ILUSIONISTA

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Aquel día llegó a la oficina de Ferdinant quien terminaba una llamada importante, ella aun no podía creer que hubiera firmado los papeles sin leerlos, después de todo ¿Cómo confiar en un Krentz? << ¿Y ahora como confiar en mi jefe si también me miente? >>, Se preguntó mientras se sentaba sin pena en una de las sillas de su escritorio, no podía dejar pasar lo que Ferdinant le había ocultado, y no solo eso; ¿Cuánto más sabía? Él la observó esperando y no le quedó más que entrar en el tema, esta vez ni sus hermosos ojos azul rey ni su linda cara lo salvarían.

—No tenía planeado contarte que yo poseo el gen minino Regina...— Ella frunció el ceño intentando entender lo que él decía.

— ¿Qué tanto sabes sobre mí y sobre Kilian? —Le preguntó usando un tono con el que jamás le habían hablado y él sintió el enojo en su voz.

—Regina...

— ¿Entonces es cierto? ¿Me contrataste porque sabías que yo era su esposa y solo querías molestarlo? ¿Es eso?

— ¡No! Bueno; si sabía varias cosas sobre ustedes pero no lo hice por eso. —Sus palabras se oían tan falsas que Regina captó sus mentiras en cuando salían de su boca, entonces entendió todo.

—Me doy cuenta de que eres muy astuto, —Regina se puso de pie y comenzó a caminar por la perfecta oficina. —Tu familia te hizo averiguar todo sobre Kilian hace años... muchos años y tú te enteraste que él estaba casado conmigo desde que nací, y parece que lo sabías mejor que nosotros, es muy claro... solo así pudiste conseguir todas mis fotografías de "tu colección" porque en esa colección está desde la primera foto que tomé, y si lo pienso bien es algo muy enfermo.—Miró a Ferdinant desde donde se encontraba y el solo sonreía, pero esa sonrisa no era una como las que siempre le daba, era una sonrisa diferente, una un tanto aterradora.—Es como si siempre me hubieran tenido vigilada... ¿Por qué no me estás diciendo que es una locura? —él se paró de su silla y se quitó su saco,  subió las mangas de su camisa y comenzó a aplaudirle, se sentó en la esquina de su escritorio y la miró orgulloso.

—Me impresionas de verdad, me habían dicho que las latinas eran astutas pero tú eres mucho más que eso—Su timbre de voz ahora sonaba frio, era como si hablara con el verdadero Ferdinant, su piel se erizó y siguió escuchando. —Sí me permites puedo agregarle más cosas a tu locura... —Colocó su puño en su barba y fingió pensar sobre el tema. — Imaginemos todo desde el principio, que mi padre si me hubiera contado sobre tu matrimonio, que yo mandé a alguien para vigilarte de cerca; y claro que tú lo dejaras estar cerca de ti. —Regina se puso tensa, la única persona que estuvo con ella desde que se volvió fotógrafa era...—Si... Alfonso, pero recordemos que estamos jugando con las posibilidades, él me mandaría cada una de las fotos que tu tomabas, y cuando le ordenara llevarte al registro civil para que así te enteraras de tu matrimonio, entonces la situación te obligaría a venir a mí, a Londres.

—Pero...—Ferdinant se acercó rápidamente a ella y colocó uno de sus dedos en sus labios para que no hablara.

—shhh en estos momentos soy yo el que dice las locuras ¿no? Déjame continuar. —Su voz severa comenzó a asustarla un poco, si era cierto lo que Ferdinant había dicho él estaba totalmente enfermo. — ¿y qué pasaría si hubiera más? Era obvio que tú y Kilian se conocerían, también era claro que habría tención y que claro que te llevaría con su familia, y como lo hacen siempre con las nuevas parejas quisieran compartir su gen minino, sería una increíble coincidencia que hubiera enviado a alguien a la mansión de los Krentz y que se llevara todos los collares para el hechizo simple y que solo dejáramos el collar de Platino, sabiendo que ese material te mataría.

—Eres un monstruo...—logró decir apenas que Ferdinant le dio la espalda.

—Entonces ellos te salvarían, debo admitir que no me esperaba que Kilian si te diera sus latidos, ¿si sabes que llevas un collar maldito en lugar de tu corazón? Vaya que se enamoró de ti. Aunque bueno, le doy créditos por que el que te mintiera para ganar más dinero fue su idea.

Por la mente de Regina pasaban las imágenes en la mansión de los Krentz, después de todo aunque Kilian si le había mentido le había salvado la vida, su familia no era culpable, Ferdinant se había encargado de arreglar todo para que pareciera lo contrario. Se encontraba en estado de shock, y por si fuera poco Ferdinant comenzó a caminar hasta ella con la mirada más fría que jamás había visto.

— ¿Y qué pasaría si todo hubiera comenzado justo cuando naciste? Los registros de lo que le pasó a tus padres...

—No... Ferdinant llevo años ignorando el tema no quiero oírte hablando de mis padres, a ellos no los metas. —Dijo con la voz entrecortada intentando no llorar.

—Oh cariño será divertido te lo prometo. —insistió para molestarla.—Según los reportes Maxwell Krentz mandó a asesinar a tu padre porque se arrepintió del prematuro matrimonio, y tu madre temerosa por tu vida huyo a México y te dejó con sus padres... sería una lástima que él que mató a tu padre no haya sido Maxwell Krentz, si no Christian Leblanc, mi padre. — Regina sin poder contener las lágrimas más llevó su mano a su boca, no podía creer hasta donde había llegado la familia de Ferdinant por joder a los Krentz.

— ¿¡Qué fue lo que le hicieron mis padres a tu familia para que les hicieran eso!?—preguntó sollozando.

—Simple, meterse con los Krentz; y ah sí, si tú te casabas con Kilian mi familia perdería el derecho a la corona, ¡también nosotros tenemos sangre noble! ¿Crees que es justo Regina? ¡Esa maldita familia nos ha mantenido en las sombras! ¡Desde siempre! ¿Qué tiene de malo que yo tome algo que es suyo? ¿Cómo a la esposa de Kilian Krentz?—Ferdinant tomó el brazo de Regina a la fuerza y le obligó a mirarlo.

—Ferdinant suéltame... me lastimas. —Todo el coraje que Regina tenía se había esfumado, muchas de las cosas que ella había vivido eran una mentira, se sentía cansada y ya no tenía más energía para seguir peleando.

—No te voy a soltar hasta que me escuches, tu y yo haremos ese viaje a México, y no habrá negocios ni lindas fotos que tomar, por mucho tiempo dejé que Alfonso cuidara que nadie más se te acercara, y ahora que tú y Kilian se separaron tu y yo podremos casarnos, cabe mencionar que tú no tienes derecho a decidir nada, por tu bien y el de tus abuelitos que viven en la playa no le dirás nada a nadie, actuarás como si todo siguiera igual, de repente aceptaste viajar conmigo y nos enamoramos tanto en México que nos casamos lo más rápido que pudimos, y sí llegas a buscar a Kilian para decirle sobre esto será peor para ti, hay muchas vidas que dependen de ti, solo piénsalo; si los Leblanc fuimos capaces de matar a tus padres seremos capaces de matar a quien sea que se cruce en mis planes. Ahora saldrás porque te daré el día, tampoco soy tan malo, te daré dos días de libertad y nos iremos a México—él aun confiado intentó besarla pero ella se apartó y salió de la oficina. Se sentía perdida, lo que Kilian le había hecho no era nada a comparación de todo lo que Ferdinant le había hecho a toda su familia, como pudo llegó al elevador y solo pensó en llamarle a Kilian; pero la contestadora le decía que ese número ya no existía.  

  

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Engatozada: KilianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora