PARTO... ¿EL PASTEL?

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— ¡Regina! ¡Te ves adorable convertida en gata!—Gritó Eleonor al verla mientras cargaba una charola con varios Cupcakes. —Espero que te haya gustado tu collar, quería que tuvieras toda la aventura completa estando en una fiesta de los Krentz.

—Lo que me parece una aventura es caminar con cuatro patas. —Comentó intentando mantenerse en pie.

—Sí, aún recuerdo la primera vez que me puse de pie, pero no te preocupes; Rosael me ayudó mucho, ¿vamos al jardín? Los demás hermanos ya están aquí; te encantarán.

Con esfuerzos logró controlar su caminar y Rosael caminando a un lado de ella se había convertido en un gran apoyo, cuando llegaron a la salida al jardín todo lo que Regina había visto con anterioridad se veía mil veces mejor, tal vez sería porque ahora tenía la perspectiva de gato, las cajas de cartón parecían ser lo mejor del mundo y una gran tentación de meterse en ellas comenzó a invadirla, al igual del aroma del Catnip en los juguetes colgantes ya que al parecer su olfato era mucho más potente de lo normal, su visión era algo borrosa pero cuando se enfocaba en algo lo veía perfectamente, con la mirada buscaba a Kilian pero la voz de los mellizos la sobresaltó.

—¡Tía Regina! ¿Eres tú? —Gritó Stephan en forma de un hermoso gatito negro parecido a su padre, y a un lado de él su hermana Mía también presumía de un increíble pelaje negro, ambos se abalanzaron sobre ella y la hicieron caer riendo.

— ¿Si, soy yo; les gusto mas así?

—¡Necesitarás un nombre de gato tía!—Gritó Mía con voz tierna.

—¿Un nombre de gato? ¿Ustedes que sugieren?—preguntó siguiendo su juego y ellos se miraron pensando.

—Por lo regular siempre ocupan el final del nombre—Dijo Rosael. —Podrías ser Gina.

— ¡Sí! ¡Tía Gina!—Mientras los gemelos seguían jugando con Regina ahora Gina, Kilian se preguntaba desde lejos si esa hermosa gata Siamesa pudiera ser Regina, bajó del castillo de cajas y camino cual pantera hasta ella, Gina lo miró de cabeza al estar acostada y se incorporó casi en segundos cuando lo miró.

—¿Niños porque no dejamos que su tío Lían platiqué a solas con su tía Gina?—Los miniños siguieron a Rosael y los miraban mientras se iban.

—Mucho gusto señorita, mi nombre es Lían; ¿le gustaría tomar un tazón de leche conmigo?—Gina sonrió y también siguió su juego.

—Encantada de conocerte Lían, yo soy Gina; ¿estás seguro de querer tomar leche conmigo? Es que estoy casada.

—Creo que correré el riesgo, podría ser más atrevido ahora y te invitaría a las cajas de cartón, pero estoy seguro que Rosael ya te dio la charla.

—Suena tentador, pero creo que por el momento te aceparé el tazón de leche.

La pareja de gatos se despreocupó y disfrutaron la fiesta, había alrededor de doscientos gatos de toda clase de razas y tamaños, sí fueran gatos normales hubiera acabado en una campal; pero como se trataba de humanos con el gen minino todos se divertían, unos corrían siguiéndose entre ellos, otros jugaban a atraparse en el castillo de cajas y otros cuantos comían Cupcakes hasta atiborrarse. Los demás Krentz se unieron a la fiesta y Romeo uno de los mellizos albinos sacó su mezclador de música y puso el mejor ambiente posible; Eleonor y Lía se reían con ganas al ver a Romeo tocando semi desnudo; ya que prefería solo quitarse la toalla que llevaba en la cintura para poder ser gato cuando quisiera.

—¡Recuerden que su ropa está en el segundo piso! ¡Procuren no volver a ser humanos frente a los demás!—Gritó Eleonor pero al parecer nadie se hizo caso.

—Ya ríndete jefa, en estos momentos no escuchan razones, mejor dame otro panqué. —Lía siguió comiendo y justo cuando todos gozaban de la música de Romeo justo como lo había predicho Eleonor la caja de las plumas explotó haciendo que todos se emocionaran excepto Lía quien había comenzado a sentir una serie de contracciones, por unos minutos más se aguantó el dolor hasta que Eleonor la miró incomoda.

—¿Estas bien Lía?

—Sí, es solo unos cuantos malestares— de repente el dolor de una contracción fue tan fuerte que hizo que su fuente se rompiera, Lía solo señaló el sueño y Eleonor de inmediato se paró de su silla de playa y le jaló la cola a James Li quien jugaba con una bola de estambre.

—¡James! ¡Lía te necesita!— James de inmediato corrió hasta ella y volvió a su forma humana importándole poco que estuviera desnudo, hasta los hijos de Eleonor se burlaron de lo gracioso que se veía.

—Niños ustedes no deben ver eso. — Les dijo Devlin poniéndose frente a ellos, por otro lado Romeo detuvo la música y Gina y Lían dejaron de correr entre las cajas de cartón al mirar la escena.

—Voy a cambiarme, Lía podría necesitar ayuda. —Le dijo Gina a Lían y corrió hasta el segundo piso por su ropa.

—Aguanta un poco más morena mía. —Le decía James a Lía a la vez que le marcaba el número del doctor familiar.

—James... sé que debo concentrarme en respirar pero... estas desnudo y no puedo reír y respirar al mismo tiempo...—Dijo intentando no reír mientras intentaba respirar tocando su vientre.

—Ni siquiera en labor de parto dejas de ser irónica. —Le dijo Eleonor sosteniendo su mano y poniendo en su frente una compresa.

—Creo que será mejor si la metemos y la ponemos en el sofá—Dijo Devlin pero Lía pujó adolorida.

— ¡Maldita sea Dev no soy un balón! ¡Esto duele!—Dev un poco sorprendido metió a los mellizos y acompañó a su amigo James. — ¡Que sucede con el maldito doctor!- volvió a gritar desesperada.

—No lo sé, no contesta; parece tener apagado su teléfono. —Le dijo James acariciando su frente.

—Calma Lía, respira como el doctor te dijo...

— ¡Siento que me parten la espalda!—Volvió a Gritar y Eleonor aguantó el dolor de tomar su mano apretando la suya.

—¿Ya viene el medico?- Preguntó Regina ya cambiada.

—Ni siquiera contesta, y tampoco podemos llevarla a un médico ordinario, no es un embarazo común, preguntarían el tiempo de gestación y cosas que ellos no entenderían. —Recalcó Eleonor.

— ¡Maldita sea! ¡Ya no aguanto más! ¡Si no hacen algo nacerán aquí!—Eleonor y James intercambiaban miradas intentando pensar que hacer y Regina habló primero.

—Yo llevaré a cargo el parto. —Dijo de repente y los demás la miraron sin saber que decir. -Alguna vez vi a mi abuela asistiendo un parto de emergencia, ella era partera— ¡Hecho! —Gritó Lía aceptando.

—¿Estas segura de que sabes lo que haces?—preguntó James temblando.

—Pues nunca lo he hecho pero vi como lo hacía, es mejor que nada; nadie se mueve. —Recalcó Regina.

—Regina tiene razón James, ya no hay tiempo; ¿Qué necesitas Regina?- Ayudó Eleonor.

—Muchas toallas, varias sabanas; unas tijeras esterilizadas, y ropa y cobijas para los bebés, también necesito que la lleven a una de las habitaciones, ¿puedes moverte Lía?

—Sí, con esfuerzo pero si, —Sin ayuda de nadie ella tomó fuerzas y se paró sola.

—Deja te ayudo cariño. —James pasó uno de sus brazos por sus hombros y caminó despacio con ella hasta una de las habitaciones más cercanas.

 —James pasó uno de sus brazos por sus hombros y caminó despacio con ella hasta una de las habitaciones más cercanas

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Engatozada: KilianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora