GOTAS DE AGUA

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Regina aun que no estaba completamente segura quería dar esos pequeños pasos hasta la regadera con él, y Kilian a pesar de que quería tenerle paciencia ya ansiaba sentirla suya. Ambos sabían que aún no se amaban, era algo más, algo como un pacto de amantes, porque aun que un papel dijera que eran esposos, ellos no se sentían así.

—Creí que a los gatos no les gustaba el agua...

—Les gusta si se bañan con la mujer correcta. —Dijo casi en un susurro besando su cuello, << ¡alerta, alerta! Te estás a punto de meter con el villano, ¡alerta, alerta! >>, escuchó Regina a su yo interior pero prefirió ignorarlo y sucumbir al perfecto hombre desnudo que yacía frente a ella besándola.

—Kilian... tienes que saber que a pesar de que no lo haya hecho jamás, tengo la teoría mas no la práctica, —Kilian se irguió y la miró atento. —Quiero hacerlo contigo, pero no quiero que sea como lo típico...

— ¿A qué se refiere señora Krentz?— dijo intentando controlar su deseo.

—No quiero que le des importancia a mi virginidad, no quiero sentirme como típica niña dando ese gran paso, si entro a ese baño contigo... no quiero que me hagas el amor, quiero que lo hagamos. —Kilian miró el piso sonriendo y después su ojos color hielo se posaron sobre ella.

—Tus deseos... son órdenes. —Estiró su mano para que ella la tomara y Kilian la guió hasta el baño.

El cabello casi negro de Regina se soltó del moño que se había hecho, se quitó su saco y después la blusa ya percudida por el agua de la laguna, aquella ropa interior que llevaba era color vino, tenía una gran fijación por la ropa de ese color, al mirarla Kilian avanzó hasta ella y abrazándola le desabrochó el sujetador, y cuando pasó sus manos adelante dejó que se cayera despacio sin perder detalle de cada una de sus formas, le volvió a tender la mano y abrió la llave del agua, por él calor que hacía se antojaba meterse con el agua fría, así que cuando ambos tocaron el agua sonrieron negando.

—Primero las damas...—dijo levantando una ceja.

—No... los dos, a la cuenta de tres. —Se sonrieron y Kilian comenzó a contar.

—1...2...

—3...— Los dos se arrojaron a la caída de agua y Regina un poco arrepentida por la baja temperatura quiso salirse, pero Kilian la regreso abrazándola.

— ¿A dónde crees que vas? Yo iba a tener piedad de ti, pero si quieres que no tome en cuenta lo que me pediste, perfecto. —A pesar de que el agua estaba helada tenía que admitir que Kilian se veía totalmente deseable bajo el agua, sus largas pestañas hacían que su mirada se intensificara, ahora se había arrepentido de pedirle que ignorara su virginidad, pero ya era muy tarde, Kilian la tomó un poco tosco del brazo y la colocó de espaldas a el recargándola en la pared, Regina no sabía si su respiración se encontraba agitada por el agua fría, por la adrenalina o por que se encontraba a punto de hacerlo con él. Él pasó sus brazos alrededor de ella y perdió todo el control que le quedaba al sentir el agua entre sus cuerpos, tomó el jabón y lo pasó por su espalda observando como cada burbuja recorría la espalda color canela de Regina, sin pudor paseó sus manos por su trasero y después por sus muslos, un poco descarado las llevó hasta sus senos y fue ahí donde supo que ya no podía aguantar más, era ahora o nunca. —No sabes el apetito que tengo, dime que puedes sentirme cariño. — Le susurró al oído y sin esperar a que respondiera metió dos dedos a su boca, sin aguantar más se unieron, Instintivamente Regina tocó el brazo de Kilian y lo rasguñó, no le importaba en lo más mínimo el dolor; estaba en los brazos del hombre más guapo y perfecto del mundo, y con eso bastaba. Podía sentir mordidas de Kilian en sus hombros mientras que él la tenía totalmente rodeaba por la cintura, era como estar en las garras de un tigre. Habían perdido la noción del tiempo, para ellos se había detenido mientras se disfrutaban. Cuando salieron del "baño sagrado" se encontraban totalmente relajados, habían soltado tensión y así con las batas de baño durmieron abrazados en su dormitorio.

Y aunque Kilian no había sido nada tierno y en vez de eso fuera más salvaje a Regina de cualquier manera le había parecido el momento más mágico de su vida. Por momentos abría los ojos y miraba a Kilian mientras dormía, tan solo lo había conocido hace tres días y ya se había entregado en cuerpo y mente a él, ¿Por qué tenían que atraerle tanto los villanos? Era un don que seguro un hada le dio cuando nació. <<"De ahora en adelante, vivirás enamorándote de los hombres malos">>, Imaginaba a su hada madrina diciéndole. Lo cierto era que el villano era más encantador que cualquier príncipe azul, podía transformarse en gato, era honesto con ella y hacía el amor de maravilla, ¿Qué más podía pedir?

— ¿Eres feliz viéndome dormir?— preguntó Kilian con voz seductora sin abrir los ojos.

—Podría ser mi nuevo hobbie, es como terapéutico mirarte dormido, mientras no tenga que despertarte de un hechizo de sueño por una manzana envenenada.—Aun con los ojos cerrados Kilian sonrió, abrió un ojo y la miró.

—Tengo que admitir que jamás había visto un color más perfecto que el de tu piel... es como si estuvieras hecha de canela... te me antojas con un té de manzana.—Tomó un mechón del cabello de Regina y lo pasó de tras de su oreja estudiando su rostro, su nariz no era delgada, pero era respingona, su boca sí que era fina, era como si alguien la hubiese pintado a mano cuidando cada detalle de esos sub tonos carmín, y sus ojos ¡sus ojos lo volvían loco! Sonreía con ellos más que con su boca, y esas pestañas la hacían verse coqueta, cada parpadeo podría provocar un huracán dentro de él.

—Jamás nadie me había dicho algo tan lindo, — entonces Regina quiso decirle algo igual de lindo. —Tu piel es tan blanca como la leche, y cada vez que la veo se me antoja con galletas. —Ambos se miraron y sin aguantar más se carcajearon hasta que el estómago les dolió.

—Podrías escribir un libro de poemas y se vendería como pan caliente en la sección de comedía.

—No te muevas, —Le ordenó Regina y tomó su cámara, lo enfocó y Kilian mantuvo esa sonrisa que Regina le había provocado, para ella era la mejor foto, Kilian semidesnudo, su cabello alborotado haciéndolo ver sexi y esa sonrisa de tiburón que le encantaba, la guardaría para la posteridad.—Perfecto.

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Engatozada: KilianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora