LA CIUDAD DEL AMOR

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Durante aquel vuelo Kilian se había sorprendido al notar que sería  la primera vez que viajaría en un avión económico. Ángela parecía muy acostumbrada y durmió todo el viaje, pero a Kilian le había tocado sentarse en medio de dos hermanas que parecían hablar hasta por los codos y no solo eso; si no que también le coquetearon todo el camino. Cuando llegaron al pequeño hotel Kilian quiso pagar pero Ángela no se lo permitió.

— ¿Qué crees que haces cara de gárgola? Quedamos que yo pagaría todo en este viaje. — Dijo dándole un golpe en la mano, acción que llamó la atención de Kilian al ver sus manos con guantes, pero sin decir nada guardó su chequera. —Nos da una habitación por favor.

— ¡¿Una habitación?!— gritó Kilian.

—Si Kilian una habitación. — Le susurró Ángela enojada y le regaló una sonrisa forzada al encargado en recepción, tomó la llave y subieron hasta ella. —Kilian... yo voy a pagar todo este viaje, y tú vas a hacer cosas que jamás has hecho, no quiero que te quejes de nada, ¿entendiste?

— ¿Eres mi hermana o mi madre?— Preguntó caminando por el pasillo.

—Puedo ser ambas solo para molestarte, aquí es; entra. —Ángela abrió la puerta y los colores rosas resaltaron la habitación, para Kilian era una decoración  demasiado infantil, definitivamente había estado en mejores Hoteles, pero para Ángela no era así; era la primera vez que podía pagar una habitación de ese precio así que comenzó a brincar feliz por todos los rincones de la habitación. — ¿no te parece una hermosa habitación? Hay un baño, y aquí una cocina y ¡mira! ¡El balcón es perfecto!

—Si...como en todos los hoteles.

— ¡Pero ningún Hotel tiene un nombre tan elegante como este! Les Cafards... suena a nube de cereza. —Esto ultimó lo dijo sobreactuando cual princesa cerca de la ventana.

—Ángela no quiero romper tu corazón pero "Les Cafards" en español significa "Las cucarachas"— Ángela miró al cielo harta de la actitud pesimista de Kilian y tomándolo de la mano lo llevó con ella a la ventana.

—Kilian ¿puedes usar tu imaginación aunque sea una sola vez? Imagina lo siguiente, tu eres un pobre hombre afilador de cuchillos que anda con su bicicleta por las calles de la ciudad de París, hasta que ves que en la fuente central hay una hermosa chica latina comiendo un helado de vainilla, su cabello danza al ritmo del viento de la tarde, y justamente a tu lado pasa un niño vendiéndote una flor y tú le compras una con el único centavo que has ganado en todo el día, así que aunque tienes el rostro lleno de carbón tú te acercas a ella peinándote un poco, ella alza su mirada y sus ojos se encuentran; tomas su mano y la besas, entonces ella sin decirte nada toma la rosa que le has comprado y la huele, te da un rápido beso en la mejilla y se pone de pie, se despide de ti sacudiendo su mano y se aleja.

— ¿Y ya? ¿Solo se va y ya?

—Sí, es un final abierto Kil, ¿tú que crees que pasó después?

—No lo sé.

—Por favor, inténtalo. — Rogó con sus grandes ojos casi color violeta.

—Está bien, él esperando volverla a ver pasó a la misma hora y por el mismo lugar todos los días, pasaron meses pero él no perdió la esperanza, así que siguió así hasta que una tarde la observó sentada, de nuevo comía su helado de vainilla, sin perder el tiempo fue y se sentó a su lado, le preguntó su nombre y ella le dijo que se llamaba... se llamaba...

—Regina— a completó sin miedo. 

—Sí, y ella... ella... ¡Ella lo dejó por imbécil! — dijo al final un tanto desesperado y se sentó en la cama. Ángela sabía que tenía un gran trabajo por delante con Kilian, no podía rendirse tan fácil.

—Es la segunda vez que vengo a parís, la primera disfrute de caminar comiendo un helado, ¿vamos?— Estiró su mano hasta Kilian y lo obligó a pararse, ambos salieron del Hotel "Les cafards" y compraron helados en una tiendita muy barata, Kilian hubiera sido capaz de comprarle un cono con diez bolas de helado pero no; como Ángela los había comprado solo le alcanzó para una bola de helado, y aun que era de saberse que ella no tenía una gran fortuna para ese viaje en realidad Kilian si lo estaba disfrutando, tal vez el dinero no lo era todo.

—He venido a Paris más de veinte veces por negocios y jamás había caminado por sus calles, es sublime. —Ángela sin dejar de comer de su helado lo observó orgullosa. —La torre Eiffel se mira más hermosa desde aquí.

—Ven sígueme. — Lo tomó de la mano y lo llevó a una banquita cercana a la torre.

—Este lugar es perfecto. —Logró decir Kilian intentando recuperar el aliento por haber corrido tanto.

—La mayoría de personas en el mundo vienen a Francia para ver esta torre, pero nadie sabe que tiene historias muy tristes de tras.

— ¿cosas tristes?

—Hace cuatro años un hombre sumamente rico se enamoró de una chica que vendía flores, su propósito era conquistarla y él se prometió que haría hasta lo imposible porque ella fuera su esposa, le compró collares costosos, vestidos bellísimos y hasta un automóvil último modelo ¿y adivina qué? Ella le rechazó cada regalo que él le quería dar, jamás quiso hablarle y él seguía pensando que la única forma de conquistarla era con dinero, así que le siguió mandando cosas y ella seguía rechazándolas, él hombre tiempo después entró en una profunda depresión pues la mujer que él quería lo rechazaba una y otra vez, tanta fue su depresión que comenzó a ir a casinos y apostó hasta quedar en banca rota, perdió su casa por apostar las escrituras también y se quedó en la calle.

—Pobre hombre...

—Y no solo eso Kil, triste sin querer vivir más vino a la torre y la escaló, cuando llegó a una altura precisa se arrojó queriendo acabar con su vida. — Ángela al notar la triste expresión de Kilian continuó la historia. —Había sido un milagro por que el hombre no murió, la mujer que él había querido conquistar observó todo y llamó a emergencias, como el hombre no tenía a nadie ella lo iba a cuidar, él había quedado en estado de coma; y ella le iba a leer todas las tardes, cuando el hombre despertó no recordaba nada, así que la chica lo llevó a su humilde hogar, ambos no tenían en que caerse muertos pero al final se amaron y hasta la fecha son sumamente felices.—A Kilian le había resultado una historia reveladora y ahora creía saber qué hacer para poder tener el perdón de Regina.

— ¿Cómo sabes que siguen felices hasta la fecha?— Ángela le sonrió y acercándose a Kilian le señaló un puesto pobre de flores que estaba a un lado de ellos, y ahí se encontraba una pareja con lodo sobre su piel pero más allá de eso la mujer besaba a su esposo mientras cargaba a un bebé sonriente.

—Son ellos. —Kilian los observó y después de días sonrió de nuevo. —Hasta la fecha cuatrocientas personas se han suicidado en esta torre "Cuando el dinero entra por la puerta, el amor sale por la ventana" es tan cierto ese dicho.

—pero cuando el dinero sale por la ventana el amor entra por la puerta. —Dijo convencido de sus palabras aun observando a la pareja.—Ángela... haces honor a tu nombre, gracias a ti creo saber qué hacer. —Ángela sonrió feliz al ver que su esfuerzo había valido la pena y recargó su cabeza en el hombro de Kilian.

 —Ángela sonrió feliz al ver que su esfuerzo había valido la pena y recargó su cabeza en el hombro de Kilian

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Engatozada: KilianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora