NUESTRO ULTIMO ENCUENTRO

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Regina de inmediato se enderezó en su asiento y cuando observó la mirada culpable de Ferdinant no le quedó ninguna duda de la verdad. Y justo en el momento en que Ferdinant iba a hablar su celular sonó.

—Sí, voy para allá. — Y colgó apenado. — Me gustaría quedarme para aclarar este tema pero tengo trabajo. —Regina se puso de pie al mismo tiempo que él para seguirlo; ya que aún era su jefe, pero Ferdinant la detuvo. —No te preocupes Regina, puedes quedarte para que soluciones de una vez este tema de tu divorcio, nos conviene que esto se aclare para nuestro viaje. — Dijo con voz fuerte para que Kilian escuchará y sonrió al notar que él se encontraba un tanto furioso. Regina por otro lado se sentía completamente incomoda, su jefe se iba y justo se quedaría sola con quien menos se esperaba, pero claramente sabía que en algún punto tendría que afrontarlo justo para firmar el divorcio.

—Entonces te veré más tarde... Ferdinant. —Comentó conteniendo su enojo por su secretito, él sin ningún temor se acercó a ella y tomándola por la cintura le dio un muy cariñoso beso en la mejilla, le susurró algo al oído y se fue sonriendo, pero Regina sabía que esa actitud solo era para enfadar a su actual y futuro ex esposo. Decidida y con actitud madura se volvió a sentar.

—Bueno... aquí estamos, ¿que se tiene que firmar?—Preguntó tomando las riendas, por ningún motivo iba a permitir que Kilian la acabara como siempre, él al mirar su actitud sonrió y observó cada detalle de su rostro, había soñado por días el volver a verla, de oler su perfume de nuevo y de volver a oír su encantadora voz que lo volvía loco. Regina bajó la mirada a los papeles y podía sentir el peso de la mirada de Kilian sobre ella, ella estaba completamente segura de que si no fuera porque estaban en una plaza pública Kilian ya se hubiera lanzado encima de ella, podía sentir su deseo en el aire. —Kilian... —Le habló para sacarlo de su fantasía en la que se encontraba y el parpadeó prestándole atención.

—Yo ya los firme, solo falta que tú los firmes, no te presiones; no tienes que hacerlo exactamente ahora, puedes llevarlos a tu casa y mandármelos después, así los leerás con más calma y si no te parecen puedes buscarte un abogado para que se cambien algunos términos. — << ¡Maldita sea su perfecta voz ronca y varonil! ¿Por qué tiene que ser tan maldita sea sexi aun?>>, pensó Regina al mirarlo concentrado señalando varios renglones del papel, sus ojos seguían siendo los más perfectos para ella, y su cabello oscuro seguía perfectamente suave y ondulado, hasta que ella también admitió a sus adentros que ella también deseaba que él se lanzara sobre ella, así que se acercó un poco más a él "para leer mejor" lo que él le enseñaba, él al notar que se había acercado la miró por un segundo y sintió un poco de orgullo. Cuando Regina comenzó a sentir el calor que emanaba su cuerpo regresó a su lugar, <<no, no puedo ser tan fácil, tengo que soportar>>, Dijo a sus adentros intentando controlar a su corazón, dicho que le dio un ligero dolor el en pecho.

— ¡Disculpe señorita!—Gritó a una mesera que pasaba por ahí. — ¿podría traerme un café por favor?

—Y a mí un té de canela con manzana—Dijo Kilian sin hacer tanto alarde, y la mesera se fue, y esas simples palabras la hicieron recordar la vez que el comparó su piel con la canela, otro dolor fuerte le dio y se recargó en su asiento él la observó y también se sentó en su lugar.

—Me pones las cosas muy difíciles, y aun que quiero ignorar el maldito tema... no puedo disimular el dolor que me causas.

—No te preocupes, está será la última vez que me ves, —Esas palabras detuvieron el dolor que sentía y lo miró ahí sentado serio, él al parecer seguía siendo el mismo hombre frio de siempre. —solo necesito que firmes, no tenemos que hablar sobre temas pasados, en cuanto pongas tu firma ahí se termina todo. —Por dentro Kilian se maldecía una y otra vez, el fingir que seguía siendo un bastardo le costaba trabajo, pero ahora solo era cuestión de tiempo. —Pero como empresario te advierto sobre Ferdinant...

— ¿Cómo es posible que él tenga el gen minino?— preguntó sin dejarlo terminar.

—Hubo una época en la historia en la que la familia Krentz se separó, esa familia de Gatos con gen minino eran conocidos como el Clan Leblanc, siempre han sido enemigos de los Krentz, ellos tienen varios artefactos históricos que se robaron de nuestra propiedad varios cientos de años atrás, y bueno, Ferdinant y yo somos primos lejanos , siempre hubo rivalidades entre nosotros, de hecho la revista es la principal rival de la revista de Rosael, siempre quieren ser mejores que nosotros, y sus padres hasta tuvieron exactamente diez hijos para que pelearan con nosotros, Ferdinant investiga todo, y cuando digo todo; me refiero a todo lo que hago en mi vida, que empresas manejo, que asuntos tengo con mi familia, con quien tengo asuntos personales y de ahí se basa para dar su siguiente paso, siempre es así.

— ¿Estas insinuando que me dio trabajo porque sabía que yo era tu esposa?

—No me gustaría insinuarlo, pero sí; te lo dice alguien quien lo conoce, tampoco puedo decir que es un total imbécil, él sabe hacer su trabajo y por eso es uno de los mejores empresarios en el mundo, sabe ganarse a la gente, pero cuando se trata de joderme... —Regina prefirió terminar la conversación y tomando rápidamente el café que le habían traído se paró y se estiró el saco.

—Entonces yo revisaré cada detalle de los papeles y los enviaré a la dirección que pusiste en el sobre. —Dijo seria intentando no mirarlo. —Gracias por esto Kilian...

—No, gracias a ti, ahora podré seguir haciendo más negocios estando soltero— dijo haciendo una pequeña broma personal. —también serás libre de hacer lo que tengas que hacer con Ferdinant, viajes y de más.

—Si... —Adiós Kilian... —tomó su bolsa y la voz de Kilian la frenó.

—Por cierto... espero que a ti no te esté costando dormir todas las noches, porque para mí es un infierno dormir sin ti. —Regina lo escuchó de espaldas y cerró sus ojos mordiendo su labio inferior, cuando se giró Kilian le daba un sorbo a su té de canela, entonces ella enojada se acercó a él y quitándola taza de sus manos la arrojó a las jardineras que había a un lado y él la miró atento.

—Deja de hacerme creer que yo soy la villana, deja de hacerme sentir mal; si tú me hubieras dicho la verdad desde el principio en este momento yo no estuviera pensando en firmar, estaría sentada contigo frente a la piscina de la ninfa besándote pensando en nuestro futuro, tú lo arruinaste, suficiente tengo con verme al espejo todas las mañanas y ver mis ojos tristes por ti. —Sacó  el folder de nuevo y firmó ahí mismo el acta, enfadada  le pegó los papeles en el pecho, sacó  su cartera y dejó un billete para pagar la cuenta de lo único que habían consumido y se retiró.

Kilian no se había dejado impresionar por las palabras que le acababa de decir, ya que él mismo sabía que él era el culpable de todo, y lo único que le quedaba era seguir con su plan, no sería un hombre de poca fe nunca más, a fin de cuentas había logrado su cometido; ella había firmado. 


Engatozada: KilianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora