siguiente piso. Regina recordó cuando conoció a Kilian la primera vez en la pantalla promocional de su empresa, en ese momento se le hacía el hombre más guapo e inalcanzable que pudiera existir, recordó cómo se sintió de nerviosa al querer hablar con él, sus ojos aun eran tan impresionantes justo como aquel día, y ahora ese mismo hombre la cargaba en sus brazos para bañarse con ella, comenzaba a tomar en cuenta no firmar esos papeles, pero una parte de ella le pedía paciencia, mientras disfrutaría de aquel perfecto hombre que estaba dispuesto a hacerle el amor.


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Engatozada: KilianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora