COMO PERROS Y ¿CONEJOS?

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—Y no solo eso Kilian, si todo esto es cierto y esa mujer es la hija de un conde y resulta ser tu esposa... significaría que la mujer a la que acabas de sacar es una princesa, y no cualquiera; familiar directa de los antiguos reyes de España.

—Si crees que voy a salir y arrodillarme para pedirle perdón estas muy equivocado, ¡Mark tu eres amigo y abogado de la familia haz algo! No quiero que la prensa se entere de nada de esto, ¿te imaginas el escandalo? Haz los documentos para firmarle el divorcio y que se vaya al pueblo de donde pertenece.

—Tú más que nadie debe saber que un divorcio de un matrimonio real no es tan simple, y más uno como el de ustedes que nunca convivieron, ¿estabas enterado de esta unión?

— ¿Cómo carajo voy a estar enterado? Mi padre hacía lo que quería de nosotros cuando éramos niños, a los siete años yo no hubiera entendido nada sobre un matrimonio arreglado. — Kilian alborotó su cabello estresado y comenzó a caminar de un lado a otro, se aflojó la corbata y se sentó de nuevo cansado.

Mientras tanto a las a fueras de la empresa Regina se había quedado dormida, hasta que una mujer más parecida a una guardaespaldas la despertó.

— ¿Alteza? ¿Está usted despierta?— la mujer la tocó dos veces con su dedo y Regina en modo de defensa soltó un golpe que la otra mujer supo esquivar.

— ¡Llévese todo! Aquí está mi celular y mi maleta pero no me haga daño. — La guarda espaldas sonrió y se presentó.

—Lo siento, creo que no me he presentado, mi nombre es Katherina Mills y soy la encargada de su seguridad, fui enviada por su tía abuela la antigua reina de España. — Cuando se tranquilizó se paró y le tendió la mano, y fue que hasta que levantó la cara que Katherina vio la herida que ella tenía. — ¿pero quién se atrevió a hacerle semejante herida?

— ¿Esto? Ahh pues el príncipe Kilian Krentz me sacó a la fuerza de su cueva, no te preocupes no es nada, debiste ver cuando mi tía Martha se cayó hace tres años, casi se le sale el corazón por la rodilla.

—Espere... espere... ¿Me está diciendo que el príncipe Kilian le hizo eso?— Le preguntó enfadada y sacó un radio dando un código extraño, tomó a Regina del brazo y un hombre vestido de negro se llevó la única maleta que llevaba Regina. — Por favor acompáñeme alteza. —Ambas entraron de nuevo al edificio y sin decir nada y solo mostrando una placa de la corona la recepcionista las dejó entrar, subieron al elevador y guardaron silencio.

—Oye, en verdad no es nada, mi abuela dice que si me pongo saliva se curará. — Katherina la miró y sonrió al oírla.

—Alteza le recomendaría que me dejara hablar a mí en todo momento, me encargaré. —Las puertas se abrieron de nuevo al piso 42 y volvió a mostrar la placa, abrió la puerta del CEO y Kilian y Mark se quedaron callados.

—Juro que no fue mi idea regresar...— susurró Regina aun tomada del brazo por Katherina.

— ¿Kilian Krentz?— preguntó la mujer seria y Kilian asintió, miró a Regina y observó la herida que tenía cerca de la boca, esta vez se sintió preocupado, él solo quería sacarla; mas no que la golpearan. — ¿Se da cuenta de lo que ha hecho? Usted dio la orden para que la sacaran y mire esto. Uno de sus hombres arrojó a la princesa real Regina de la Vega— Regina abrió los ojos sorprendida por como dijo su título << ¿eso soy?>>, se preguntó intentando no reír de lo gracioso que se escuchaba en ella. — Se enviará de inmediato a prisión al responsable y créame usted está metido en un serio problema.

— ¿Ya acabó?— Katherina lo miró y cuando iba a continuar Kilian la interrumpió. —Ahora... ¿Me haría el gran favor de dejarme a solas con mi esposa?— Regina lo miró extrañada, se suponía que él no lo había aceptado ¿y ahora ya era su esposa?

Engatozada: KilianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora