SOLTANDO LA LENGUA

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Un poco insegura cruzó la puerta, en verdad estaba sorprendida por que no sabía qué hacía Kilian en un lugar como ese, y por supuesto que a pesar de tener muchas ganas de verlo aún había cierta incomodidad, el día de ayer se odiaban y hoy cenarían juntos.

—Me alegra que no hayas venido de gala, así estas perfecta ¿quieres ver que estoy cocinando? Ven sígueme,—Kilian tan solo dio cinco pasos y ya estaba en su pequeña y ahora humilde cocina, varias ollas simples y una pequeña mesa de madera con dos sillas, Regina dejó su bolsa en el pequeño sofá y caminó a la cocinita con él, Kilian tomó la tapa y alzando una ceja la miró deseoso de ver su reacción. —Quiero saber tu opinión. —Cuando quitó la tapa Regina se dio cuenta que lo que Kilian cocinaba era la crema de coliflor, algo que se le hizo muy tierno ya que él nunca cocinaba, miles de sentimientos volaban dentro de ella pues sabía que sería su última noche con Kilian, << ¿Cómo poder ocultarle lo que ahora sé?>>, Pensó notando su entusiasmo y orgullo al haber hecho algo que ella le enseñó.

Y fue entonces que su corazón y la razón habían intercambiado lugares...

Y fue entonces que su corazón y la razón habían intercambiado lugares

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Entonces ella dijo sus primeras palabras desde que llegó

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Entonces ella dijo sus primeras palabras desde que llegó.

—Huele deliciosa, —Con uno de sus dedos tomó un poco de la mescla que Kilian tenía embarrada en la nariz y sonrió, —Y la mescla esta buena. —Kilian le dejó ver su perfecta sonrisa y le indicó que esperara mientras el caminaba hacía el pequeño refrigerador.

—Después tendrás que pasarme la receta de la salsa de habanero, y bueno, hice un zumo de limón, ¿crees que le falta algo a mi versión de la crema?

—Deja me ver—Regina tomó la cuchara sin miedo y tomando un poco de la crema la puso ardiendo en su mano para probarla ahí, Kilian se sorprendió.

— ¡Ten cuidado! ¡Te quemarás! —Pero a ella no le importó y la probó como si nada pasara. —Olvidaba tus súper poderes de mujer latina, manos resistentes al calor. —Ella se rió de solo oírlo decir esas cosas y pensó en lo que le faltaría al guiso.

—Muy bien presta atención porque será la última vez que verás como lo preparo. —Por un segundo se dio cuenta que acababa de decir que se iría para siempre y siguió hablando para que Kilian no sacara conclusiones. —Simplemente le agregas un poco de sal y pimienta al final, en México le agregamos consomé de pollo pero aquí no hay. —Cuando alzó la mirada a Kilian notó que él solo la había mirado a ella y no al proceso. —Kilian... ¿puedes repetir lo que te acabo de decir?

—Sí es muy fácil, que aquí no hay sal y pimienta; así que me tengo que ir hasta México para buscar consomé de pollo. —Al escucharlo hablar tan serio Regina no pudo evitar reírse a carcajadas, después de cinco minutos esas carcajadas se convirtieron en ataque de risa y Kilian aún no podía entender que había dicho. — Muy bien, yo serviré y tu pondrás la música, ya hay un disco puesto en el DVD solo presiona Play. —Regina obediente caminó frente al televisor y presionó el botón, entonces la música que escuchó la desconcertó ya que era música de mariachi. —sorpresa, quería que oyeras algo más familiar. —Y aun que era algo muy raro en Kilian había sido un lindo detalle.

— ¿Tu oyendo música Mexicana?— preguntó sentándose para comer mientras él hacía lo mismo.

—Si bueno, es que estuve casado con una mujer mexicana, siempre cocinaba bailando y cantando música latina, comenzaba a acostumbrarme. —Kilian llevó sus manos a su mentón y la miró probar el platillo. — ¿Y entonces? ¿Qué tal quedó?

—Ya te puedes casar,— dijo aun con la boca llena.

— ¿Ya me puedo casar? ¿A qué te refieres?—Preguntó al no comprender lo que ella dijo.

—Es cierto, a veces lo olvido; cuando alguien es soltero y cocina muy bien los mexicanos le decimos que ya se puede casar, como aprobando que ya está listo para dar ese paso, a veces se lo decimos a cualquiera; más que una aprobación es una especie de broma.

—Ustedes los mexicanos son raros, son como algo... exótico, todo el mundo quiere uno—Regina rió ante su ocurrencia y siguió comiendo, —dime alguna otra cosa parecida que ustedes digan, es interesante.

—También es como decir "No es nuevo pero da el gatazo" ¿Cómo lo explicarías?— le preguntó mientras el disfrutaba mirándola.

—Me suena a gato que se cae tantas veces que ya no es algo nuevo. —Sonrió al oír sus propias palabras y Regina soltó una fuerte carcajada.

—No, eso lo decimos para referirnos a algo que usamos; que no es nuevo pero aparenta serlo, como la imitación de un reloj o haberlo comprado más barato, justo como mis tenis ahora, son más falsos que Ferdinant. —Ella entendió su propio chiste pero para Kilian era extraño que ella hablara así de él, algo comenzaba a sospechar, entonces cambio de tema. —Pero bueno, ya continuaremos más tarde con las clases de... ¿mexicano? — se preguntó a si misma al no saber si era correcto llamarle así. — ¿Qué le pasó a tu antigua casa?

—Me di cuenta que era muy grande para mí solo, la otra vez hacía limpieza y encontré una habitación que jamás había visto ¿puedes creerlo? Así que la vendí y me compre esta joya, es cómoda.

— ¿También tu auto era mucho para ti?— preguntó curiosa al no verlo a fuera.

—No lo necesitaba, no uno tan caro, así que mientras manejaba en esta dirección encontré a un anciano pobre y se lo regalé. —Regina comenzó a toser mientras tomaba agua y como buena latina tronó sus dedos frente a su cara para no ahogarse.

—Déjame ver si entendí, ¿tú le regalaste tu Ferrari a un indigente? ¿Escuché bien?—Lo cuestionó aun sin poder creerlo.

—Sí, jamás olvidaré su cara cuando le entregué las llaves, no cambiaría ese momento por nada en el mundo, después junté todos mis trajes de marca y los vendí en una subasta, no te imaginas cuantos interesados pujaron por los trajes de sastre del Príncipe Kilian, ese dinero se lo di a una mujer que no podía caminar, tal vez con esos dos millones pueda al fin llevar a cabo la operación que tanto me mencionó. Pero bueno, ya basta de hablar de mí, ¿cuéntame; que tal es el trabajo con Leblanc? ¿Te está gustando el mundo profesional de la fotografía?— Regina suspiró y comenzó a fingir, lo que no sabía era que Kilian tenía un sexto sentido que lo hacía saber cuándo ella mentía, aun así la escuchó.

— ¡si! Pues todo va mejor de lo que esperaba, ahora fotografío a modelos y a veces lugares que parecen de ensueño, me... me paga muy bien. —Un poco tensa volvió a darle atención. — ¿Y tú? ¿Cómo va Krentz Corp?

— ¡Oh! ¡De maravilla! De hecho le regalé la empresa a Emerick...

— ¡¿Qué hiciste que?! —Gritó parándose de su silla —No te creo, es que ¿Por qué? tu amabas esa empresa... ¡era tu vida!—Él al verla desconcertada se paró también y caminó frente a ella.

—Eso era antes, ahora mi vida eres tú, el dinero me importa un comino, no lo necesito en mi vida; porque por él perdí a mi esposa, uno aprende de sus errores y no pienso repetir los míos... Te amo y eso jamás va a cambiar.


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Engatozada: KilianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora