Capítulo 15: ¿Cita?

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Inspira... Espira...

Inspira... Espira...

Inspira... Vale, esto no funciona.

Llevo corriendo unos 15 minutos sin parar porque me quedé dormida al intentar desestresarme y ahora me ha pasado factura. Llego a la estación justo a las 6, que suerte he tenido, y me agacho apoyándome en mis rodillas para recuperar algo de aire.

Menos mal que llevo vaqueros y no me retrasa tanto como una falda, miré hacia los lados buscando a Katsuki, el cual se acercaba a mi con las manos en los bolsillos de los vaqueros, con una camisa negra debajo de un abrigo negro y sus gafas de sol.

Me incorporé rápidamente y me pasé los dedos por el pelo intentando arreglarlo un poco.

-Katsuki: Se te había olvidado, ¿no?-

Mientras me lo decía alzaba una ceja, eso era mejor que decirle que me había quedado dormida, pero mi sistema nervioso actúo antes que la información del cerebro, por lo que lo único que dije fue mi característico "¿Eh?" y me quedé tan tranquila.

Él, gracias a Dios, pasó de mi, y me cogió de la muñeca para adentrarnos en un tren. Rápidamente buscó un sitio y me arrastró hacia allí, sin importarle la gente que había por el medio, él los empujaba y yo pedía disculpas. Buena combinación.

Al sentarnos, Katsuki dejó salir un suspiro, sonaba agotado y enfadado, se podría confundir con un bufido; cerró los ojos y se puso las manos detrás de la cabeza simulando una almohada. Me miró de reojo mientras respiraba tranquilamente.

-Katsuki: No te disculpes por todo, es molesto.- Abrí los ojos, así que ni le importaba la gente, ni sus sentimientos ni, para rematar, sus pensamientos. Dios, eres genial.

-_____: Per...- Me callé al darme cuenta de que iba a disculparme y de su mirada asesina. -Está bien.-

Él volvió a cerrar sus ojos y no volvimos a hablar, ni siquiera a mirarnos, hasta que tuvimos que bajarnos en nuestra parada. Salimos igual que entramos, abriéndonos paso a través de la multitud.

Al salir de la otra estación, salimos a una especie de parque, aunque no tenía ningún juego para niños, sólo había fuentes, árboles y un camino con bancos, vamos lo más común del mundo. Sólo que aquí no había ni un sólo transeúnte, ni una cafetería o heladería, ¡ni siquiera un kiosko donde comprar una botella de agua!

Nos aproximamos a uno de los bancos de madera, parecía que se iban a romper en cualquier momento, y más cuando Katsuki se tiró, prácticamente, encima de uno para sentarse.

-Katsuki: Aquí no nos encontraremos a nadie.-

No, si hasta ahí llego. 

-_____: Está un poco desierto. ¿Vienes aquí a menudo?-

Él recostó su cabeza hasta sólo mirar el cielo.

-Katsuki: Venía, cuando era pequeño.-

¿Cómo una madre podía traer aquí a su hijo?

-_____: ¿Jugabas solo?-

-Katsuki: No iba aquí a jugar.- Me miró molesto mientras se sentaba encarándome. -Me escabullía de mi casa hasta aquí para estar solo.-

Wow, su madre no tenía culpa de nada, él es el asocial. Pero ya que estamos preguntando.

-_____: ¿Y por qué venías aquí?-

-Katsuki: A ver, maldita mocosa, ya te lo he dicho, quería estar solo y tranquilo.-

¿Maldita mocosa? ¿Mocosa? ¡Pero si tengo tu edad!

-_____: ¿¡Eres antisocial!?-

Explosión va, gracias a Dios no se dirigía hacia mi cara, sino que la hizo hacia un lado. Me miró con furia retenida en sus ojos, y lo peor es que seguía viéndose tremendamente atractivo.

-Katsuki: Sólo no soporto a la gente, gente como tú.- Ay, eso si ha dolido. -Ahora cállate.-

Me aguanté un lloriqueo que amenazaba con salir de mi interior, Katsuki es cruel. Me apoyé en el banco buscando una posición cómoda, y con eso en mente cerré los ojos.

Sólo había un problema, cuando pierdes un sentido los otros se desarrollan, provocando que sientas mejor lo que pasa a tu alrededor. Parecía que su olor se había incrementado, olía a su ya conocida colonia, la cual me dislocaba. El viento era fresco y aunque estos días hacía frío hoy sentaba muy bien.

Me preguntaba en que estaría pensando, en sí tenía los ojos cerrados o abiertos, si se arrepentía de haberme traído, ¡ni siquiera sabía en donde estábamos! Si me dejase sola no sabría volver, lo más probable era que me perdiese. Yo caminaría en línea recta, hasta que encontrara un taxi y me trajera a mi casa, y claro que la factura me costaría un ojo de la cara y medio riñón.

Desplacé mi brazo hasta que este rozase con su pierna, lo dejé allí y no me moví. Él no hizo nada, por lo que, casi escapando un suspiro, lo dejé allí.

Acompasé mi respiración con la de Katsuki, sintiéndola cada vez más tranquila y pesada. La siesta de esta tarde no me ha servido para nada. Reí internamente al pensarlo, que pérdida de tiempo, aunque ahora estaba con Katsuki y, por primera vez, sin ninguna tensión y totalmente relajada.

Frío, hacía frío. 

Demasiado frío.

Esto no era ni medianamente normal, antes no hacía ni la mitad de frío.

Abrí mis ojos, para encontrarme a Katsuki cargándome como recién casados, inmediatamente subí mis brazos aferrándome a su cuello por miedo a que me soltara y alcé la mirada encontrándome con la suya. Me miraba serio aunque no tenía el ceño fruncido, no tenía ningún ápice de enfado, simplemente estaba en su estado natural, totalmente neutral. Le importó poco todo y siguió caminando, conmigo todavía en brazos.

Miré alrededor y ya había anochecido. Íbamos por unas calles que no conocía de nada, eran bonitas pero al estar tan desiertas me provocaban escalofríos, junto al viento dándome más frío. Aunque, ahora que me fijo, me di cuenta de que tenía su abrigo puesto, y él, simplemente, estaba con su camisa, remangada hasta los codos, la cual le quedaba como un guante.

-_____: ¿Qué hora es?-

Hasta mi voz sonaba adormilada, y lo más seguro era que si me bajase me cayera del sueño y la falta de energía.

-Katsuki: Algo más de las nueve. Ya falta poco.-

Asentí y me recosté en su pecho, era cálido y olía bien, estaba en la gloria. Siguió andando como por unos 10 minutos seguidos y se adentró en mi barrio, esto ya lo conozco. Me bajó cuando llegamos a mi casa, me quite su abrigo y se lo devolví, él me agradeció con la cabeza y me golpeó con su dedo corazón en la frente, cogiendo impulso con ayuda del pulgar, cerré los ojos por el susto, aunque realmente casi no dolió.

-Katsuki: Duerme, mañana nos vemos.-

Asentí y cuando él desapareció de mi vista, abrí la puerta y me dispuse a entrar, ¿como podía haber sido tan caballeroso? Me puso su abrigo, me cogió en brazos, me llevó hasta la estación (porque dudó que haya venido andando), y me volvió a coger hasta llegar a casa. Es totalmente adorable.

Con un suspiro de ensoñación y alegría, fui hasta mi cuarto y me tumbé hasta estar totalmente extendida, cogí una almohada y cubriendo mi cara, grité lo más que pude, intentando callarlos con el cojín.

No sé si debía considerarlo una cita, pero si lo era, había sido la más rara del mundo.



Holiiiiii, qué tal??? Yo estupendísimamente genial, no se si esa frase está bien escrita o si existe, pero me da igual!!! Lo siento por las que os hayáis emocionado por la foto y luego que no haya lemon, pero ya que estamos, era imposible resistirse a poner esa foto y, en mis historias NO va a haber lemon, nunca... Creo.

Espero que os haya gustado angelitos caídos.

Hasta el próximo capítulo mini-explosiones!!!

Te quiero aquí... (Katsuki Bakugou y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora